PROYECTO LA PUNTILLA (NASCA, ICA, PERÚ).(Campaña 2005)
![]() ![]() Puntas de Obsidiana de El Trigal ![]()
Extracción
de vasija
![]() Objetos
hallados sobre el
suelo
de una vivienda
![]() Restos
de cabello trenzado
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Resultados Campaña 2005 Las excavaciones arqueológicas
del 2005 forman parte de la primera
línea de investigación del Proyecto La Puntilla,
orientada a obtener una ampliación del universo empírico
disponible para las comunidades del Ier milenio antes de nuestra era en
la comarca de La Puntilla. El área de actuación del
proyecto abarca la cuenca inferior de los ríos Aja y Tierras
Blancas, alrededor del macizo de La Puntilla, que separa ambos
ríos, que se unen en su confluencia en el río Nasca,
afluente a su vez del río Grande.
En la campaña de 2005 se han realizado trabajos de campo en los asentamientos LP1 (La Puntilla) y LP2 (El Trigal). Ambos yacimientos ya habían sido localizados y estudiados en el marco de prospecciones arqueológicas en los años 80. El primero de ellos también ha sido objeto de excavaciones arqueológicas con anterioridad, auspiciadas por la Universidad de California. La información proporcionada por las excavaciones de La Puntilla 1 (LP1) han permitido documentar la existencia de un asentamiento de larga perduración. Se trata de una ocupación en la cima y la ladera de un cerro, donde se constata el uso social en diversos horizontes temporales, desde el Ier milenio antes de nuestra era hasta los últimos momentos prehispánicos. Las dataciones de radiocarbono informan de ocupaciones del siglo Iº de nuestra era (c. 40 cal DNE) y del siglo XV de nuestra era (c. 1430 cal DNE). El registro del yacimiento evidencia la dinámica diacrónica de las comunidades del valle del río Aja. En cuanto a El Trigal (LP2), se ha documentado un asentamiento que ocupa la cima y laderas de un cerro durante una única fase de ocupación prehispánica, que podemos ubicar en la segunda mitad del Ier milenio antes de nuestra era. Se ha excavado un área habitacional y un sector de un edificio singular ubicado en la cima. El carácter monofásico del yacimiento permite obtener un registro empírico operativo para ilustrar la configuración de los espacios sociales y la dinámica de las relaciones sociales en un horizonte temporal específico. Demarcación de Temporalidades Una segunda línea de investigación del Proyecto La Puntilla se centra en la demarcación de temporalidades históricas relevantes, mediante el anclaje empírico con cronometrías independientes que permitan superar los presupuestos y la ambigüedad de las cronologías relativas basadas en las secuencias estilísticas de la cronotipología convencional. El radiocarbono calibrado dendrocronológicamente, así como la correcta contextualización en conjuntos arqueológicos de las muestras fechadas, es el método instrumental que nos permite determinar el marco temporal de las relaciones sociales. El ámbito de interés del proyecto involucra la etapa comprendida entre 1300 y 100 cal ANE, fechas correspondientes al Periodo Formativo de la periodización de los Andes Centrales. A la espera de los resultados de la serie de muestras en proceso de análisis mediante AMS, la situación cronológica de El Trigal, con una única fase de ocupación, documenta la materialidad social de un determinado horizonte temporal y las condiciones de reproducción de la vida social en ese momento, que como hipóstesis situamos entre c. 500-100 cal ANE. Respecto a los horizontes temporales, el proyecto pretende también clarificar los problemas de la secuencia histórico-cultural que ha venido siendo asumida para la Costa Sur del Perú, donde se propugna una sucesión de la Cultura de Paracas por la Cultura de Nasca. Los problemas de yuxtaposición temporal entre fósiles-directores tradicionales apuntan a una necesaria revisión de las periodizaciones basadas en criterios cronotipológicos. Así, la sincronía puesta en evidencia entre yacimientos con estilos cerámicos o textiles Paracas y Nasca requiere abordar la demarcación cronológica con otros criterios. La Demarcación de los Espacios Sociales La tercera línea de investigación del Proyecto La Puntilla tiene la finalidad de caracterizar los espacios sociales donde desarrollaron sus actividades los diferentes colectivos de mujeres y hombres. En estos momentos la evidencia empírica permite contar en El Trigal con información relativa a unidades de tipo doméstico y supradoméstico coetáneas. Así, ha sido posible constatar la existencia de espacios habitacionales donde parecen realizarse las últimas etapas de los procesos de trabajo en la producción de alimentos, y que acceden a productos finales manufacturados en espacios de trabajo artesanal extradomésticos. Un Edificio singular en El Trigal Las excavaciones realizadas han permitido documentar un edificio central ubicado en la cima de El Trigal que ha aportado la información más novedosa. Se trata de un edificio con varios patios y estancias. En uno de los espacios hemos podido