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Efebo y su instructor |
La reacción de la nobleza |
Hemos conservado dos libros de elegías, atribuidos a Teognis de Megara (544 aC.). En conjunto tenemos unos mil cuatrocientos versos, distribuidos en poemas de muy varia extensión, desde los formados por un simple dístico hasta poemas de unos veinte versos. Pero los problemas de autenticidad suscitados por esta colección de elegías son numerosos, porque se trata de un conglomerado de poesías, de los siglos VI a V a. C., formado por sucesivas adiciones sobre un núcleo de poemas original de Teognis, al que conocemos sólo por lo que de sí mismo cuenta en sus versos. Su relación amorosa y pedagógica con Cirno, su desconcierto ante la decadencia de la aristocracia tradicional y la ascensión social de los plebeyos enriquecidos, su odio por ese estado nuevo, por la falsía de los más, su queja de la penuria, y su asombro ante la incomprensible abstención de los dioses en procurar una justicia mejor, etc., son rasgos que dibujan la personalidad de nuestro poeta. Sus consejos éticos manifiestan una cierta ambigüedad, producto de su origen social en la ideología de una clase noble amenazada por el progreso histórico
(TEXTO
22: Teognis, Se avecinan conflictos vv. 1-39).
La ideología aristocrática |
En los versos de Teognis los "buenos", agathoí, son siempre los nobles, y los "malo",
kakoí, los plebeyos (TEXTO
22: Teognis, Los tiempos están cambiando vv. 53-58). Pero junto a la exhortación al cultivo de las virtudes de siempre, no deja Teognis de aconsejar la reserva y la doblez hacia esos villanos ascendentes, porque esos medios pueden conducir al éxito, y éste es necesario para la supervivencia de los aristócratas empobrecidos y asediados, como el mismo Teognis. Detestaba a los miembros de las nuevas clases emergentes (comerciantes y artesanos) porque su riqueza les procuraba tanto poder como a los nobles de nacimiento. Y no tenía empacho en quejarse a la misma justicia de Zeus del hecho de que "la fortuna de los malos sea estable, mientras que los buenos, los amantes de la justicia, que han mantenido puro su corazón y jan evitado el mal, se vean asediados y golpeados por la pobreza, madre de los sufrimientos". Nada debe extrañar, pues, que un poeta de tan decidida orientación aristocrática predicara, por primera vez en la tradición europea, la eugenesia como un medio para poner coto a los avances de la plebe. El único recurso ante el caos existente era el refugio en las amistades fieles y en una sabiduría de corte tradicional. Por lo demás, en estos versos se resume buena parte de la poesía tradicional, simposíaca, una poesía sincera, sencilla, áspera y fácil.