ASPECTOS DEL FUTURO
Cada momento de la historia y cada civilización han tenido su propia
visión de la realidad. También unos aspectos característicos que la diferenciaban, un
nivel tecnológico propio, un arte y un modo de pensar. Aquí sólo pretendemos exponer
brevemente algunos de ellos que creemos relevantes. En modo alguno se trata de una
explicación exhaustiva, para ello el lector habrá de leerse las novelas.
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1) Supervivencia;
concepto clave de la cultura corporativa.
La Corporación nace en momentos difíciles; caos social, crisis económica
y un profundo problema ecológico en la Tierra. A ello hay que añadir
el auge del fundamentalismo religioso y las crisis políticas. Los
estados se debilitan y la gente busca algo a lo que aferrarse. Atraviesa
a lo largo de los siglos otros momentos más difíciles aún y, sobre
todo, está dirigida por una élite de trepadores natos. Éstos
buscan la excelencia personal para destacar, algo muy difícil entre
decenas de miles de millones de personas cultas. Es necesario que
vean enemigos por todas partes, muchísima gente quiere su puesto y
hará lo que sea para conseguirlo. Las ciencias de la gestión empresarial
llegaron en el siglo XXI a cotas insospechadas de perfección. Todo
debía ser mejor, más eficiente, más pulcro. Lo óptimo nunca era bastante
bueno, lo perfecto resultaba claramente insuficiente. La gestión de
recursos humanos amenazaba con convertirse en ciencia exacta. La tercera
guerra mundial casi acabó con la humanidad (pero allí estaba la Corporación
para reorganizarla). La guerra de independencia de Marte convirtió
a la Tierra en una diana frente a una verdadera amenaza extraterrestre
(pero allí estaba la Corporación para defender la Tierra).
En este entorno surgió la creencia que todo lo que no podía controlarse
era malo. Todo lo malo debía ser llevado a la ruina para poder triunfar
uno mismo. Este modelo impregnó de tal modo la sociedad que pronto
los intelectuales hablaron de la sociedad de la supervivencia. Sobrevivir
en el puesto de trabajo, o te quedarás sin él. Sobrevivir como empresa,
frente a las otras multinacionales. Sobrevivir como planeta frente
a Marte. Los grandes planificadores estratégicos de las multinacionales
ahora trazaban planes que afectaban a todo el sistema solar. Luego
a los sistemas estelares cercanos. Sobrevivir para crecer y derrotar
al adversario. Sobrevivir a las pruebas de selección de personal.
Sobrevivir en las colonias mineras de Saturno. Sobrevivir a los vuelos
a las estrellas. Todo lo que el hombre hacía empezaba por sobrevivir.
Claro que esto fue el principio.
Después llegó la independencia de las colonias extrasolares. Las guerras
estelares. Los bombardeos de antimateria. Los detonadores de soles,
los ataques alienígenas, las sociedades esclavistas, los imperios
expansionistas. El sentido de la supervivencia era imprescindible
y la paranoia su mejor instrumento: "¿Podemos matarlos antes
de que nos maten?". La Corporación se enfrentó a tales enemigos
a lo largo del tiempo que se convirtió en una superviviente nata.
Su objetivo era perdurar, continuar existiendo frente a cualquier
agresión. Así sobrevivió a estados e imperios estelares, convirtiéndose
en la más longeva de las civilizaciones. El precio en muchos casos
fue la libertad, porque a menudo alcanzó sus objetivos mediante la
manipulación, la coacción o la guerra. Los corporativos practicamente
nunca creyeron estar viviendo en un estado de cosas que pudiera calificarse
de bueno, se limitaban a pensar que era eficaz para garantizar su
futuro y con esto bastaba a la gran mayoría.
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2) Las Corporaciones;
el poder del dinero.
