La nueva solidaridad entre los ciudadanos atenienses confirmó su eficacia en la guerra contra los persas. Aunque esta victoria constituían un éxito tanto de la nobleza como de los campesinos hoplitas y de los thetes (clase más inferior) que componían el grueso de los remeros en la flota, lo cierto es que, muy probablemente, lo que había creado las condiciones para fomentar la imprescindible voluntad de resistencia y convertirla en acción efectiva, fue la integración efectiva de las clases medias. La experiencia de las Guerras Médicas influyó en la vida y el pensamiento político de todos los griegos y, especialmente, de los atenienses con una intensidad y amplitud de consecuencias inimaginables.
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Batalla naval |
Optimismo: En primer lugar, las sensacionales victorias despertaron renovada
confianza en las propias capacidades. La victoria de Salamina, por ejemplo,
demostró ser el resultado de una afortunada combinación de espíritu de
sacrificio, audacia, iniciativa y explotación de todas las posibilidades
deparadas por la situación y superioridad estratégica. La mayor parte de estos
factores era repetible. Con ello se habrían a las facultades de acción y
planificación nuevas dimensiones. Los efectos se hicieron notar de inmediato:
- en la enérgica y eficaz prosecución de la lucha contra los persas,
- en la organización de la Liga Marítima de Atenas,
y en definitiva en las dilatadas empresas marítimas y el desarrollo de una
genuina política marítima que respondía a un optimismo ilimitado y, a su vez,
llevó a la ciudad a unas alturas inimaginables de poder y bienestar. La
transformación de la liga en un imperio marítimo dominado por Atenas y las
teorías sobre el poder político de los sofistas (como veremos), basadas en esa
experiencia y reflejadas en la política de Pericles y en las ideas históricas de
Tucídides, representan repercusiones de estas nuevas posibilidades del
pensamiento y la acción del individuo y de la Polis, desencadenadas por la
vivencia de las Guerras Médicas.
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Griegos contra persas |
Acción política En segundo lugar, no sólo se sometieron a reflexión las
posibilidades, sino también las limitaciones del obrar humano. Se analizaron con
renovada perspicacia la relación de las personas entre sí, su papel en un mundo
que no está controlado únicamente por los hombres, sino también por las fuerzas
de la Naturaleza y por una poderosa y trascendente voluntas divina. Así se
elaboró, como nos lo muestran las tragedias de Esquilo, una sólida base de
juicio para las condiciones y las consecuencias de la acción política:
mencionemos aquí sólo su interpretación de la derrota del persa Jerjes como una
consecuencia de la arrogancia humana que desatiende las fronteras impuestas por
la Naturaleza y los dioses (véase la intervención del fantasma de Darío en
alusión a las "cadenas" que su hijo puso al mar, refiriéndose al puente de
barcas sobre el Helesponto, TEXTO
33: Esquilo Los Persas).
Con la posterior creación de la Liga Marítima, que sobrepasa con mucho en
extensión, número de miembros, radio de acción y organización sistemática a
todos los tipos de confederación conocidos hasta entonces por los griegos, a
través de esa gran alianza, con la que nacían al mismo tiempo problemas
totalmente nuevos de gobierno, cohesión, superación de intereses divergentes y
de tendencias separatistas, se hizo accesible al pensamiento, o lo que es lo
mismo, a la categorización y definición terminológica, el terreno de las
relaciones interestatales. No sólo se acuñaron nuevos conceptos, sino que
algunos instrumentos lingüísticos caracterizadores de la política interna de la
colectividad se utilizaron en sentido lato para definir el mundo de la Polis
como un sistema de relaciones comparable al de cada Polis aisladamente, e
interpretarlo en una dirección determinada. Con ello se abría un horizonte
prodigiosamente estimulante para la reflexión política.
