IV Congreso de Diálogo Intercultural e Interreligioso en Málaga - Caminos para la paz

9-11 febrero 2007

Rectorado de la Universidad de Málaga

 

Sábado 10 febrero 12:00 – 14:00

la cultura como camino

Pasos hacia una cultura de paz

por Dr. Nobel-Augusto Perdu Honeyman   nperdu@ual.es

en representación de la Comunidad bahá’í

 

A. INTRODUCCIÓN

 

Me quiero presentar como persona de diversos orígenes, fruto de mezcla de nacionalidades (Inglaterra, Persia, Sudáfrica, España, Honduras, Brasil), idiomas (inglés, español, persa, árabe, portugués) y también fruto de la mezcla de varias religiones (judío, cristiano, zoroastriano, musulmán y bahá’í) pacíficamente integrados en una misma persona sin que ello sea motivo de ninguna esquizofrenia conocida por el momento. Al contrario, me siento sencillamente representante de esta nueva realidad social, de esta nueva cultura de paz.

 

No es ninguna novedad afirmar que nuestra sociedad, ese entorno donde nos movemos a diario, ha sufrido extraordinarios cambios en los últimos años.

 

Nuestra sociedad es plural, pero ¿y nosotros? ¿Hemos hecho los ajustes internos para acomodarnos a esta novedad?

 

El “homo adaptans”, que es aquel ser que ha sobrevivido a los cambios de los tiempos gracias a su capacidad de adaptación, está siendo puesto a prueba hoy de nuevo. Nos encontramos ante una nueva sociedad, está naciendo una nueva cultura, nos guste o no, queramos o no, es la realidad. De nada sirve cuestionar si habríamos preferido que hoy no hubiera salido el sol, ¡ha salido! Ante esta nueva realidad, aplicar los métodos y criterios sociales que usábamos cuando vivíamos en una sociedad singular sólo prolonga nuestra inadaptación. ¿Cuáles son las alternativas? Y puestos a movernos hacia una nueva cultura de paz, ¿qué pasos dar?

 

A grosso modo, tenemos dos grandes alternativas:

1.      La sociedad única: echar a los inmigrantes, impedir que “otros” entren en “nuestro” territorio, mantener la “pureza de la sangre”, impedir que nuestros hijos se casen con personas de otro lugar, de otra nacionalidad, idioma, pensamiento, creencia, color, “salvar la historia”, la patria, “nuestra” identidad, que es lógicamente “la mejor”, “la única que de verdad vale”, la buena, la pura.

2.      La sociedad diversa en la que la diversidad de colores, costumbres y opiniones se reconoce como normal.

 

Si vamos a perseverar en esta dirección de diversidad, parece lógico pensar que será conveniente hacer algunos ajustes en nuestros propios esquemas mentales, actitudes sociales, las cosas que damos por sentado. Y aquí es donde nos ubicamos en este momento, dispuestos a sugerir algunos de estos ajustes con los que, Dios mediante, habremos de sentirnos todos más a gusto.

 

Y para eso estamos aquí, para contribuir cada cual desde su experiencia y conocimiento, y enriquecernos con lo que traen los demás. Este es el tema que nos ocupa.

 

 

B. UNA CULTURA DE PAZ

 

Hablar de una cultura de paz requiere un par de aclaraciones previas, de qué estamos hablando, a qué nos referimos con “paz” y con “cultura de paz”. La paz no puede ser meramente la “ausencia de guerra”, pues en esa situación podríamos estar preparando el siguiente ataque. David Aguilar Peña, siendo Rector de la Universidad de Granada, la define como “un estado de las relaciones entre las personas y las sociedades que favorece la satisfacción generalizada de las necesidades humanas y el respeto de los derechos humanos”[1].

   En cuanto a una “cultura de paz” Vincent Martínez Guzmán, Director del Máster Internacional de Estudios para la Paz y el Desarrollo y titular de la Cátedra UNESCO de Filosofía para la paz, señala que consiste en “la creación de nuevas formas de cultivar las relaciones entre los seres humanos mismos y entre estos y la naturaleza para incrementar las posibilidades de vivir en paz”[2], y añade que se trata de “un compromiso con el presente que recupera las maneras imperfectas de hacer las paces en el pasado para la construcción progresiva de múltiples maneras de hacer las paces de acuerdo con el reconocimiento de la interculturalidad”. Define la cultura como “la peculiaridad humana de afrontar el cultivo de las relaciones entre los seres humanos y entre éstos y la naturaleza. (...) Existen tantas culturas como formas de cultivo diferentes”.

