Esquilo
Vida

Nació el año 525. Vive la tiranía de Hipias (510), destronado ese año por Clístenes, quien instaura un régimen democrático que representa un equilibrio entre las clases, aunque en la práctica son los nobles quienes desempeñan las magistraturas y ocupan el Areópago. Interviene en la batalla de Maratón (para Esquilo su mayor orgullo, según su inscripción funeraria, fue haber luchado en ella, más que sus victorias literarias). También participaría en Salamina. Después de Clístenes, durante el régimen conservador de Cimón (462), favoreció la política antipersa (Los Persas, Las Suplicantes). Vive las reformas del demócrata Efialtes, quien recorta los poderes del Areópago, limitándolo a lo criminal. Esquilo parece aprobar esta reforma (Orestea -458-), pero aconseja no ir más allá, no quitar el respeto a la ley y la autoridad que tienen la protección de Zeus e impiden la desintegración de la sociedad. Aprueba la alianza con Argos (Las Suplicantes, entre el 468 y 458) que servía de apoyo frente a Esparta; pero no las nuevas guerras, en Grecia y fuera de Grecia, que emprendía la nueva democracia. Los ataques contra la Grecia expansionista son bien significativos. El ambiente igualitario de los tiempos y la búsqueda de la hegemonía de Atenas sobre los demás griegos no parecen del agrado del poeta. Prefiere una justicia hecha de equilibrio y respeto, temperancia y religiosidad. En medio de este nuevo clima que desaprobaba, el año 456 muere Esquilo en Sicilia. No llegó a ver el nuevo ensayo de Pericles de hacer la paz con los griegos y favorecer la igualdad dentro del respeto a la ley y el establecimiento de un orden racional.

Obra

Esquilo escribió unas 80 obras. A él se debe lo que podríamos llamar "tetralogía ligada", en que las cuatro piezas (o, al menos las tres de la trilogía) desarrollan una acción única organizada en episodios; pero otras de sus tetralogías eran "sueltas" (temas independientes). De ese conjunto sólo nos han llegado íntegramente siete. Veamos algunas:

Griego luchando contra persa
Los Persas

 En Los Persas (la única de tema histórico, en lugar de mítico), representada el 472, el coro de ancianos persas y la reina Atossa esperan en Susa, capital de Persia, el regreso de la expedición de Jerjes contra Grecia (Segunda Guerra Médica). Un mensajero le informa de los detalles de la batalla naval (batalla de Salamina); evocada por los lamentos de la reina y del coro, aparece la sombra de Darío, un fantasma, el justo y moderado monarca al que Persia debía su pasada grandeza. Hay malos presagios, porque se trataba de una expedición agresiva, imperialista contra un pueblo pacífico. Darío explica cómo la actual ruina ha sido impuesta por los dioses, implacables justicieros de la hybris impía y loca de su sucesor Jerjes (TEXTO 33: Esquilo, Los persas).
El corego fue Pericles (del mismo partido que Temístocles). Constituye una apasionada y vibrante exaltación del triunfador de Salamina, Temístocles (demócrata), y hacen de éste el episodio más extenso e importante de las guerras. Apenas hay algunas alusiones dedicadas a Maratón, gloria de Milciades y por lo tanto de Cimón (oligarcas), seguramente intentando evitar su ostracismo. Aunque exaltando la victoria griega, se coloca de parte de los vencidos, y lo hace sin burla patriotera u odio racista, quizás con un sentimiento de compasión

Clitemnestra matando a Casandra
Orestiada

Del año 458 es La Orestiada, trilogía que se nos ha conservado completa y que consta de las obras Agamenón, Coéforas y Euménides, más el drama satírico Proteo, hoy perdido. En el Agamenón, el coro de viejos tebanos espera la vuelta de su rey Agamenón de la guerra de Troya; le espera con ansiedad y temor, pues sospecha devastaciones y crueldades como las que efectivamente cometieron los griegos en la toma de Troya. Vuelve al fin para ser acogido con engañosos halagos por su esposa Clitemnestra, adúltera con Egisto durante la ausencia del rey. Clitemnestra lo mata arteramente y el coro se enfrenta a ella y Egisto acusándolos (TEXTO 34: Esquilo, Agamenón). Las Coéforas ("vertedoras de libaciones") presenta la continuación de la acción. Son las servidoras del palacio, que van a verter libaciones, ofrendas funerarias, en la tumba de Agamenón para apaciguar los presentimientos de Clitemnestra. Con ellas va la princesa Electra, hija de Agamenón y Clitemnestra. Pero en la tumba ésta encuentra a su hermano Orestes, desterrado desde niño, y ambos se reconocen. Orestes mata a Clitemnestra, su madre, y a Egisto. Y ve a las Erinis o Furias vengadoras, al final de la pieza, acercándosele amenazadoras (TEXTO 35: Esquilo, Coéforas). El conflicto se resuelve en Las Euménides. Protegido por el dios Apolo, Orestes escapa a la persecución de las Erinis y se refugia en Atenas. Allí tiene lugar el juicio ante el tribunal local: Apolo y Orestes se enfrentan a las Erinis. Y decide Atenea, ante el empate, con su voto absolutorio. Orestes, ciertamente, ha matado a su madre, pero ha sido en castigo por el asesinato de su padre. La diosa le otorga el perdón. Así queda fundado el tribunal del Areópago y las Erinis, convertidas en eumenides o "benévolas", se dejan aplacar y reciben culto en Atenas (TEXTO 36: Esquilo, Euménides).

Orestes mata a Egisto, delante de Electra
Estilo

Aunque en esta obra Esquilo ya tiene tres actores a su disposición, tiende a que las escenas sean representadas por un actor y el coro; el verdadero diálogo es raro. El tercer actor representa a una Casandra silenciosa que, dejada sola con el coro, la profetisa explota en una asombrosa escena de canto y discurso. El núcleo de La Orestea es el dramático conflicto entre las diversas clases sociales. Por un lado las Erinis, invocadas por Clitemnestra, que representan el viejo orden tribal en el cual el parentesco materno constituye una unión más estrecha que el matrimonio, y el matricidio debe ser, en consecuencia, castigado irrevocablemente con el destierro, y por el otro Apolo, paladín de Orestes y mantenedor del nuevo derecho patrilineal, que defiende la superioridad del hombre sobre la mujer y la santidad del vínculo matrimonial. Las alusiones a eventos históricos de la época son también claras: el Areópago había perdido, a manos de Efialtes (462-461), el control sobre los asuntos de estado (limitándose a los delitos de sangre) y gran parte de sus enormes prerrogativas habían pasado al Consejo, la Asamblea y la Heliea o tribunal popular, para los que la actividad política y jurisdiccional, de la cual el antiguo cuerpo aristocrático (Areópago) era depositario, se encontraba ahora en manos de la casi totalidad de los ciudadanos.
Otras obras de Esquilo son Las Suplicantes, Los Siete contra Tebas, Prometeo encadenado (TEXTO 37: Esquilo, Prometeo encadenado), de las que no tenemos tiempo de hablar en esta breve panorámica, aunque sería bueno que el alumno leyera.