Tucídides
Vida

Los datos de la biografía de Tucídides son escasos. Solo sabemos con exactitud lo que nos ha llegado a través de él mismo: que fue elegido como estratego en 424 a.C., año en que también fue desterrado de Atenas por no haber acudido a tiempo en auxilio de la ciudad de Anfípolis, conquistada por el general espartano Brásidas. Sabemos que era hijo de Oloro y que pertenecía a una familia aristocrática ateniense, pues el mismo se llama ateniense (Tuc. I 1); por el nombre de origen tracio de su padre se ha querido ver una relación entre Tucídides y la familia de los Filaidas, a la que pertenecía Cimón -cuyo abuelo materno también se llamaba Oloro-, quien se oponía al imperio naval ateniense tal y como propugnaba Pericles. Nació hacia el 460-54 a.C, ya que debería tener los treinta años para ser nombrado estratego, pues según la ley ateniense, era preciso tener más de treinta años de edad para ser elegido estratego y debido a que Tucídides participó como estratego en el sitio de Anfípolis en el 424 a.C. (Tuc. IV 104), es preciso que Tucídides naciera con anterioridad al 454 a.C. Tal nombramiento para una acción en Tracia se debió a la influencia de Tucídides entre los personajes más destacados de Tracia -recordemos su posible origen-, donde además tenía adjudicada la explotación de unas minas de oro (Tuc. IV 105). Pertenecía a la aristocracia ateniense, poseyendo la explotación de una mina de oro en Tracia. Aristócrata de nacimiento y bien dotado económicamente recibió una educación acorde a su rango y asimiló las enseñanzas de los movimientos filosóficos y retóricos de su tiempo. No es un historiador casualmente ya que, por tradición familiar, estaba muy versado en la vida pública. Su infancia y juventud ve los días de gloria de Atenas, en la cumbre de sus prosperidad comercial y de su poderío militar y libertad política. Junto a esto, el gran florecimiento intelectual y artístico que hacen de Atenas la escuela de Grecia. Toma parte en la Guerra del Peloponeso, pero tras un fracaso como estratego en el 424 es desterrado, debido al desastre de Anfípolis frente a Brásidas, y sufrió un destierro de 20 años (Tuc. V 26), tras una previa condena a muerte por rebeldía, hasta el final de la guerra. Sólo volvería a Atenas veinte años más tarde, para escribir la mayor parte de su obra. Fue el destierro el que le sugirió la idea de historiar y narrar los acontecimientos de su guerra contemporánea, ya que tenía acceso a lo ocurrido en ambos bandos, con cierta calma e imparcialidad. Los datos sobre su muerte son aún más confusos. Ciertas fuentes afirman que muere en Atenas, otras que ocurrió en Tracia tras la guerra del Peloponeso. Lo cierto es que antes de morir regresó a Atenas en el 404 y su tumba se encontraba entre las de la familia de Cimón, hijo de Milcíades, vencedor de Maratón. En suma, Tucídides vivió el apogeo y el declive de Atenas. Por un lado el triunfo del régimen democrático en la figura de Pericles. El desarrollo económico entraría en conflicto con los intereses de ciudades aliadas de Esparta (Corinto y Megara). Ante el creciente poderío político y militar de Atenas, Esparta entra en guerra contra ella. Tras la muerte de Pericles, la falta de una política adecuada llevará a la ciudad a una serie de derrotas que culminarán con la derrota y el fin de la democracia.