registrar evidencias de trabajos artesanales y de producción de alimentos correspondientes a las primeras etapas de procesado de alimentos y de materias primas destinadas a la fabricación de artefactos. En contra de lo que hasta ahora se pensaba, calificando este tipo de edificios con patios como lugares de carácter ceremonial, es decir destinados estrictamente a actividades político-ideológicas, hemos podido evidenciar que en ellos se realizaron actividades económicas. Se ha observado que tanto los alimentos como los materiales destinados a trabajos artesanales entraban en la comunidad a través de ese edificio central, y que allí se realizaban las primeras etapas de procesado, tanto de preparación de alimentos como de fabricación de artefactos. La explicación que proponemos para estas nuevas evidencias es que existía una situación de centralización comunitaria, de manera que el acceso a los productos por parte de la comunidad de El Trigal estaba mediatizado por una gestión centralizada, que comportaba, igualmente, un determinado volumen de trabajo colectivo. No obstante, la noción de "centralización comunitaria" no comporta la existencia de una apropiación privada o de una gestión aristocrática, para la cual deberíamos contar con evidencias sobre los beneficios particulares y no colectivos de una política economica central. |
Las Redes de Relación Otra línea de investigación
del Proyecto La Puntilla
aborda las redes relacionales en las que estaban involucrados los
colectivos de mujeres y hombres. El Trigal nos ofrece la primera
evidencia sobre la circulación de productos en el seno de una
comunidad, de manera que, tal como hemos indicado, podemos documentar
como los grupos domésticos accedían a la
producción central de la comunidad. El registro disponible no ha
permitido detectar la restricción en el acceso a los productos
procesados en el edificio central. Por ello, podemos establecer la
hipótesis inicial de que la producción social colectiva
beneficiaba a las distintas unidades domésticas. La
excavación de nuevas unidades domésticas permitirá
contrastar esta sugerencia.
En cuanto a la circulación de
productos en el ámbito
intercomunitario, hemos podido ubicar la presencia en El Trigal de
materias primas y de productos de procedencia lejana. Así, la
existencia en el edificio central de depósitos de conchas de
Spondylus y de otras especies de moluscos marinos, o de obsidiana,
indica que los grupos del valle inferior del río Aja
podían mantener vínculos con comunidades localizadas en
otras regiones. Esos vínculos podrían explicar
también la presencia de ciertas manufacturas, como algunas
cerámicas de estilo Ocucaje 8. Las políticas que
expliquen esa circulación de productos deberán entenderse
en el marco global de la reproducción social de las comunidades
de la comarca.
La Reproducción Social La última línea
de investigación del
Proyecto La Puntilla se centra en las condiciones de
reproducción social. Es decir, en determinar las relaciones
entre colectivos en cuanto a las condiciones materiales de la vida
social. El trabajo centralizado en edificios singulares, la
circulación intracomunitaria de productos y el acceso a
productos de procedencia lejana que hemos detectado en las excavaciones
de 2005 sugieren un fuerte componente comunitario en la región
del río Nasca. Podemos señalar que las políticas
comunitarias, asentadas en grupos domésticos cuya naturaleza
deberemos clarificar, podrían estar configuradas en
función de intereses colectivos, pero no podemos descartar la
existencia de sectores sociales beneficiados por la gestión de
la producción material. De la misma manera, la política y
la ideología con la que se organizaron las comunidades a escala
local, debe aún ponerse en relación con las
políticas supracomunitarias, y aunque las evidencias indican una
importante autonomía político-económica de
comunidades como El Trigal, deberá determinarse como se
constuyeron los territorios políticos en la región.
No cabe duda de que con el cambio de era
la información
arqueológica en la cuenca del río Nasca señala la
existencia de una sociedad estatal, con un fuerte componente militar y
un aparato ideológico legitimador que se materializa en centros
monumentales (Cahuachi), así como de beneficios particulares de
una clase dominante beneficiaria del trabajo social que se muestra en
sepulturas donde se amortizó un elevado volumen de riqueza. Pero
esa situación social, vinculada a la llamda "Cultura de Nasca"
de las
síntesis tradicionales, representa una realidad posterior a la
situación de centralización comunitaria y
circulación de productos que el Proyecto La Puntilla está
documentando en asentamientos como El Trigal. Resta aun por saber si
durante el Ier milenio antes de nuestra era ya se
gestaron las bases para la consolidación del estado, o si la
ruptura histórica que vivieron las comunidades de la cuenca del
Nasca fue fruto de otros factores que rompieron las políticas
comunitarias vigentes.
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