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INTOXICACIÓN HEMOLÍTICA

Para terminar con las intoxicaciones con periodo de latencia corto, veamos la intoxicación hemolítica por setas.

La hemólisis consiste en la desintegración de los glóbulos rojos sanguíneos, debida a la acción de unas sustancias llamadas hemolisinas. Su estructura química es variada; tan sólo tienen en común que revientan la pared de los glóbulos rojos como si fueran piñatas.

Muchos de los hongos que las contienen pertenecen al filo Ascomycota. Al respecto, destacan los géneros Helvella , Sarcosphaera, Peziza, Mitrophora y Morchella. Por fortuna, estas hemolisinas son termolábiles, es decir, se destruyen con el calor. Así, basta con cocinar adecuadamente las setas para que las toxinas sean eliminadas (obviamente, debe desecharse el agua de cocción). También suelen ser volátiles, por lo que la desecación las neutraliza. Por eso las sabrosas colmenillas (Morchella spp.) no pueden comercializarse crudas en España.

Por cierto, también hay hongos agaricoideos con hemolisinas, como Amanita rubescens.

Si estas setas se consumen crudas o mal cocinadas podría darse la hemólisis. No obstante, suele ser leve e incluso puede pasar desapercibida. Tan sólo se manifestaría por la emisión de orina más oscura durante un par de días. En los casos más graves podría experimentarse una bajada de tensión, dolor de riñones y orina escasa. Se recomienda tomar abundante líquido para ayudar a eliminar los restos de la masacre de glóbulos rojos.

No obstante, existe una seta que puede provocar hemólisis graves, incluso mortales. Se trata del paxilo enrollado (Paxillus involutus) , hongo frecuente por nuestras latitudes.

Hasta mediados del siglo XX este paxilo era considerado comestible. Sin embargo, en 1944, el prestigioso micólogo alemán Julius Schäffer murió tras consumir este hongo (a finales de la Segunda Guerra Mundial, y con los soviéticos apretando por el frente oriental, la gente en Europa Central pasaba hambre, y las setas estaban ahí...). Su agonía duró 17 días.

De todos modos, P. involutus no afecta por igual a todo el mundo. Los problemas tienden a darse tras el consumo repetido del hongo, y en realidad se trata de una hemólisis autoinmune. Hay personas más sensibles que otras y si P. involutus se ha consumido varias veces, su sistema inmunitario podría empezar a hacer cosas raras. En concreto, un antígeno del hongo es capaz de lograr que el sistema inmunitario ataque, en plan kamikaze, a los propios glóbulos rojos. La hemólisis puede tornarse catastrófica, llegando a provocar lesiones renales. Si no se logra que los riñones eliminen los restos de hemoglobina y glóbulos rojos, el desenlace podría ser fatal.

Puede haber gente a la que no le afecte esta seta pero, por si acaso, su consumo debe evitarse a toda costa. Quien esto suscribe ha asistido a bastantes jornadas micológicas, y ha comprobado que algunos aficionados llegan a confundir P. involutus con los níscalos. Por tanto, debemos insistir e insistimos en que sólo se consuman aquellas setas que estemos absolutamente seguros de conocer. Ante la más mínima duda, no se arriesgue.

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