Pericles
Obra

No se nos ha transmitido ningún título auténtico para la única obra de Tucídides sobre la Guerra del Peloponeso, al igual que tampoco es original la división de la obra. Su Historia está dividida en ocho libros, y su finalidad es contar la Guerra del Peloponeso, que enfrentó a atenienses y espartanos (con sus respectivos aliados) del año 431 al 404 a. C. En el primero hace un recorrido por la historia primitiva y reciente de Grecia, como antecedente y explicación de las causas del conflicto. Presenta además su método y la explicación de las causas verdaderas y los pretextos que originaron el conflicto. En los demás relata cronológicamente los hechos de la guerra. La narración se interrumpen en los acontecimientos del año 411-410. La narración de los acontecimientos siguientes fue continuada por Jenofonte en sus Helénicas, y por Teopompo y Cratipo en obras de las que únicamente nos han llegado noticias y fragmentos. Su contenido es el siguiente:
Libro I: fundamentalmente, es una Introducción con un excurso sobre la historia antigua de Grecia, la llamada "Arqueología" (1.2-21), los antecedentes del conflicto (1.22-88) y el período de cincuenta años ("Pentecontecia") previo, desde el 480 al 431 a.C. (1.89-118). Termina con el enfrentamiento de Esparta y Atenas (1.119-146).
Libros II al V (hasta el capítulo 24): relatan la llamada "guerra" arquidámica (431-421 a.C.) hasta la paz de Nicias (421 a.C). Los episodios más conocidos son: el "Epitafio" o discurso fúnebre de Pericles en honor de los atenienses muertos durante el primer año de guerra (2.35-46); la descripción de la "peste" que asoló Atenas y el discurso final de Pericles (2.47-57 y 2.60-64); el elogio póstumo de Pericles (2.65); el debate sobre el destino de los habitantes de Mitilene tras su fallido levantamiento contra Atenas ("diálogo de los mitilenos": 3.35-50) y, paralelamente, sobre el de los plateenses tras su rendición a los lacedemonios (3.52-68), y la victoria ateniense en Pilos (4.1-16).
Resto del libro V (5.25-116): narra el período de paz fallida (421-415 a.C.) con la reanudación de la guerra tras la paz de Nicias, el episodio de Melos y el "diálogo de los melios", que defienden, sin conseguirlo, su neutralidad ante los atenienses (5.85-116).
Libros VI y VII: contienen la expedición a Sicilia (415-412 a.C.). Debemos destacar: la "segunda Arqueología" o introducción sobre el poderío de Sicilia, especialmente de Siracusa (6.1-59); el debate en Atenas sobre la expedición a Sicilia (6.8-26); el episodio de la "mutilación de los hermes" (6.27-29); la espectacular salida de la flota desde el Pireo (6.30-32); la llamada de Alcibíades a Atenas (6.53-62); la petición de ayuda de los siracusanos a Esparta (6.88-91), y la derrota y retirada de los atenienses (7.60-85).
El libro VIII narra los primeros años de la guerra en Decelia y Jonia, hasta la campaña estival del 411 a. C., con la desmoralización ateniense (8.1), la guerra centrada en el Egeo (8.13-44), el regreso de Alcibíades al bando ateniense (8.45-66), la caída, primero, de la democracia en Atenas (la "revolución de los Cuatrocientos": 8.63-72) y de la oligarquía, después (8.89-98)

Pericles hablando a los atenienses
Diferencias e influencias

Si bien tanto Heródoto como Tucídides son considerados padres de la historiografía clásica y mundial, no obstante, son muy marcadas y notorias las características y diferencias por las cuales ambos merecieron tal título. Mientras Heródoto afirma que su obra es el fruto y resultado de sus investigaciones (historíe), Tucídides nunca llama así a su obra; el primero era heredero de la logografía jonia (también escribe en jonio), mientras que el segundo era heredero de los sofistas, de la escuela sofística ateniense (y por ello también escribe en ático). El influjo sofístico se aprecia tanto en la forma, en el estilo (especialmente en los discursos), como en la ideología: practicismo, racionalismo; la doctrina de lo verosímil (aplicada en la primera parte); la doctrina de la fuerza como factor político. Pero se opone al relativismo, intentando hacer verdadera ciencia de valor universal.
Por su parte Heródoto se limitó al conflicto entre griegos y persas, pero con el recuerdo constante del pasado, recogida de datos sin criticarlos: antologías, genealogías, historias locales, geografía descriptiva y etnográfica (todo ello herencia de los logógrafos griegos), frente a Tucídides que innovará al introducir la crítica histórica de las ideas políticas, los acontecimientos, las causas profundas y los detonantes externos del conflicto entre griegos con una mezcla de objetividad. Finalmente la utilización del pasado en Tucídides -la Arqueología - está en función de hacer comprensible el presente, mientras que en Heródoto está en función de buscar la anécdota (casi como una enciclopedia etno-geográfica e histórica).
Se ha dicho de Tucídides que es el primer gran historiador, que ha practicado por vez primera la crítica de fuentes y el estudio y valoración de los testimonio. No obstante, esta actitud ya estaba en Heródoto. La diferencia entre ambos es más bien de grado. La diferencia fundamental entre ambos es la concepción política de Tucídides. Por otra parte, hay claras diferencias entre las dos obras: Heródoto estudia el pasado, y Tucídides el presente; Heródoto es un historiador épico, con una concepción épico-mítica de los personajes, frente a Tucídides que hace una historia humana, con personajes y motivaciones humanas; frente a Heródoto, que presenta continuas digresiones y relatos, en Tucídides encontramos una historia estrictamente militar y política.