   Habiéndose nombrado el año 2000 como año de Cultura de Paz, la UNESCO elaboró el manifiesto 2000 “Cultivar la paz” que incluye los siguientes indicadores para las nuevas culturas de paz:[3]

  1. respetar la vida y la dignidad de cada ser humano sin discriminación ni prejuicio
  2. practicar la no violencia activa, rechazando la violencia en todas sus formas: física, sexual, psicológica, económica y social, particularmente hacia los más vulnerables como los niños y los adolescentes
  3. desarrollar mi tiempo y recursos materiales con actitud generosa para poner fin a la exclusión, a la injusticia y a la opresión política y económica
  4. defender la libertad de expresión y la diversidad cultural, dando preferencia siempre al diálogo y a escuchar sin fanatismo, difamación ni rechazo de los demás
  5. promover comportamientos de consumo responsable y el desarrollo de prácticas que respeten todas las formas de vida y  preserven el equilibrio de la naturaleza en el planeta
  6. contribuir al desarrollo de mi comunidad con la plena participación de las mujeres y el respeto por los principios democráticos, con objeto de crear juntos nuevas formas de solidaridad.

Quiero citar también a D. Miguel Carrascosa Salas, Presidente del Centro UNESCO de Andalucía, quien señala que “la paz (...) debe desarrollarse a través de nuestros actos, actitudes y comportamientos. La cultura de paz, en definitiva, consiste en trabajar todos los días de nuestra vida en pro de la justicia, de la libertad y de la convivencia civilizada y democrática”[4].

 

 

C. ¿QUÉ CONTRIBUYE LA FE BAHÁ’Í SOBRE ESTOS TEMAS?

 

Ante el amplio surtido de materias que podría contribuir desde las enseñanzas de la Fe bahá’í y su experiencia colectiva, he seleccionado solamente seis rasgos para presentar resumidamente a este Congreso. Mi selección no debe entenderse como completa ni tampoco necesariamente la más idónea:

 

  1. Hemos de elevar la consciencia de la igualdad de toda la humanidad al nivel de un principio fundamental: que la humanidad debe unirse en su consciencia de una sociedad mundial y permanecer unida es esta convicción.
  2. La emancipación de la mujer, el logro de la igualdad plena entre los sexos, es uno de los requisitos más importantes, aunque menos reconocidos, de la paz. El rechazo de esa igualdad perpetra una injusticia contra la mitad de la población del mundo y promueve en los hombres actitudes y hábitos dañinos que se trasladan desde la familia hasta el puesto de trabajo, y de ahí a la vida política y finalmente a las relaciones internacionales.[5]
  3. Especialmente importante es la enseñanza de Bahá’u’lláh sobre la unidad de las religiones, y sobre el rango superior que ocupan las Manifestaciones de Dios (los fundadores de las grandes religiones) así como las funciones que han realizado en la historia espiritual de la humanidad: La revelación divina es el poder motivador de la civilización; cuando tiene lugar, efectúa una transformación de las mentes y las almas de aquellos que responden a ella; emerge un nuevo centro de lealtad al que se adhieren personas procedentes de cualquier cultura u origen, y gradualmente va tomando forma una nueva civilización, al influir en la música, las artes, el concepto del bien y del mal, se conciben nuevas instituciones, se formulan nuevos códigos de ley y de conducta, surge una nueva moral; se cuestionan los estereotipos, se derrumban antiguos axiomas sociales, renace la motivación por cultivar valores humanos, morales, espirituales. Los rasgos de las culturas precedentes que no pueden incorporarse en la nueva cultura se van atrofiando o son adoptados por elementos marginales de la población; la Palabra de Dios dota de nueva vida a las personas:

Toda palabra que emana de la boca de Dios está dotada de tal potencia que puede infundir nueva vida en todo cuerpo humano, ojalá fuerais de aquellos que comprenden esta verdad. Todas las maravillosas obras que contempláis en este mundo han sido manifestadas mediante la acción de Su suprema y exaltadísima Voluntad, Su maravilloso e inflexible Propósito.[6]

 

Paradójicamente, la humanidad no ha llegado a comprender este proceso del que ella misma depende. Al contrario, cada etapa de la historia espiritual de la humanidad ha tendido a convertirse en un sistema religioso cerrado en donde el impulso religioso se ha visto atrapado por contradicciones y conflictos enconados.

