Con diferencia, la más frecuente de las intoxicaciones por setas es la
intoxicación digestiva (o síndrome resinoide), que supone
en torno al 52% de las visitas al hospital por consumo de setas. Los síntomas aparecen
pronto, al cabo de una o dos horas después de comerlas, aunque en ocasiones tardan mucho
menos (incluso tan sólo 15 minutos). El paciente sufre una gastroenteritis aguda, más o
menos aparatosa, que provoca vómitos, nauseas, diarreas y dolor de vientre.
En principio, estas intoxicaciones no son mortales. Por tanto, el tratamiento es puramente
sintomático: se trata de aliviar el estado del paciente hasta que remitan los síntomas. Por
supuesto, los niños y personas de salud delicada pueden tener más problemas, sobre todo por
culpa de la pérdida de agua debida a los vómitos y diarreas. En estos casos, una adecuada
rehidratación resulta esencial.
También acecha otro peligro. Si hemos consumido estas setas
mezcladas con otras más peligrosas  ,
como las hepatotóxicas, puede que los síntomas de estas últimas queden enmascarados por los
del síndrome resinoide. Si esto no se detecta a tiempo, las consecuencias podrían ser fatales.
Las setas que originan estos episodios gastrointestinales pertenecen a muy diversos géneros,
en los que se mezclan especies venenosas y comestibles. Las toxinas responsables son variadas;
tan sólo tienen en común que irritan el tubo digestivo. Un setero poco experto puede confundir
las setas inofensivas con otras tóxicas parecidas. Recomendamos prudencia y, ante la más
mínima duda, no consumirlas.
Podemos citar algunas setas tóxicas frecuentes:
Entoloma sinuatum  ,
Omphalotus olearius  ,
Ramaria spp.  ,
Agaricus xanthodermus  ... Se trata de una pequeña muestra; en las guías de campo y sitios
web micológicos puede encontrarse mucha más información al respecto. Asimismo, en las jornadas micológicas
que se celebran en España los seteros aficionados pueden intercambiar experiencias, pedir
asesoramiento a micólogos expertos, aprender a reconocer bien las especies más frecuentes...
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