Estela funeraria en honor de los atenienses muertos en la Guerra del Peloponeso
Pensamiento racional

Por otro lado, si bien aquél se mueve en el terreno épico y religioso, ateniéndose a hechos antiguos, fiel a las tradiciones orales donde la especulación religiosa, la gloria del pasado de dioses y héroes, es reflejada para darles eternidad a modo de aedo primitivo que escribe en prosa, por contra Tucídides no da pie a la especulación religiosa, se atiene a la naturaleza humana para narrar unos acontecimientos contemporáneos a él, algunos incluso vividos por él mismo y otros que le fueron transmitidos, pero no por el fruto de una larga tradición oral: para él su obra tiene un valor ejemplar: ktêma eis aeí ("tesoro para siempre"). La rápida evolución cultural de Grecia hizo que la interpretación de los hechos históricos cambiara radicalmente. Heródoto pretende explicar el acontecer humano desde un plano divino. Toda su grandiosa concepción (doctrina de la hybris) quedó anticuada y desfasada tras la aparición de la sofística.
El desarrollo de ciencia natural implicaba el rechazo de la providencia divina: la historia es un encadenamiento de circunstancias materiales y de hechos humanos; el concepto de ley natural aplicado por Tucídides a los hechos humanos. Pero el principal influjo viene de Hipócrates y su escuela. De la escuela hipocrática hereda Tucídides la metodología médica: deducir las causas por observación e inducción, mediante la experiencia y el raciocinio; la distinción entre causas -aitía como causa profunda- y síntomas -profásis como pretextos y motivos ocasionales-; la influencia del carácter moral -nómos- y físico -physis- de los pueblos y su interés médico y minucioso por describir la peste de Atenas.
Como escritor Tucídides es heredero de la sofística ateniense y del espíritu de esta ciudad, así como de las corrientes científicas y filosóficas del momento. Una tendencia del espíritu filosófico y político ateniense de la época es la preocupación por el presente, de ahí el giro total de la concepción histórica de Tucídides respecto a la historiografía anterior. Al mismo tiempo, el gusto ateniense por la preocupación humana como ser social, por su conducta privada -su moral- y su conducta pública -su política-, se traduce en la búsqueda tucidídea de la historia política y humana alejada de toda influencia divina y de la historia legendaria. Por otro lado la influencia sofística se plasma a lo largo de la obra en distintos puntos: en la estructura y el estilo de su lengua, en el poder supremo de la razón -si en Sócrates lo era como factor moral, en Tucídides aparece como factor político e histórico (gnóme y synesis)-, el estudio de lo verosímil -tò eikós- como fundamento de la crítica junto a una oposición al relativismo -la historia de Tucídides es una lección de política e historia universal. De la filosofía natural de Anaxágoras y de Demócrito toma la concepción de que el espíritu humano actúa de acuerdo a sus leyes, leyes naturales, sin intervención divina: la vida y la historia se manifiestan como el encadenamiento de circunstancias naturales y materiales junto con los hechos humanos.

