Son los genuinos mohos acuáticos, muy comunes. Hay unos 24 géneros
y 172 especies. Prefieren el agua dulce, aunque hay especies
que toleran una cierta salinidad. También pueden medrar en los suelos húmedos. Básicamente, se
trata de saprófitos que descomponen y reciclan la materia orgánica, pero hay importantes
patógenos. Por ejemplo, especies de Saprolegnia (por ejemplo, S. parasitica),
Achlya y Aphanomyces (por ejemplo, A. invadans) parasitan peces y sus
huevos, así como otros vertebrados acuáticos. Aphanomyces astaci ha diezmado las
poblaciones europeas de cangrejos de río. Otras especies de este género son parásitos de
plántulas y raíces de plantas, a las cuales causan podredumbres. Entre ellas destaca
Aphanomyces cochlioides, que ataca a la remolacha azucarera, y A. euteiches,
que afecta al guisante.
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Figura 1: Mala señal para los acuariófilos: cuando un pez muestra jirones
blanquecinos de aspecto mucilaginoso, puede tratarse de un ataque de
mohos acuáticos...
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Se caracterizan por presentar un micelio cenocítico muy ramificado. Los septos se forman
para delimitar los órganos reproductores. Los esporangios son cilíndricos y terminales, algo
más gruesos que las hifas. A veces, un esporangio nuevo puede proliferar en el interior de uno
vacío. Las zoósporas pueden enquistarse. Estos hongos también pueden reproducirse
asexualmente mediante gemación, es decir, liberando fragmentos modificados de hifas.
En cuanto a la reproducción sexual, presentan varias oósporas por oogonio. La formación de
anteridios y oogonios, así como su atracción mutua, están reguladas por una serie de hormonas.
Aquí puede verse
el ciclo vital y algunas
imágenes
microscópicas de Saprolegnia.
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