Estos basidiomicetos, que antaño se incluían en un único orden (Agaricales)
forman los cuerpos fructíferos conocidos vulgarmente como
setas, que constan de un sombrerillo (píleo)
y un pie (estipe), y que se descomponen con rapidez (como cualquiera que haya recolectado
unas setas en el campo y las haya dejado en una bolsa de plástico habrá podido comprobar).
Muchos son saprofitos descomponedores (ej.: el
champiñón )
o ectomicorrizógenos (ej.: el
níscalo ),
aunque también hay especies parásitas de otros hongos o de
las plantas .
Desde el punto de vista humano, su interés estriba en que muchas setas son
comestibles ,
y varias especies son cultivadas con tal fin. Sin embargo, hay setas
venenosas
que pueden llegar a ser mortales. Otras son empleadas con fines médicos, e incluso en ceremonias
religiosas o como
alucinógenos .
También hay setas
bioluminiscentes .
Por supuesto, numerosos animales se nutren de las setas, especialmente
insectos
(es bastante normal encontrar orugas y gusanos dentro de las setas ya maduras) y moluscos, aunque
los mamíferos también las consideran un excelente bocado. En otros casos, la asociación es más estrecha;
hay especies de insectos sociales que cultivan auténticos jardines de hongos. Por ejemplo,
Termitomyces
está obligatoriamente unido a ciertas termitas, mientras que las hormigas
cortadoras de hojas prefieren a Leucoagaricus gongylophorus.
Aunque hay agaricoideos ubicuos, que aparecen en cualquier sitio y casi sobre cualquier cosa,
estos hongos suelen preferir determinados sustratos para desarrollarse (y, en algunos casos,
están restringidos a ciertas áreas geográficas). Así, hay especies que aparecen en el suelo
(terrestres), en la madera (lignícolas), en hojas (folícolas), en estiércol
(coprófilas), sobre musgos (muscícolas), en lugares quemados (antracófilas),
en prados, jardines, bosques, dunas, etc.
La reproducción asexual es rara, algunas especies producen pequeñas esporas, los oídios,
que también pueden actuar como espermacios (no confundir con los oídios fitoparásitos, los
Erysiphales. También hay casos de producción
de clamidósporas y esclerocios.
En cuanto a la formación de los basidiocarpos, éstos parecen surgir de la noche a la mañana
(en ocasiones dando lugar a
corros de brujas ).
Lo que ocurre es que primero se forma un primordio o botón, de pequeño tamaño, cuyas
células se alargan luego con rapidez. La fuerza de este crecimiento es tal que algunas setas
pueden llegar a levantar el asfalto. En cuanto al desarrollo del himenio, puede ser
hemiangiocárpico
(durante los primeros estadios está
protegido por algún tipo de membrana),
gimnocárpico
(siempre está al descubierto) y pseudoangiocárpico (primero aparece al aire, luego queda
protegido por el margen recurvado del píleo y al final vuelve a descubrirse). Las características
de las setas, empleadas por los taxónomos para clasificarlas, pueden verse en
esta página. La época más común para la aparición de setas
es el otoño, al menos por nuestras latitudes, aunque también hay especies que fructifican en
primavera o a lo largo de todo el año.
Asimismo, en taxonomía es muy importante el color de las esporas en masa. Para ello se obtiene la
esporada ,
poniendo un papel o plástico debajo del píleo y recogiendo las esporas liberadas.
Otros caracteres taxonómicos importantes son las reacciones coloreadas frente a ciertos reactivos, o
el color y olor en fresco de la seta (algunos olores son llamativos: a patata, a gas, a anís,
espermático, afrutado...). Por supuesto, también hay que fijarse en las características microscópicas
de la seta y del himenio.
Los hongos agaricoideos se ubican en 3 órdenes dentro de la clase Agaricomycetes:
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