A mediados del siglo XXI había pocas cosas claras en el mundo, pero
una sí lo estaba; casi todo el dinero existente, casi toda
la riqueza, casi toda la tecnología se hallaba bajo el control de
no más de medio centenar de empresas. Medio siglo de fusiones, compras,
cracks financieros a los que sólo sobrevivieron las empresas más poderosas
y mejor organizadas. Medio siglo de avances en la economía, en la
organización de empresas, en la gestión de proyectos... todo ello
dio lugar a las mayores y más fuertes empresas que jamás se habían
visto. Mientras las ideologías estaban en crisis, las religiones se
fragmentaban y estallaban guerras por doquier, las empresas multiplanetarias
se hacían más y más fuertes. Podían contratar los mejores cerebros,
disponían de flotas espaciales propias y adquirían licencias de explotación
minera y colonización por todo el sistema solar. A todo esto, el punto
de vista de los gobiernos era que la vida es demasiado breve para
desperdiciarla luchando contra una empresa cuyo presupuesto anual
supera el producto interior bruto de algunos planetas.
Al final no hubo otra posibilidad, las grandes empresas multiplanetarias
llegaron a acuerdos de caballeros y dominaron la humanidad, después
de calcular los beneficios y repartírselos. La Corporación de Empresas
Multiplanetarias tomó el poder. Más tarde se convirtió en el Poder.
Luego se constituyó legalmente en Gobierno de la Tierra aprovechando
una nueva crisis política a escala global. Así avanzó sin competidores
durante mucho tiempo. Era el gobierno más fuerte, el más rico y había
surgido en el momento adecuado de la historia; justo cuando la humanidad
iba a empezar a extenderse por las estrellas. Finalmente la civilización
humana dominante durante milenios fue llamada la Corporación.
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3) El Ekumen;
sociedades ekuménicas y periféricas.
Tan grande es la galaxia que ni tan siquiera la Corporación pudo comprarla.
Pero en el fondo no es tan ambiciosa, le basta con controlar unos
pocos millares de sistemas solares. Lo malo es que la gente se empeña
en ser libre. Y por ser libre es capaz de las cosas más absurdas,
como independizarse cuando están tan lejos que no sale a cuenta ocuparse
de ellos. Claro, son libres y hacen lo que quieren. Unos se montan
un estado. Otros una religión. Los de más allá se enfadan con sus
vecinos, les lanzan un meteorito a su planeta y la tenemos liada.
El núcleo duro de la Corporación vive relativamente en paz. No así
la periferia, donde reina el caos. Todo tipo de sociedades luchando
entre sí. Se impone por una vez la cordura y se crea una Convención
Ekuménica. Ésta se preocupará de crear unas normas que faciliten
la convivencia. La Convención Ekuménica crea desde unos estandares
de medida, hasta unas normas diplomáticas. Desde la homologación de
productos, hasta la planificación de intercambios culturales. La Convención
Ekuménica logra, a través de siglos de duro trabajo, pacificar, unificar
y crear un colchón de relativa tranquilidad alrededor de la Pax Corporativa.
Pero los planetas más distantes y más independientes no están por
la labor. A menudo sus sociedades son tan radicalmente distintas a
la Vieja Tierra que el diálogo acaba por ser imposible.
La Humanidad se ha escindido en tres capas: el núcleo central, dominado
por la Corporación. Una capa cada vez más extensa a su alrededor formada
por planetas que adoptan unos modos de convivencia, de guerra (más
o menos), y sobre todo unas pautas culturales que posibiliten el entendimiento,
aunque a menudo haya discrepancias. Y por último una tercera capa,
sin límites externos precisos, donde hay absolutamente de todo, desde
nuevas colonias de la Corporación, hasta planetas habitados durante
cientos de años sin que la Tierra supiera de su existencia.
El núcleo central es la Corporación en sentido estricto. Si a éste
le añadimos la capa media tenemos el Ekumen. La capa media recibe
tantas influencias culturales, comerciales y tecnológicas de la Corporación
que a nivel real a menudo es difícil precisar dónde acaba una
y empieza la otra.
La tercera capa es la frontera, la expansión incontrolable de una
humanidad que busca fuera lo que no ha sabido hallar dentro de sí.
Su diversidad es tan grande que resulta inclasificable. Un imperio
estelar que domine cincuenta sistemas será tan pequeño en comparación
que la mayoría de los seres humanos jamás oirán su nombre.
La Corporación oficialmente no se expande, no conquista planetas,
pero sus eficientes empresas buscan nuevos mercados. Ofrecen en ellos
sus productos, contratan a sus obreros, implantan sus canales de holovisión
para emitir las películas que han producido. El gobierno de la Tierra
no hace la guerra psicológica en la capa media ¿para qué? ya se ocupará
la publicidad de las multiplanetarias de lograr que deseen vivir como
en la Corporación.