Método histórico

En Tucídides todos los elementos que componen su obra están integrados de un modo coherente y orgánico en el núcleo fundamental de la obra. Además del relato objetivo de los hechos hay dos elementos fundamentales: la reconstrucción del pasado, mas o menos lejano, y los diálogos (TEXTO 53: Tucídides, Historia... I, 1-ss).
1. Narración de hechos presentes: es la narración objetiva de los acontecimientos de la guerra. Están ordenados por orden cronológico, y sin digresiones de tipo histórico-etnológico. Sólo en contadas ocasiones aparece alguna observación personal.
2. Discursos: dan al lector una idea sobre la situación en aquel momento. Aparecen intercalados con la narración; tratan de explicar el porqué de los acontecimientos pasados o anticipando lo que va a suceder. En los discursos aparecen los móviles de los personajes, clarifican el modo de actuar, las fuerzas políticas.
3. Reconstrucción del pasado: la encontramos en dos partes, la arqueología y la pentecontecia. La primera es el relato de la historia antigua, y la segunda la de los últimos cincuenta años de historia. Ambas están perfectamente integradas y justificadas en la obra. La primera muestra la génesis de la dualidad Atenas-Esparta. La segunda el periodo tras las Guerras Médicas en el que nace el imperialismo ateniense y el enfrentamiento actual con Esparta.
Tucídides inicia su obra con una grandiosa introducción, que constituye todo el libro primero. En ella enuncia su tesis básica: la Guerra del Peloponeso es la mayor que ha sostenido el mundo helenístico, y estalló por el temor de Esparta a la creciente potencia de Atenas. Y, sobre todo, analiza el mecanismo que llevó a Grecia a un dualismo peligroso que sólo podía desembocar en un conflicto general. Y, además, quiere poner de manifiesto que la guerra, en sus dos fases, es una guerra única, cuyo sentido ha escapado a todos sus contemporáneos. Tras la arqueología, que trata de ilustrar su tesis, Tucídides explica su método. Tucídides realiza una exhaustiva búsqueda de los datos, sin fiarse de las fuentes; narra los hechos por él presenciados y aquellos que proceden de testigos fidedignos, tras un examen críticos de los datos aportados por terceros. Tucídides hace una narración estricta de los acontecimientos, y sólo en escasa medida hace observaciones sobre éstos. Por ello introduce un elemento racional de señalar los móviles básicos que ponen en marcha los acontecimientos, un elemento que detecte la dinámica de la historia: los discursos. Por otra parte, la crítica histórica gana también un apoyo en la geografía y la cronología. Estas constituyen un gran avance si bien su cronología basada en la sucesión de estación buena, estación mala no es suficientemente precisa, y su geografía contiene a veces errores. Fundamento de todo método histórico es la imparcialidad. Tucídides ha pasado por ser durante mucho tiempo el historiador imparcial, objetivo, esclavo de la verdad. Pero de un tiempo a esta parte están surgiendo dudas sobre esta imparcialidad, y se ha querido ver una actitud apologética de Pericles. No obstante, su obra se centra claramente en le tema por él expuesto: la guerra.

