Píndaro
Vida

Poeta beocio, Píndaro nació en Cinoscéfalas, población de Tebas, en tiempos de las fiestas Píticas, según dice él mismo, que podían ser las del 522 ó 518 a.C., pues los antiguos designaban la invasión de Jerjes como época de apogeo de su vida. De las diversas biografías que nos han llegado hay que extraer los datos con cuidado pues algunos pueden ser ciertos y otros imaginarios. En su obra llama “mis padres” a los Egidas, una estirpe del mito tebano, pero la crítica se decanta por creer que no se refiere a los suyos propios sino a sus antepasados en sentido genérico. Podemos creer que perteneciera a una familia distinguida, y si fue enviado a Atenas, fue para entrar en contacto con la aristocracia de la ciudad, además de aprender música. Su poesía le puso en contacto con muchos centros políticos y con la cultura de su tiempo, además emprendió diversos viajes para cumplir sus fines, aunque siempre fue fiel a su patria. Estuvo de parte de los persas en sus luchas contra los griegos y sufrió el acoso de éstos cuando obtuvieron la victoria, retractándose. Los triunfos del poeta en Sicilia fueron decisivos para la consagración de su prestigio en toda Grecia. Allí estuvo junto a los gobernantes Hierón y Terón, al primero de los cuales rinde honores en sus versos como triunfador de una carrera de caballos (TEXTO 32: Píndaro Pítica I -pulse aquí para una versión musicada de este fragmento-), y al segundo en una de carros. De éste último toma sus ideas sobre la doctrina órfico-pitagórica, consolándolo por su enfermedad. De regreso de Sicilia cantó la grandeza de Atenas en su triunfo sobre los persas, lo cual no cayó bien entre sus compatriotas tebanos, enemigos de Atenas. Los últimos años de su vida los llevó preocupado por la evolución política y la rivalidad entre Atenas y Esparta. Según la biografía antigua murió en Argos. Los alejandrinos mostraron interés por él pero en otras épocas fue considerado un poeta difícil. Los restos conservados de sus poemas son escasos y procedentes en su mayoría de papiros.

Carrera
El Epinicio, poesía de encargo

Además de por sus Himnos, Peanes, Ditirambos, Partenios, Hiporquemas, Encomios, Escolios y Trenos, Píndaro es conocido especialmente por sus Epinicios, los únicos que nos han llegado completos, consagrado cada uno de ellos a los vencedores de los cuatro grandes juegos panhelénicos: Olímpicos, Píticos, Nemeos e Ístmicos. Son composiciones destinadas a celebrar el triunfo de los vencedores de los juegos atléticos, compuestos por encargo de los ganadores (juegos olímpicos y píticos cada cuatro años, y nemeos e ístmicos cada dos). El epinicio es una composición coral, cantada y bailada por un coro con acompañamiento de lira o flauta. Hay dos tipos: Un primer tipo que denominaremos "Formal" y otro "de Ofrecimiento". Este segundo lo componía el poeta en el lugar de la victoria, glorificando al vencedor, y solía ser corto. El primero (Formal) era solicitado por el vencedor al poeta y era cantado cierto tiempo después de la competición, era más extenso y alababa al aristócrata o tirano en cuestión en la ciudad de la que era originario, entre sus conciudadanos, tratando de reflejar la excelencia de toda su estirpe. El epinicio consta de tres partes: la ocasión (kairós), el mito (narración de gesta divina o humana) y la sentencia (gnóme). El mito proclama ante todo el pueblo la raigambre del linaje de la familia. Píndaro lo presenta de manera completa, o una parte importante del mismo, pero no de forma lineal ( de principio a fin siguiendo los hechos ) sino empezando por el final o entrelazando diversas partes, al contrario que Baquílides. Se suele colocar en la parte central del epinicio, aunque puede variar. En Píndaro tenemos un intento de moralización del mito y se permite utilizar la versión del mito que más le interesa. Las alusiones a la actualidad brillan por su ausencia y Píndaro resalta más la victoria que el hecho deportivo que acontezca. Así se diferencia de Baquílides en que éste da mucha más importancia al triunfo deportivo, presenta imágenes del esfuerzo, cosa que en Píndaro solo es prueba de areté el atleta. Esta parte gnómica trata de reflexiones de carácter general relacionadas con el triunfador y su familia. Supone la reiteración de una doctrina tradicional en la que no sabemos si el poeta expresa algo personal o recoge algunos puntos de las convicciones personales, lo que nos ayudaría poco para conocer la ideología del poeta.

Lucha
Estructura y estilo

La obra de Píndaro se caracteriza por su enorme riqueza y variaciones rítmicas, siendo fundamental en ella la música. En cuanto a la estructura conserva la tradicional estructura triádica de estrofas: estrofa-antístrofa-epodo. Píndaro escribe su obra en una combinación artística de dialecto eólico y dórico, con una fuerte influencia homérica. Su estilo es muy adornado y retórico, casi barroco.

 
 
Salto
Ideología aristocrática

Píndaro muestra el ideal de la nobleza griega en el momento de su más alta gloria; es el espíritu propio de la antigua gimnasia helénica, la fiesta y las competiciones deportivas a cargo de la aristocracia noble; la nobleza innata reflejada en la belleza y en las cualidades física y espirituales. Es la presentación más exaltada de la ideología de la aristocracia griega y se apoya en la convicción de que existe una areté global, que en el caso de quienes la poseen se manifiesta en aspectos particulares. Según Píndaro los dos aspectos que hacen que esta ideología sea aristocrática son: el carácter connatural de la areté y su carácter hereditario (una minoría de hombres la posee por naturaleza, desde que nacen, y la transmiten por herencia). Las familias aristocráticas tienen la areté por su conexión con la divinidad, que establece lazos de unión con los mortales a través de un héroe, y esto ya nos aparecía en Homero, en cuya obra aparecían reyes que habían recibido su cetro de manos de Zeus. No obstante la época en que Píndaro dice esto (la ideología aristocrática ha sufrido diversos ataques, dando paso a la democracia) ha hecho que algunos críticos hablen de cinismo en nuestro autor, y piensan que sus epinicios son un instrumento de propaganda de la ideología de la clase social que la paga, para afianzar su status.El mito le sirve para relacionar lo presente con lo intemporal, el vencedor olímpico con sus antepasados míticos. Por otra parte hace una censura de los aspectos escabrosos de los mitos, trata de captar el sentido más profundo; los dioses pierden personalidad frente a la voluntad omnipresente de Zeus.