La capa media se "autoinvade" cuando desea unificar su mercado
al corporativo. Al producirse esta unificación la asimilación cultural
es tal que los mundos ekuménicos acaban considerándose a sí mismos
una parte de la Corporación, con peculiaridades propias.
La capa media invade la exterior cuando ésta se organiza y
desea convivir en el Ekumen. De vez en cuando esta progresiva unificación
se ve acelerada por alguna guerra, como las conquistas militares del
imperio de Algol, pero generalmente las guerras en los límites del
Ekumen solo retrasan la asimilación cultural y comercial.
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4) Religión contra
Corporación;
la lucha por el control de la moral.
La Corporación quiere controlarlo todo. No admite un poder por encima
del suyo. Está compuesta por una clase dirigente materialista, hedonista
y tecnócrata. Unos cargos medios con formación técnica de alto nivel,
racionalistas y materialistas. Una clase baja compuesta por gente
que quiere disfrutar sin preocupaciones, a quienes molesta todo lo
que no puedan controlar con el mando a distancia. Sin embargo, la
religión sigue empeñada en decidir por su propia cuenta lo que está
bien y lo que está mal.
La religión no encaja con el racionalismo de la Corporación, ni con
el afan de lucro, poder y satisfacción personal de sus dirigentes.
Pero sobre todo no encaja con una sociedad materialista, que quiere
vivir al límite y disfrutar cuanto sea posible, sin restricciones.
Y a pesar de todo las ideas religiosas son muy potentes. A veces triunfan,
dominan una parte de la sociedad y la Corporación debe aguantar que
le digan, en nombre de Dios, lo que está bien y lo que está mal.
Desde el principio la Corporación ha tenido claro que la religión
era su gran fuerza opositora. ¿Acaso no hundió el fundamentalismo
religioso al imperio americano en el siglo XXI? ¿No sumió a todo occidente
en las tinieblas de la edad media? ¿No impidió la supervivencia de
la cultura greco-romana? Si algo no puede permitir la Corporación
es que la religión se imponga sobre ella. Para sobrevivir hay que
tomar las decisiones adecuadas en el momento oportuno, sin moral o
ética alguna que pueda dificultar este proceso. La Corporación sólo
admite la moral de la propia supervivencia, no está dispuesta a compartir
el poder, ni mucho menos a permitir la existencia de ideologías que
le resten autoridad.
Lo que está bien o mal debe decidirlo la Corporación. La moral debe
dictarla ella y nadie más. Naturalmente la Corporación no es un ser
pensante, sino las personas que componen esta sociedad. Es el conjunto
de ciudadanos corporativos, cada vez más materialistas, el que considera
las religiones un mal, un error del pasado. Acaba siendo considerada
un desorden psicopatológico. Los expertos discuten si es una enfermedad,
un vicio, o simple fruto de la ignorancia, de la incapacidad de comprender
plenamente el mundo real. Las religiones han hallado al fin una fuerza
mayor que ellas, capaz de hacerlas retroceder, pues los corporativos
desprestigian la religión y se ríen de ella. Ellos venden el paraiso
en vida a un precio módico, pero además se han convertido en los que
dictan las normas. La ciencia de la Corporación puede responder a
más preguntas y mejor que cualquier profeta. Los logros de esa ciencia
están al alcance de la mano. La Corporación argumenta mejor, tiene
gente más preparada, sus logros son tangibles y su moral acorde con
los tiempos y la demanda del mercado. La Corporación triunfa y el
Ekumen es cada vez más ateo.
Finalmente La Corporación descubrirá que Dios existe. Ese es un pequeño
inconveniente que será solucionado en su momento. Un comando de las
fuerzas especiales de la Armada Estelar cometerá el deicidio y todo
volverá a ser como debe. Claro que eso es otra historia que ya
contaremos en su momento.
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5) La tecnología;
si puede hacerse, debe hacerse.
La ciencia es cambiante y la Corporación perdura a lo largo de varios
milenios. Es, por lo tanto, imposible hacer un retrato de su nivel.
Podemos apuntar que alcanzarán el viaje más rápido que la luz primero.