 

Bahá’u’lláh compara la maduración del conjunto de la humanidad con las etapas de infancia, adolescencia y juventud por las que atraviesa toda persona. Hoy día, la humanidad ha llegado a su etapa de madurez colectiva y puede, por tanto, observar el conjunto de su evolución como parte de un solo proceso. Esa madurez nos insta a aceptar que somos un solo pueblo; nos apremia a liberarnos de los credos e identidades limitadoras del pasado; y nos compele a levantar juntos los cimientos de una civilización universal.

 

  1. La educación en derechos humanos va encaminada a transformar las actitudes y comportamientos personales para así establecer una nueva cultura de respeto hacia los derechos humanos. Los bahá’ís se empeñan en construir, dentro de sus propias comunidades, esa nueva cultura conducente al disfrute general de todos los derechos humanos.
  2. En una época en que las estandarizaciones mundiales no habían ni empezado, Bahá’u’lláh señaló la necesidad de tener un idioma internacional auxiliar y recalcó su relación con el desarrollo de una cultura mundial.
  3. Hasta la fecha la Historia ha conocido principalmente la experiencia de tribus, culturas, clases y naciones. Con la unificación física del planeta alcanzada en este siglo y el reconocimiento de la interdependencia de cuantos viven en él, comienza ahora la historia de la humanidad como un solo pueblo.[7]

 

 

D. CONCLUSIÓN:

 

Lo cierto es que en las comunidades bahá’ís encontramos personas de orígenes generalmente vistos como incompatibles, enemigos, enfrentados. Los bahá’ís constituyen un microcosmos en el que figura prácticamente la totalidad de las naciones, grupos étnicos, culturas, profesiones y clases sociales y económicas. Más de 2.100 grupos étnicos y tribales están representados. El hecho de que este vasto conjunto forme una comunidad libre de cismas y facciones hace que la Fe bahá’í constituya posiblemente la entidad organizada más diversa y extendida de la Tierra. Su unidad interna pone en entredicho las teorías de siglos pasados en torno a la naturaleza humana y a la supuesta imposibilidad de lograr un futuro compartido por todos. La experiencia de la comunidad bahá'í puede verse como un ejemplo, otra prueba convincente del pragmatismo de la visión de su Fundador de un mundo unido, otra evidencia de que la humanidad puede convivir como una sociedad global, dispuesta a enfrentarse a los desafíos que pueda implicar la llegada a su mayoría de edad. Si la experiencia bahá'í puede contribuir en cualquier medida a fortalecer la esperanza en la unidad de la raza humana, nos sentimos felices de ofrecerla como modelo para su estudio.[8]

 

“La Tierra es un solo país y la humanidad, sus ciudadanos”[9] decía Bahá’u’lláh.

 

 

E. NOTAS BIBLIOGRÁFICAS



[1] Aguilar Peña, D. (2004) en artículo introductorio de la Enciclopedia de paz y conflictos, Vol. A-K. López Martínez, M. (dir.) Granada: Editorial Universidad de Granada, p. xvii.

[2] Martínez Guzmán, V. (2004) en artículo titulado “cultura de paz” de la Enciclopedia de paz y conflictos, Vol. A-K. López Martínez, M. (dir.) Granada: Editorial Universidad de Granada, pp. 209-11.

[3] http://www3.unesco.org/iycp/uk/uk_sum_manifesto2000.htm

[4] EL IDEAL, La UNESCO y la cultura de paz, martes 20 de enero 2007, “Opinión: Tribuna abierta”.

[5] La Casa Universal de Justicia (1986) La promesa de la paz mundial. Terrassa (Barcelona): Editorial Bahá’í de España, §33.

[6] Bahá’u’lláh (2005) Pasajes de los Escritos de Bahá’u’lláh. Terrassa (Barcelona): Editorial Bahá’í de España, pp. 163-4.

[7] Comunidad Internacional Bahá’í (1995) Prosperidad mundial. Terrassa (Barcelona): Editorial Bahá’í de España, p. 6.

[8] Una forma práctica de localizar más información sobre la Fe bahá’í y su comunidad mundial podría ser su sitio web oficial:  http://info.bahai.org/spanish/index.html  

[9] Bahá’u’lláh (2005) Pasajes de los Escritos de Bahá’u’lláh. Terrassa (Barcelona): Editorial Bahá’í de España, p. 283.