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Griegos contra persas |
Griegos frente a Persas En tercer lugar, en el curso de estas contiendas con los
persas, se fue abriendo camino la conciencia de una diferencia fundamental entre
persas o asiáticos, de un lado, y griegos, de otro. Este sentimiento se
interpretó posteriormente no sólo en el terreno antropológico o incluso
fisiológico, sino también y especialmente político. Los persas, dominados por un
rey de carácter divino, todopoderoso, a cuyo poder absoluto de mando y tiránica
arbitrariedad se sometían sin rechistar los más altos dignatarios, se parecian a
un pueblo de sçesclavos. Por el contrario, lo que caracterizaba la vida en común
de los griegos era la libertad del ciudadano, que no toleraba más autoridad
sobre él que la de la ley y la de los magistrados por él mismo elegidos. Esta
contraposición aparece descrita con particular vivacidad y precisión en Herodoto
en la conversación entre Jerjes y Demarato (TEXTO
52: Heródoto Historia, VII, 100-ss.).
Elementos esenciales de este contraste se encuentran ya en Los Persas de
Esquilo, representada en el año 472. Aparece con especial énfasis en el sueño de Atosa, madre de Jerjes (TEXTO
33: Esquilo Los Persas)
También en su conversación con el coro que, a su pregunta (enteramente natural
para los persas). "¿Quién es su (de los griegos) jefe, el señor del pueblo y del
ejército?" responde: "¡No son esclavos de nadie, ni a ningún hombre obedecen!"
(241 y sig.). Atosa no puede comprender que un pueblo "sin amo" sea capaz de
resistir al ejército persa (243) recordemos que en la batalla de las Termópilas
los persas eran obligados a combatir a golpes de látigo (Herodoto 7, 223).
De aquí se deduce que el contraste con el orden social y político persa
contribuyó a que los griegos comprendieran más claramente sus propias
estructuras, adquirieran una conciencia más honda de sus valores y definieran con
más precisión la situación del ciudadano en la Polis. Es muy indicativo observar
cómo Esquilo, prisionero de su idea de la Polis, considera el gobierno del Gran
Rey como una tiranía. Aún más, lo adorna, apoyado en una serie de analogías
elementales (v. 213 y sig.) con todos los rasgos de la tipología negativa,
entonces aún en período de formación, del tirano, convirtiéndolo en el tirano
par excellence; a su vez, los caracteres de la comunidad ciudadana libre se
perfilan a través del contraste con el despotismo tiránico. Como resultado de la
derrota de Jerjes, el coro (de nuevo en el papel de la Polis) imagina ya el
derrumbamiento del poder del Gran Rey. Se niega la obediencia y el pago de
impuestos.
Está claro que, para el ciudadano, el componente más importante de su libertad
lo constituye el derecho a expresar su parecer. Aquí resuena por vez primera un
tema cargado de acontecimientos futuros.
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Los thetes, incorporados a la marina como remeros |
Incorporación de las nuevas clases
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Incorporación de nuevas clases En cuarto lugar, la ascensión de Atenas a la categoría de una potencia marítima, posibilitada por las Guerras Médicas, constituyó la condición esencial para un ulterior desarrollo de su política interior, de carácter peculiar: La dotación de la flota recayó en primera línea a en el estrato más bajo de los ciudadanos, los tetes, que carecían de bienes suficientes para proveerse del equipo exigido a un hoplita. En su calidad de pobres diablos, desde el punto de vista económico, les faltaba el prestigio social indispensable para poder ejercer alguna influencia política. Pero la política marítima trajo consigo un cambio fundamental: Desde ese momento, y de una manera bien visible para todos, la seguridad, el poder y la riqueza de cada ciudadano dependían de la flota, es decir, de los tetes. Sus continuos e importantes servicios a la comunidad hicieron que recobraran confianza en sí mismos y que adquirieran un prestigio y un valor social que, con el tiempo, les capacitó para ser "presentables" políticamente. Se les podía despreciar (Aristófanes deja ver que ésta fue una actitud gustosamente adoptada por los nobles y los campesinos) pero, a la larga, no se les podía negar su revaloración política.