Luego consiguen la teleportación instantánea. También, desde
los primeros tiempos, logran un gran control de la gravedad, que van
puliendo hasta poder manipular sistemas solares y agujeros negros.
Las ciencias de la vida, la informática y la biomecánica no sólo se
desarrollan enormemente. Además se irán fundiendo en una sola cosa.
Esto dará lugar, por ejemplo, a seres humanos "fabricados"
de tal modo que incorporen la potencia mental de una inteligencia
artificial y la resistencia física de un tanque. En este aspecto la
Corporación va a cosechar algunos de sus más sonoros fracasos: desde
androides de combate que parecen el Dios de la guerra y se declaran
pacifistas, hasta inteligencias artificiales tan vastas que trascienden
y se liberan de la Corporación.
Algunas de las amenazas militares más importantes que gravitarán sobre
la Corporación serán el amargo resultado de su esfuerzo por crear
"seres superiores".
En general puede decirse que no hay tapujos en llevar a cabo cualquier
empresa que parezca realizable. La supervivencia domina sobre todo
lo demás. El punto de vista de la Corporación es que si algo puede
hacerse, debe hacerse. Y si puede ser empleado como arma, debe hacerse
antes que nadie más llegue a tenerlo.
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6) Los alienígenas;
¿nos matarán antes de que podamos matarlos?
La galaxia está poblada por numerosas especies, pero en este alejado
barrio no abundan, estan muy distanciadas. Los exploradores humanos
están habituados a hallar ruinas de millones de años de antigüedad,
pero nunca alguien vivo. Los planetas con vida vegetal o animal son
muy numerosos, pero existe una notable falta de civilizaciones inteligentes.
Por otra parte no se escuchan sus comunicaciones a través del firmamento.
¿Por qué?
Al cabo de mucho tiempo empezarán a surgir las respuestas; es cierto
que no estamos solos, pero vistos los resultados más nos hubiera valido
estarlo. No es éste un tema sobre el que pueda hablar mucho,
pues desvelaría el final de varias obras, sin embargo daremos unas
mínimas pistas: hay otras especies inteligentes en la galaxia, los
primeros contactos serán realmente terribles (véase "El Desastre"),
pero más adelante se encontraran con especies con las cuales es posible
convivir en paz.
Además existen motivos por los cuales este "barrio" de la
galaxia está especialmente desierto. De nuevo permítanos el amable
lector no dar más explicaciones por ahora.
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7) El militarismo;
la destrucción como manto protector.
Las Fuerzas Armadas Espaciales, normalmente llamadas "La Armada"
a secas, son la niña mimada de la Corporación. Tras múltiples agresiones
llega a una mentalidad parecida, aunque solo muy vagamente, a la del
Imperio Romano durante su apogeo. Tener la máxima fuerza posible,
muy superior a la de cualquier rival, es su mayor seguridad. Ejércitos
poderosísimos rodean la Corporación, protegiéndola de cualquier ataque.
Las principales bases defensivas, situadas en el propio sistema solar,
convierten a la Vieja Tierra en inexpugnable. Bueno, casi: llegará
un día en que un planetoide de origen alienígena, llamado Asedro,
penetrará esas defensas.
La base del estado mayor de la Armada está situado en el Monte Olimpo
del planeta Marte (en el Ekumen la palabra "Olimpo" se emplea
para aludir precisamente a todo lo referente al poder militar de la
Corporación). Un destino ideal, junto a los extensos bosques y praderas
marcianas. Otro centro, éste logístico, es el llamado "Corazón
de la Luna". El mayor conjunto de Inteligencias Artificiales
y el verdadero cerebro estratégico de la Corporación. El nombre es
debido a que está situado en un enorme complejo subterraneo, enterrado
a gran profundidad en el satélite de la Tierra.
Existen importantes bases de naves de combate de todo tipo. Se hallan
distribuidas en diferentes ubicaciones, generalmente alejadas de planetas
muy poblados. Constituyen verdaderas colonias autosuficientes, disponiendo
de centros residenciales, fábricas, astilleros espaciales y están
cerca de recursos naturales de los que abastecerse.