Pensamiento político

De esta manera la intención fundamental es, por un lado, seleccionar y disponer los hechos de forma tal que los acontecimientos se conformen a este propósito, demostrando con ello el esquema de la historia, y, de otro, mostrar en qué medida y por qué medios el hombre es capaz de intervenir en estos mismos hechos. A Tucídides le interesan fundamentalmente las causas, a las que distingue de los motivos accidentales. Las fuerzas activas que mueven la historia son materiales y espirituales. Aunque no desprecia las primeras, su especialidad son las segundas, esto es, la psicología humana. Pero se trata de una psicología general, del hombre como ser humano. Fundamentales para obtener el éxito son, para él, la inteligencia y la audacia. Tucídides propone unas leyes generales que rigen el mismo ritmo de la historia:
1. Del Caos al Cosmos: la génesis del proceso histórico consiste en el tránsito del caos a un cosmos humano, ajeno de toda intervención divina o externa a la propia voluntad humana. El caos son las tribus errabundas desconocedoras de la agricultura, el cosmos, la polis, que encarna el bienestar, y cuyo destino es imponerse, por afán de poder, para así materializar el cosmos que encarna.
2. La Marcha de la Historia: supone dos procesos simultáneos: el paulatino desarrollo del sentimiento de comunidad de las ciudades griegas, la Hélade, y el proceso de concentración de poder en dos ciudades: Atenas y Esparta.
Respecto al primero de estos procesos, el sentimiento griego se gestó en las dos grandes acciones conjuntas que llevaron a cabo en el pasado: la expedición contra Troya y el rechazo de la agresión Persa. Respecto al segundo, la Hélade ha llegado a la polarización de poder en torno a dos ciudades, Atenas y Esparta. Queda por tanto un paso aún, el establecimiento de un poder único en la polis representante del cosmos universal. Tucídides quiere hacer ver que el conflicto era inevitable. El conflicto vino dado por el temor ante el imperialismo ateniense, que le llevaba a intentar dominar toda la Hélade. Tucídides expone su tesis de la índole insaciable del poder: la razón de ser del poder es el poder absoluto. La guerra es, por tanto, el único medio de llegar a este poder absoluto. Para Tucídides es Atenas la ciudad más apropiada para detentar este poder universal, sus virtudes son expuestas en la oración fúnebre pronunciada por Pericles. Por el contrario, Esparta representa el inmovilismo, la paralización de la historia. Ahora bien, el hecho mismo de que la guerra es inevitable no quiere decir que el desenlace esté predeterminado. El desenlace de la guerra no es predecible porque no depende de la ciudad sino de las decisiones y acciones de los hombres en cuyas manos estaba el conducir a la ciudad hacia este destino, y además depende también de la fortuna. De ahí la importancia de la figura del héroe, el caudillo que debe guiar la ciudad y sortear los avatares de la fortuna. Este caudillo ideal es, para Tucídides, Pericles, tras cuya muerte, los políticos entregaron el poder al pueblo, siguiendo sus caprichos, con lo que se incurrió en todos los errores que culminaron en la derrota ateniense. Las cualidades primordiales del estadista son el cálculo y la previsión. El primero para sopesar las ventajas e inconvenientes de una situación, calcular las posibilidades reales de triunfo. Pero también debe saber expresar sus ideas, sus objetivos, de ahí la importancia de la oratoria. La previsión le permite, dentro de unos límites, prever los resultados de los sucesos. En suma, el enemigo no es el ejército, ni las calamidades inevitables, sino el error de cálculo y de previsión.

Lengua y Estilo

Es uno de los creadores de la prosa literaria ática. La prosa ática tuvo como modelo la también incipiente prosa jonia, que, por lo demás, no había alcanzado una disciplina sintáctica grande. La historiografía anterior, gustosa del mito y la anécdota, adoptó el estilo lento y difuso del cuento popular a base de parataxis y cierto ornamento poético. Este mismo estilo domina en la prosa científica jonia. El carácter de la prosa de Tucídides es muy diferente. Cargado de ideas, creó un estilo austero, claro, apoyándose en los métodos y figuras empleadas por la sofística. No obstante, podemos encontrar pasajes oscuros e incorrecciones, normal en una lengua en creación. Tucídides escribió su obra en el estilo de la Atenas en que pasó su juventud, a pesar de que cuando vuelve ya existía otro modelo de prosa, la oratoria de Lisias.
Los principales rasgos sintácticos y estilísticos son:
1. Usos sintácticos poco frecuentes posteriormente, abuso de la expresión nominal; sustantivación.
2. Faltan los periodos cortos, pero también los largos y bien estructurados de época posterior. en general maneja periodos largos, pero con notoria inhabilidad.
3. Frecuencia de expresiones parentéticas y anacolutos.
4. Empleo de expresiones antitéticas, ya en uso paralelo, ya en uso opositivo.
Todas estas características se comprenden por la combinación de una serie de circunstancias:
- arcaísmo, por haberse ausentado de Atenas durante veinte años.
- Influjo sofístico.
- Temática de la obra: pretende hacer una obra científica, y no de entretenimiento.
Los discursos son la culminación de la obra (TEXTO 54: Tucídides, Historia... I, 68-71; 73-75). En ellos se condensa el pensamiento del autor y están muy cuidados estilísticamente. Aparte de su posible valor histórico o ideológico, tienen un indudable valor dramático. Concisión, elevación, carácter directo, falta del elemento anecdótico y pintoresco. Sus personajes son más bien tipos generales, ideales, representativos del papel que representan en la historia. Lo que interesa a Tucídides es la manera de pensar y proceder.