Incluimos aquí a los yesqueros (llamados así porque a partir de sus
basidiocarpos se obtenía la yesca) y hongos relacionados. Se trata
de un grupo polifilético con más de 1200 especies descritas, que
hoy se disponen, sobre todo, en los órdenes Cantharellales,
Gomphales, Hymenochaetales, Polyporales y
Thelephorales.
Al igual que en el caso de los
gasteromicetos, algunas familias se incluyen en órdenes típicamente
agaricoides, como Agaricales, Boletales o
Russulales.
Sin embargo, resulta útil mencionar el viejo orden de los afiloforales
(Aphyllophorales), donde todas estas especies se incluían hace años,
en aras de la claridad expositiva. Para que sirva de referencia, adjuntamos una relación de las
clases y órdenes del subfilo
Agaricomycotina.
Es un grupo heterogéneo donde abundan los
descomponedores de madera. A
efectos prácticos, podemos considerarlo un cajón de sastre taxonómico donde
se han incluido hongos con himenio de
desarrollo gimnocárpico (las esporas se desarrollan y maduran al descubierto). Los
basidiocarpos son de formas variadísimas, en general
no putrescentes (o sea, pueden
permanecer mucho tiempo sin descomponerse). Pero debemos insistir: la similitud de
los basidiocarpos no implica parentesco cercano.
Son muy importantes como
degradadores de celulosa y lignina; su papel en el reciclado de la madera
es esencial para la biosfera. No obstante, algunos pueden atacar a árboles
sanos, llegando incluso a matarlos:
Piptoporus, Fomes,
Phaeolus,
Ganoderma,
Stereum,
Trametes, etc. Su modo de
actuación es similar: funcionan como parásitos de heridas. Si sus esporas encuentran
una «puerta abierta» al interior del árbol (Fig. 1), lo colonizan y comienzan a descomponer la
madera. Si el árbol logra compartimentar la zona afectada, la lesión no pasará de ser
local; en caso contrario, toda la madera se descompondrá. A un observador, el árbol le
parece absolutamente sano, ya que su podredumbre interior no se aprecia. Cuando el hongo
ya está «harto» de alimentarse, forma los basidiocarpos, que a veces resultan muy
decorativos pero que son indicio del lamentable estado en que se encuentra la
planta. Finalmente, el árbol morirá, de forma aparentemente súbita, y los hongos
descomponedores de madera, así como muchos otros organismos, podrán seguir
funcionando como saprofitos, pues tal cosa son en realidad. Lógicamente, la mejor
manera de luchar contra estas podredumbres fúngicas es evitar la aparición de
heridas en los árboles. Además, cuando se realice una poda, ésta se hará
correctamente, desinfectando, etc. Mantener al árbol bien nutrido, con un abonado
y riego correctos, también ayuda.
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Figura 1: Las heridas en los árboles provocadas por
diversos factores (tormentas, incendios, actividad humana, etc.) sirven de
puerta de entrada para numerosos hongos que se alimentan de madera, como
los yesqueros.
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Otros son parásitos de raíces, y pueden convertirse en agentes fitopatógenos
muy severos, como
Heterobasidion annosum. Algunos, como Serpula lacrymans, causan la
podredumbre seca de la madera, tan destructiva. De todos modos, muchos de estos
hongos sólo descomponen la parte interna de los árboles, es decir, el leño, sin
haces vasculares conductores. De este modo reciclan la materia orgánica, que puede
estar de nuevo disponible para las plantas. También provocan la formación de oquedades
que sirven de refugio a los animales (y los excrementos de éstos, a su vez, suponen un
fertilizante añadido). Los árboles huecos también son más resistentes, en ocasiones,
a las tempestades y otras inclemencias del tiempo que las plantas jóvenes. En otros
casos, la simbiosis con las plantas llega a ser más estrecha, ya que hay especies
micorrizógenas.
También hay simbiontes de insectos. Por ejemplo, algunos descomponedores pueden
segregar feromonas que atraen a las
termitas, las cuales se alimentan con la madera atacada por el hongo. Los
basidiocarpos de ciertos géneros (Fistulina,
Sparassis)
son comestibles, así como los esclerocios de algunas especies de
Polyporus, Poria o Lentinus, que pueden llegar a pesar varios kg.
Como se indicó antes, de otros se obtenía la
yesca (yesqueros), materia inflamable
usada para encender fuego. Ciertos basidiocarpos han sido usados en
medicina tradicional,
con fines religiosos o incluso como objetos artísticos, dada su belleza y el hecho de
que no se pudran.
En cuanto a las podredumbres de madera, pueden ser blancas (con aspecto pulverulento,
por degradación de la lignina) y pardas (la madera se escinde en fragmentos poliédricos,
por degradación de la celulosa). La capacidad descomponedora de estos hongos es interesante
con fines biotecnológicos, ya que pueden
degradar moléculas contaminantes (la propia lignina
en la industria papelera, por ejemplo).