Los tipos más habituales de naves de combate son los cazas atmosféricos,
empleados en conflictos locales. Luego los cazas interceptores espaciales,
algunos de ellos con capacidad para el salto hiperespacial (como la
famosa serie USC-1035-Andrómeda, retirada finalmente del servicio
por volverse psicópatas sus ordenadores de vuelo, con graves consecuencias
para los pilotos, conectados mentalmente a la nave). Los cruceros
de combate son también muy empleados en conflictos a mayor escala
y cada uno de ellos tiene potencia de fuego suficiente como para esterilizar
un planeta.
Sólo en contadas ocasiones la Armada empleará naves de mayor capacidad,
como los portacruceros o las Hidras (naves pesadas capaces de detonar
una estrella barriendo todo su sistema planetario).
Todo este arsenal será claramente infrautilizado en la mayoría de
los casos, pero al mismo tiempo puede ser muy insuficiente ante el
ataque de una raza alienígena con tecnología superior. Por eso la
Corporación atesora tecnología incansablemente, modernizándose de
forma continua y guardando en la manga todos los ases que le sea posible.
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8) El arte;
la huida hacia adelante de los sentidos.
Con el advenimiento de las nuevas tecnologías y el cansancio de todo,
por demasiado visto, el arte acaba por enloquecer. Una sociedad con
tantos miles de millones de personas con abundante tiempo libre y
recursos termina por caer en el más puro retorcimiento. Con la ayuda
de los ordenadores, la realidad virtual y los interfaces hombre-máquina,
todo es posible. Se pueden vivir otras vidas, aunque sea de modo simulado,
con todo lujo de detalles. Se puede cambiar la forma del cuerpo tanto
como se desee. Las creaciones arquitectónicas más increíbles
son posibles con la avanzada tecnología del momento. Ningún escultor
pica ya la piedra, ningún pintor toma un pincel. Las estatuas son
hologramas que parecen vivos. Las imágenes a menudo recurren a formas
matemáticas para alterar la percepción de la realidad. El arte se
vuelve una continua trampa a los sentidos y a la percepción normal
de las cosas. Todo es una ilusión óptica, táctil, olfativa o de cualquier
otro tipo.
La decadencia del arte llegará a su apogeo en la riquísima sociedad
de Alfa del Centauro. "Alfiano" termina por ser un sinónimo
de retorcido, grotesco, irreal y kafkiano, todo al mismo tiempo. En
algunas sociedades puristas, donde las personas intentan vivir de
un modo más natural, con menos artificiosidad a su alrededor, el arte
Alfiano es considerado el mayor mal a evitar. Si a esto unimos que
muchas obras de arte emplean trucos psicológicos y recursos tecnológicos
extraordinarios para causar un mayor impacto, no es de extrañar que
alguien no habituado a este arte pueda, al verlo por primera vez,
recibir un choque traumático profundo. Como nota al margen añadiremos
que existen recursos mal considerados, e incluso prohibidos como los
teragramas de Delabarre. Estos son estructuras casi-matemáticas que
tienen gran facilidad para producir alucinaciones en las personas.
Su representación gráfica puede llegar a producir un choque psicológico
profundo.
La literatura se resiente cuando los ordenadores pueden escribir mejor
y con mayor sensibilidad que los humanos. La necesidad de crear obras
reales desaparece cuando el espacio virtual consigue una mayor sensación
de realidad que la propia realidad. Para muchos humanos el arte ha
dejado de tener sentido como tal, es tan sólo una demostración
de ingenio en el uso de las máquinas.
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9) Los ordenadores;
¿el nacimiento de una nueva especie?
El incremento de velocidad, capacidad de cálculo o memoria de los ordenadores
fue siempre bastante irrelevante. El verdadero salto cualitativo se
produjo cuando se pudieron describir y copiar los modos de trabajo
del cerebro humano. Los ordenadores empezaron a ser autoconscientes,
capaces de entender las emociones. Mucho más inteligentes, sabios
y veloces que cualquier ser humano. El diseño de ordenadores y su
programación se convirtió en una actividad fuertemente vigilada. Había
que cumplir unas normas muy estrictas para obtener el visto bueno
para un nuevo modelo. La Corporación no quería ser sustituida por
sus propias creaciones.
