Selección de citas sobre la vida después de la muerte y de oraciones por los difuntos y por el consuelo de los afligidos

        Sabe que el alma del hombre, es exaltada sobre todas las enfermedades de cuerpo y mente y es independiente de ellas. Que una persona enferma muestre signos de debilidad, se debe a los obstáculos que se interponen entre su alma y su cuerpo, porque el alma misma no es afectada por ninguna dolencia del cuerpo. Considera la luz de la lámpara. Aunque un objeto exterior interfiera su  resplandor, la luz en sí continúa brillando sin disminuir su poder. De igual manera, cualquier mal que afecte el cuerpo del hombre, es un obstáculo que impide la manifestación del poder y fuerza inherentes al alma. Cuando ésta abandona el cuerpo, sin embargo, evidenciará tal ascendiente y revelará tal influencia como ninguna fuerza en la tierra puede igualar. Cada alma pura, refinada y santificada será dotada de tremenda fuerza y se regocijará con inmensa alegría.

        Considera la lámpara cuando se cubre. Aunque su luz brille, su resplandor está oculto a los hombres. De igual modo considera el sol, cuando ha sido oscurecido por las nubes. Observa cómo su esplendor parece haber disminuido, cuando en realidad la fuente de aquella luz no ha cambiado. El alma del hombre debe ser comparada con este sol, y todas las cosas de la tierra, consideradas como su cuerpo. Mientras ningún obstáculo externo se interponga entre ellos, el cuerpo en su totalidad continuará reflejando la luz del alma y será sostenido por su fuerza. Sin embargo, tan pronto como un velo se interpone entre ellos, el brillo de esa luz parece disminuir.
            – Bahá’u’lláh

ORACIÓN DE DIFUNTOS
¡Oh mi Dios! ¡Oh Tú perdonador de los pecados, el que confiere los dones, el que disipa las aflicciones!
Verdaderamente Te suplico que perdones los pecados de quienes han abandonado su vestidura física y han ascendido al mundo espiritual.
¡Oh mi Señor! Purifícalos de sus transgresiones, disipa sus tristezas y cambia su oscuridad en luz. Permítelos entrar en el jardín de la felicidad, límpialos con el agua purísima y concédeles que puedan contemplar Tus resplandores sobre el monte más sublime.
'Abdu'l-Bahá