La estructura de los basidocarpos puede ser bastante compleja. El himenio puede disponerse
sólo en un lado del basidiocarpo (unilateral) o por toda la superficie (anfígeno). Algunos
presentan la superficie muy lignificada o
de colores vivos, mientras que la de otros es más
inconspicua. En el caso de basidiomas
pileados, el tejido localizado entre la superficie del
píleo y el himenio se denomina contexto. En cuanto a la parte fértil, los basidios se disponen
sobre un tejido estéril, la trama. El himenio se puede organizar en
poros,
láminas,
pliegues,
dientes, etc.
Para identificar muchas especies hay que observar los
caracteres microscópicos del basidiocarpo. Éste puede presentar estructura monomítica
(formado sólo por hifas generativas, típicas, con fíbulas, y las únicas capaces de producir basidios),
dimítica (además de generativas, tiene hifas esqueléticas, de paredes gruesas, estériles) y
trimítica (además de esos dos tipos posee hifas conectivas, muy ramificadas, estériles, sin
fíbulas ni septos). También hay que considerar la presencia de ciertos elementos estériles
en el himenio, las setas y los cistidios.
A continuación se repasarán los órdenes y familias más comunes.
ORDEN CANTHARELLALES.
El basidiocarpo puede presentar formas diversas (embudo, tubular, o incluso de
típica seta con pie y sombrerillo), y es monomítico. Suelen ser de hábito terrestre
y humícolas. Ya vimos algunas familias al hablar de los
hongos gelatinosos. Aquí nos fijaremos
en las que incluyen especies más vistosas, a veces muy buscadas por los seteros.
Familia Cantharellaceae.
El himenio es liso o plegado, aunque no llega a formar verdaderas láminas. Los
basidiocarpos son carnosos o membranosos, de aspecto agaricoide. Destaca
Cantharellus cibarius,
el rebozuelo, excelente comestible, aunque se trata de una especie cada vez menos
frecuente, por alteraciones de su hábitat. Otras especies interesantes son
C. tubaeformis,
C. lutescens (conocida
comercialmente como "angula de monte") y
Craterellus cornucopioides
(trompeta de los muertos). Se trata de especies terrestres, con alguna micorrizógena.
Algunos autores los incluyen en la fam. Hydnaceae (y también pasan
algunas especies de Cantharellus a Craterellus, pero dejémoslo estar...
:-)
Familia Hydnaceae.
El himenio es dentado. El basidiocarpo es agaricoide y, aunque algo duro, es
comestible. El más conocido es Hydnum repandum, la
gamuza o lengua de vaca.
Una especie similar es H.
rufescens. En cambio,
Sistotrema (antes, en la fam. Sistotremataceae) presenta
un aspecto muy diferente, con basidiomas en costra (resupinados).
Como ya dijimos más arriba, la forma del basidioma no es siempre un carácter
fiable para determinar el parentesco entre hongos.
ORDEN ATHELIALES.
Sus especies forman basidiomas tenues, similares a películas,
monomíticos. No forman cistidios, y las esporas no son amiloides.
Hay especies micorrizógenas, como en el género
Amphinema.
Otras, como en el género
Athelia, pueden ser parásitas de plantas o de líquenes.
Los hay que presentan anamorfo Sclerotium y causan el mal del
esclerocio en numerosos cultivos, aunque no son los únicos hongos que
lo hacen; recuérdese el ascomiceto Sclerotinia. Cabe citar a
Athelia rolfsii (= Sclerotium rolfsii), que
araca a remolachas, tomates, etc. Una especie similar, Sclerotium cepivorum,
que ataca a ajos y cebollas, no pertenece a este orden.
ORDEN CORTICIALES.
Tiene una única familia,
Corticiaceae. Los basidiocarpos
son monomíticos, resupinados, y el himenóforo es
liso o tuberculado. Muchos recuerdan a una capa de pintura dispuesta
sobre el sustrato, normalmente madera. Muchos hongos que antes se incluían
aquí ahora se ubican en otros órdenes de yesqueros. Destacan los géneros
Corticium, Dendrothele, etc.
ORDEN GLOEOPHYLLALES.
Estos hongos son eficaces descomponedores de madera, en la que
provocan podredumbre parda (por degradación de la celulosa y
hemicelulosa). Destaca
Gloeophyllum sepiarium, frecuente en piezas y construcciones
de madera de pino.
ORDEN TRECHISPORALES.
Incluye una sola familia: Hydnodontaceae, con 15 géneros y
unas 105 especies. Su aspecto recuerda a las del orden Corticiales.
Ej.: Trechispora,
Brevicellicium, etc.
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