A pesar de tanto cuidado muchos ordenadores se desarrollaron en contacto
con la realidad adquiriendo un notable grado de independencia. Fuera
de la Corporación la situación resultó más grave por cuanto los controles
eran mucho menos rigurosos. Algunos ordenadores trazaron sus propios
planes y objetivos, poniendo claramente en peligro los intereses,
no sólo de sus creadores, sino incluso de la humanidad.
Al cabo del tiempo éste fue un nuevo peligro que acabó por
traer de cabeza a la Corporación, siendo una de sus prioridades el
control de la inteligencia artificial. Especialmente en el caso de
los ordenadores que se dedicaban a crear otras máquinas superiores
a ellas mismas, llegando a resultados que escapaban por completo al
control de la Corporación.
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10) Las naves
espaciales, sistema nervioso de la Corporación.
Dejando aparte la naves militares, las de carga, pasaje y exploración fueron
vitales en el crecimiento de la Corporación. Para muchos historiadores
nunca se hubiera alcanzado la "masa crítica" necesaria para
el desarrollo de una sociedad tan compleja sin la colonización de
las estrellas. También fue, en gran medida, esta masa crítica la que
posibilitó la enorme duración de la Corporación. Puede ser relativamente
fácil dominar un pequeño país, que es sólo parte de un planeta. Pero
¿quién puede llegar a dominar centenares de sistemas solares?
La magnitud de una revolución capaz de derrotar a la Corporación estaba,
simplemente, fuera del alcance humano.
Fue necesario, sobre todo, un intercambio permanente de personas entre
las estrellas. No bastaba con comunicarse con las colonias. Durante
la época de las lentas naves generacionales la humanidad se extendió
mucho, pero se disgregó, dejó de ser una colectividad. Fue necesario
el descubrimiento del salto al hiperespacio para retornar lentamente
a ser una sociedad unida. Era imprescindible el contacto entre personas,
poder viajar de un planeta a otro, que se conocieran, tocaran y pasaran
por las mismas experiencias. Más tarde, cuando fueron posibles los
intercambios comerciales a un precio razonable entre las estrellas,
empezó a crearse un mercado interestelar que forzó la unificación
de muchas cosas.
Sin la capacidad para el viaje más rápido que la luz la Corporación
nunca hubiera existido más allá del sistema solar. Cualquier otro
sistema hubiera sido otro estado, con un orden de cosas muy distinto.
Las naves eran el sistema nervioso de la Corporación.
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11) Épocas históricas
que marcaron la Corporación.
Estos son únicamente algunos momentos relevantes. La historia en sí va creciendo
y enriqueciéndose en detalles conforme escribimos las novelas. Es
también una historia sujeta a posibles cambios, pues no nos comprometemos
a respetarla tal como está, aunque difícilmente cambiaremos nada de lo que
figura en este apartado.
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11.1) Organización
frente al caos.
El siglo primero de la era espacial, que se inicia cuando el primer hombre
pisa Marte, fue un siglo muy duro. Las políticas erroneas de gestión
del medio ambiente, la falta de control sobre la población, el abuso
de recursos no renovables... Todo ello le estalló en la cara a la
humanidad. La Corporación empieza a surgir entonces como una agrupación
de los más poderosos para defender sus intereses, entre ellos conservar
un planeta donde vivir. Se sienten por encima de los estados y sus
decisiones. No consideran que ni los gobernantes ni el pueblo sepan
mejor que ellos qué hacer ni adonde dirigirse. Los fundamentalismos
religiosos agravan los conflictos y la intolerancia crece.
Las únicas organizaciones lo bastante eficientes como para proponer
soluciones, y con recursos para ponerlas en práctica, son las compañías
multiplanetarias. Tienen el conocimiento, los medios y las ganas de
poner remedio a la situación. La Corporación de Empresas Multiplanetarias
es la única organización que planta cara al caos. Es el principio
de su prestigio.
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11.2) La edad de la
expansión lenta.
Una sociedad más racional, una gestión eficiente del medio natural y las
enormes riquezas de todo el sistema solar permiten iniciar la conquista
de las estrellas más cercanas.
Al cabo de un tiempo las naves son más rápidas y tienen mayor capacidad.
Se viaja más lejos, se colonizan nuevos planetas. Una nave generacional
puede llegar a transportar diez mil personas en hibernación, dispuestas
a ponerse a trabajar para crear un mundo habitable. La propia nave
les puede dar cobijo a todas, junto con los habitantes no durmientes,
durante mucho tiempo.
