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TEXTO 21: Palabras de un mercenario (Frag. 5 D)
                    Resignación
(Frag. 67a D)
                    Ansias de amor
(Frag. 25D, 26D, 112D, 104D, 118D, 71D y 72D)
                    Reproches de despecho
                    Fragmentos diversos
(Frag. 78D, 66D, 103D)
Arquíloco
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Guerreros en combate con un soldado caído con su escudo

Palabras de un mercenario (Frag. 5 D)
Algún Sayo alardea con mi escudo, arma sin tacha,
que tras un matorral abandoné, a pesar mío.
Puse a salvo mi vida. ¿Qué me importa el tal escudo?
¡Váyase al diantre! Ahora adquiriré otro no peor.
Resignación (Frag. 67a D)
Corazón, corazón, de irremediables penas agitado,
¡álzate! Rechaza a los enemigos oponiéndoles
el pecho, y en las emboscadas traidoras sostente
con firmeza. Y, ni al vencer, demasiado te ufanes,
ni, vencido, te desplomes a sollozar en casa.
En las alegrías alégrate y en los pesares gime
sin exceso. Advierte el vaivén del destino humano.

 

Recitación de Arquíloco por el protagonista, un profesor de secundaria de griego, de la película "Werther" de Goethe.

Ansias de amor (Frag. 25D, 26D, 112D, 104D, 118D, 71D y 72D)
Jugueteaba ella con un ramo de mirto
y una linda flor del rosal…
Su melena
le aureolaba de sombra los hombros y la frente….
…De su perfumado cabello y su pecho
hasta un viejo se e habría enamorado.
Tal ansia de amor me envolvió el corazón
y densa niebla derramó sobre mis ojos
robando de mi pecho el suave sentido.
Yazgo, infeliz por la pasión vencido,
sin vida, hasta los huesos traspasado
de fieros dolores que los dioses me envían.
Pero el perturbador deseo me domina
y no me acuerdo de yambos ni placeres
Ojalá que pudiera tocar la mano de Neobula…
Y caer, presto a la acción, sobre el odre,
y aplicar el vientre al vientre y mis muslos a sus muslos.
Reproches de despecho
Pero si tienes prisa y la pasión te inflama, hay en nuestra casa una muchacha guapa y dulce que está muy deseosa (de casarse contigo). Creo que tiene un cuerpo perfecto. A ella conviértela (en tu amiga).
Así hablaba; y yo contesté:
“Hija de Anfímedo, mujer ilustre y muy sensata, que ahora yace en la sonbría tierra; los jóvenes tienen muchos placeres de la vista, sin llegar al final, y les basta con ello. Pero el matrimonio, con clama lo discutiré contigo cuando mi barba ennegrezca, Dios mediante. Me dejaré convencer como me pidas; no te enfades, amiga: ante el muro y las puertas, sin precipitarme, me quedaré en las praderas de cesped. Déjame que te diga esto ahora. A Neobula deja que la tenga otro hombre. ¡Ay, ay (qué desgracia)! ella está pasada, ha perdido lozanía juvenil y el encanto que antes tenía. Ahora siempre está acalorada, no soportó la saciedad y muestra los límites de la juventud. Mándala al diablo; no vaya a ocurrirme que con una mujer así me convierta en el hazmerreir de los vecinos. Con mucho te prefiero a ti, porque tú eres leal y sincera, pero ella es precipitada y se crea demasiado amigos. Temo que como la perra, por exceso de prisa, engendre crías ciegas y perniciosas”
Así dije; abracé a la muchacha y la hice acostarse entre las flores exuberantes; con un blanco manto la cubrí, apoyando en mis brazos su cabeza, temblando de miedo como un cervatillo dulcemente con mis manos acaricié sus pechos, por donde mostró la piel de su reciente juventud. Palpando todo su hermoso cuerpo derramé mi blanca fuerza, tocando su rubia cabellera.
Fragmentos diversos (Frag. 78D, 66D, 103D)
(78D) Bebiste vino abundante y sin mezcla, y no aportaste siquiera tu parte, ni viniste invitado, como amigo, sino que tu vientre extravió a tu mente y te arrastró a la desvergüenza.
(66D) Sólo se una cosa importante: responder con daños terribles a quien daños me hizo
(103D) Muchos trucos conoce la zorra, pero el erizo uno decisivo, mas bien le sirve: enroscándose, sabe ofrecer sus púas al enemigo. También lo aprendí en la vida un arte, y me basta: a quien me hirió, le pagué hiriéndole con más saña.