LXXXI. Y ahora, referente a tu pregunta acerca del alma del hombre y su supervivencia después de la muerte, has de saber que, ciertamente, el alma después de su separación del cuerpo continuará progresando hasta que alcance la presencia de Dios, en un estado y condición que ni la revolución de las edades y siglos, ni los cambios o azares de este mundo pueden alterar. Perdurará tanto como perdure el Reino de Dios, Su soberanía, Su dominio y fuerza. Manifestará los signos de Dios y Sus atributos y revelará Su ternura y generosidad. El movimiento de Mi Pluma se detiene cuando intenta describir apropiadamente la grandeza y gloria de tan exaltada estación. El honor con el cual la Mano de la Misericordia investirá al alma es tal, que ninguna lengua puede revelarlo adecuadamente, ni ningún otro medio terrenal puede describirlo. Bienaventurada el alma que en la hora de su separación del cuerpo esté purificada de las vanas imaginaciones de los pueblos del mundo. Esa alma vive y se mueve de acuerdo con la Voluntad de su Creador y entra en el altísimo Paraíso. Las Doncellas del Cielo, habitantes de las más sublimes mansiones, girarán en torno a ella y los Profetas de Dios y Sus escogidos buscarán su compañía. Esa alma conversará con ellos libremente, y les contará lo que ha tenido que soportar en el sendero de Dios, el Señor de todos los mundos. Si se dijera a alguien lo que ha sido ordenado para tal alma en los mundos de Dios, el Señor del trono de lo alto y de aquí en la tierra, todo su ser se inflamaría instantáneamente en su gran anhelo por alcanzar aquella exaltadísima, santificada y resplandeciente estación... La naturaleza del alma después de la muerte nunca podrá ser descrita, ni es conveniente ni permisible revelar todo su carácter a los ojos de los hombres. Los Profetas y Mensajeros de Dios han sido enviados con el único propósito de guiar a la humanidad al recto Camino de la Verdad. El propósito fundamental de Su revelación ha sido educar a todos los hombres para que, a la hora de su muerte, asciendan, con la mayor pureza y santidad y con absoluto desprendimiento, hacia el trono del Altísimo. La luz que irradian estas almas es responsable del progreso del mundo y del adelanto de sus pueblos. Son como levadura que hace leudarse al mundo del ser, y constituyen la fuerza animadora por la cual se manifiestan las artes y maravillas del mundo. Por medio de ellas las nubes derraman su munificencia sobre los hombres, y la tierra produce sus frutos. Todas las cosas tienen necesariamente una causa, una fuerza motriz, un principio animador. Estas almas y símbolos del desprendimiento han provisto y continuarán proveyendo al mundo del ser con el supremo impulso motor. El otro mundo es tan diferente de este mundo como lo es éste del mundo de la criatura mientras está en el vientre de la madre. Cuando el alma alcance la Presencia de Dios, tomará la forma que sea más apropiada a su inmortalidad y sea digna de su habitación celestial. Tal existencia es contingente y no una existencia absoluta, ya que aquélla es precedida por una causa, mientras que ésta es independiente de ella. La existencia absoluta está limitada estrictamente a Dios, exaltada sea Su gloria. Venturosos son quienes comprenden esta verdad. Si reflexionaras en tu corazón sobre la conducta de los Profetas de Dios, seguramente atestiguarías de inmediato que necesariamente ha de haber otros mundos además de éste. Como ha sido registrado en la Tabla de la Sabiduría por la Pluma de Gloria, la mayoría de los verdaderos sabios y doctos, a lo largo de todas las edades, han atestiguado la verdad de lo que ha revelado la santa Escritura de Dios. Incluso los materialistas han dejado testimonio en sus escritos de la sabiduría de estos Mensajeros divinamente nombrados, y han considerado que las referencias hechas por los Profetas acerca del Paraíso, fuego del infierno, futura recompensa y castigo, han tenido su origen en el deseo de educar y elevar las almas de los hombres. Considera, por consiguiente, cómo la mayoría de la humanidad, cualesquiera que fueran sus creencias o teorías, ha reconocido la excelencia de estos Profetas de Dios y ha admitido Su superioridad. Estas Joyas del Desprendimiento son aclamadas por algunos como las personificaciones de la sabiduría, en tanto que otros las consideran como portavoces de Dios mismo. ¿Cómo podrían esas Almas haber consentido entregarse a sus enemigos, si hubieran creído que todos los mundos de Dios se reducen a esta vida terrenal? ¿Hubieran sufrido voluntariamente tales aflicciones y tormentos como jamás ningún hombre ha experimentado o presenciado?            – Bahá’u’lláh


ORACIÓN por ALEGRÍA Y PAZ

Crea en mí un corazón puro, oh mi Dios, y renueva una conciencia tranquila dentro de mí, oh mi esperanza. Por medio del espíritu del poder, confírmame en Tu Causa, oh mi Bienamado, y por la luz de Tu gloria revélame Tu sendero, oh Tú, el objeto de mi deseo. Mediante la fuerza de Tu transcendente poder elévame hacia el cielo de Tu santidad, oh fuente de mi ser, y por las brisas de Tu eternidad alégrame, oh Tú que eres mi Dios.
Haz que Tus eternas melodías me inspiren tranquilidad, oh mi compañero, y que las riquezas de Tu antiguo semblante me libren de todo excepto de Ti, oh mi Maestro, y que las nuevas de la revelación de Tu incorruptible Esencia me traigan alegría, oh Tú quien eres lo más manifiesto de lo manifiesto y lo más oculto de lo oculto.
- Bahá'u'lláh

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