El sistema es tan eficaz que las colonias florecen por doquier. Y
trazan sus propios planes de expansión. Al cabo de varios siglos ya
nadie sabe dónde hay una colonia humana nueva, ni existe ningún
recuento oficial de cuántas generacionales han sido fletadas
y hacia qué destino han partido. Todo se convierte en un caos y la
humanidad se disgrega. La aparición de los comunicadores cuánticos
mejora algo la situación, pero hablar con desconocidos no permite
la integración.
La humanidad es una nebulosa que crece, se difumina y carece de conciencia
de unidad.
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11.3) La edad de oro
de la Corporación.
El viaje MRL (Más Rápido que la Luz) cambia radicalmente el orden de
las cosas. Cuando los viajes se hacen más frecuantes se establecen
embajadas, se inician relaciones personales. Se puede ofrecer ayuda
a una colonia en apuros, los jefes de estado pueden reunirse y discutir.
Finalmente habrá comercio interestelar, viajes de vacaciones, funcionarios
y ejecutivos con destinos en otros planetas. La humanidad crece más
que nunca, pero ahora lo hace cada vez más unida, de un modo más coordinado.
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11.4) El Desastre, la
pesadilla hecha realidad.
Un día cualquiera un planeta cualquiera de la Corporación es destruido.
Luego otro, y otro, y otro más. Es la locura; los alienígenas han
aparecido, son tecnológicamente superiores y las Fuerzas Armadas Corporativas
se ven impotentes ante ellos. Los mundos humanos van cayendo uno tras
otro y no es posible enviar las grandes flotas para ayudar a quienes
son atacados. Los alienígenas han alterado de un modo desconocido
la estructura del hiperespacio y el viaje MRL ya no es posible para
los humanos (las naves alien sí pueden trasladarse, pero nadie sabe
cómo).
Finalmente los alienígenas, que posiblemente tienen también el defecto
humano de la soberbia, cometen un error. Es tan simple como habituarse
a tener éxito en todas sus incursiones destructoras, por lo que no
toman las debidas precauciones. Unas pocas naves alienígenas atacan
otro planeta habitado por humanos. Pero no han investigado antes y
esta vez aparecen en el espacio normal justo al lado de una flota
estelar de combate de la Corporación. La tecnología extraterrestre
es muy superior, pero están en una desventaja de uno a cincuenta y
la Corporación logra atrapar una de las naves, abordarla y quedarse
con ella.
Sin saber qué hacer, incapaces de averiguar demasiado, salvo cómo
reactivar la nave para devolverla a su mundo, deciden cargarla con
las armas más potentes y enviarla de regreso. Si se dirige al mundo
alien, el sistema solar entero desaparecerá cuando su sol se convierta
en una supernova.
Al cabo de poco se terminan los ataques. Nadie vuelve a saber nada
de los alienígenas. Pero su legado es el más siniestro: ya no es posible
viajar más deprisa que la luz. La civilización empieza a declinar
lentamente.
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11.5) El resurgir de
un imperio deicida.
De nuevo no podemos contar mucho en este apartado; ya sabes querido lector,
que algunas explicaciones no es posible darlas sin chafarte el final
del correspondiente libro si algún día decides leerlo. Hemos de ser,
pues, parcos y comedidos, pero al menos diremos que la Corporación
logra realizar un duro "ajuste de cuentas" por el ataque
del apartado anterior. También consigue la tecnología que permite
de nuevo viajar más rápido que la luz. La civilización resurgirá y
la Corporación se volverá más fuerte que nunca. Sin embargo, el paso
del tiempo no es nunca en balde. Han transcurrido muchos siglos y
"Corporación" acaba siendo más un nombre heredado del pasado
que una realidad. La sociedad se ha expandido, la gente ha cambiado,
existe mucha diversidad de fuerzas políticas y sociales. La Corporación
poco a poco se va disolviendo en su propio éxito. Nunca ha sido derrotada,
pero al cabo de generaciones termina por ser sólo un nombre
para algo muy distinto de lo que fueron esas pocas empresas que construyeron
un imperio entre las estrellas. La Corporación no fue nunca vencida,
sólo se cansó de ser ella misma y se convirtió en muchas más cosas.
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