Recuperación del tono poético, culto, reverente o elevado en traducción religiosa: aportación de

Calderón de la Barca

 

Nobel-Augusto Perdu Honeyman

 nperdu@ual.es

 

 

Publicado en Pozo Muñoz, C. et al. Humanidad y Educación. Almería: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Almería. pp. 379-386.

 

 

La traducción de las obras religiosas ha sido una de las principales fuentes de motivación para la evolución de la práctica traductora, que a su vez ha dado pie a las consiguientes incursiones en la teoría de la traducción. En el presente trabajo no es nuestra intención detenernos en las teorías que justifican dar prioridad al significado como método razonable de traducción de textos religiosos (sobre todo de los considerados escritura sagrada), sino más bien explorar maneras de hacer "justicia" a su estilo, lo cual puede requerir el intento de recuperación del sabor del original, del tono poético o al menos elevado y reverente, de temor de Dios, de respeto, o de autoridad.

 

Encontramos que el uso diario del lenguaje actual no favorece la aparición de terminología o estructuras que mantengan un tono semejante, hecho nada sorprendente teniendo en cuenta el creciente alejamiento y aun extrañeza con que se mira todo lo religioso. ¿Cómo reflejar ese tono del original en un texto que pretende llegar a una audiencia contemporánea desprovista de los mismos anclajes culturales o parecida capacidad de reacción ante lo sagrado? Una posibilidad consistiría en esforzarnos por redactar el resultado valiéndonos de lo poético del lenguaje de algunos de nuestros clásicos de la literatura, usados como fuente de inspiración, al menos para juzgar si es posible trazar alguna correspondencia estética, o siquiera tener la esperanza de hacer justicia al sabor del original. Las siguientes líneas recogen algunos casos concretos, con la intención de acercarnos unos pasos más en esta dirección.

 

Cuando el traductor hace uso de estilo poético para traducir, se adentra en terreno resbaladizo. Para hacerlo bien, lo ideal es tener dotes auténticas de poeta, al menos cierta sensibilidad literaria, gusto estético, capacidad no sólo para reconocer la belleza sino para crearla igualmente. Claro, de tener todas las cualidades necesarias, probablemente no se dedicaría a la traducción; de cualquier forma, al hacer uso de la prosa poética, con sus múltiples mecanismos estéticos que embellecen la expresión y fertilizan la imaginación, conviene evitar llegar a extremos caricaturescos, pues si el resultado de la traducción es excesivamente rebuscado, podría transmitirse una sensación burlesca, insultante, de falta de seriedad o de respeto. [Aquí faltan ejemplos]

 

En vez de trabajar sólo el léxico, aisladamente a medida que un término o expresión llame la atención por falta de equivalente directo o porque su versión acostumbrada resulta inadecuada, hacemos un análisis extenso de los recursos estilísticos que aparecen en el original, la frecuencia y densidad de medidas estéticas de elevación del tono, de registro culto o reverente, para proceder entonces a valorar al menos qué densidad y surtido de recursos similares cabe plantearse como objetivo en el resultado. Ello conduce a valorar mucho más las medidas de recuperación del tono elevado o poético, incluso cuando en un análisis palabra por palabra no parecería justificado, moviéndonos mucho más allá de las dimensiones textuales o incluso contextuales del mensaje.

 

En el nivel del léxico, valdría la pena identificar, de expresión en expresión qué connotaciones se van perdiendo, al menos para tener constancia de su pérdida, con la esperanza de compensar esas pérdidas en la primera ocasión posible.

 

            Para situarnos ante algunos ejemplos de semejante tarea, veamos parte de una súplica de tono religioso elevado[1]:

 

Praise be to Thee, O Lord my God! I implore Thee, by Thy Name which none hath befittingly recognized, and whose import no soul hath fathomed; I beseech Thee, by Him Who is the Fountain-Head of Thy Revelation and the Day-Spring of Thy signs, to make my heart to be a receptacle of Thy love and of remembrance of Thee. Knit it, then, to Thy most great Ocean, that from it may flow out the living waters of Thy wisdom and the crystal streams of Thy glorification and praise. The limbs of my body testify to Thy unity, and the hair of my head declareth the power of Thy sovereignty and might. I have stood at the door of Thy grace with utter self-effacement and complete abnegation, and clung to the hem of Thy bounty, and fixed mine eyes upon the horizon of Thy gifts.

Do Thou destine for me, O my God, what becometh the greatness of Thy majesty, and assist me, by Thy strengthening grace, so to teach Thy Cause that the dead may speed out of their sepulchers, and rush forth towards Thee, trusting wholly in Thee, and fixing their gaze upon the orient of Thy Cause, and the dawning-place of Thy Revelation.

Thou, verily, art the Most Powerful, the Most High, the All-Knowing, the All-Wise.

 

En un primer análisis, de las 219 palabras totales, salta a la vista una sobresaliente densidad de 46 recursos que aparecen 116 veces, que podrían considerarse recursos para transmitir un sabor arcaico, poético, culto o de reverencia religiosa que elevan el tono, el registro: adjetivos como Thine, Mine; pronombres como Thou, Thee; cincuenta casos de mayúsculas que se escapan de lo usual para los nombres, pronombres y adjetivos referidos a Dios, la Manifestación de Dios y conceptos sagrados y que tienen un impacto visual destacado; conjugación verbal como hath, becometh, declareth, art; estructura arcaica para el imperativo afirmativo (do Thou destine for me); intensificadores de elevación de registro como verily; superlativos compuestos de compleja traducción para nombres o atributos de Dios como All-Knowing, All-Wise; metáforas como Day-Spring of Thy signs, that from it may flow out the living waters of Thy wisdom; onomatopeyas acuosas como cristal streams; sustantivos como orient, remembrance, gaze, receptacle, self-effacement, import que reflejan el uso de fórmulas o expresiones alternativas a las usuales, o menos frecuentes y de tono más culto o arcaico para remontarse desde la cotidianidad hacia un registro culto, poético, de sabor antiguo; adverbios de modo como befittingly; verbos como utter, clung, fathomed; y uso del vocativo O Lord my God!

 

El texto inglés también hace uso de la interpolación estructural en casos como Thou, verily, art the Most Powerful, donde verily añade un aroma oriental, Do Thou destine for me, O my God, what becometh the greatness of Thy majesty, insertando el vocativo, y dos casos en que la interpolación contribuye un efecto rítmico, provocando la pausa debida en el momento oportuno, de modo que se mantiene el equilibrio general de todo el texto, primero en assist me, by Thy strengthening grace, so to teach Thy Cause that... y luego en Knit it, then, to Thy most great Ocean.

 

Encontramos una elegante inversión del orden típico en I implore Thee, by Thy Name which none hath befittingly recognized, and whose import no soul hath fathomed en que el mantenimiento de la voz activa permite un balance rítmico estructurado en dos partes paralelas, mientras que en that from it may flow out the living waters of Thy wisdom la presentación invertida de objeto-verbo-sujeto permite deshacer pausadamente la tensión construida en la oración anterior que contiene triple metáfora: I beseech Thee, by Him Who is the Fountain-Head of Thy Revelation and the Day-Spring of Thy signs, to make my heart to be a receptacle of Thy love and of remembrance of Thee.

 

Nuestra atención recae en el uso de dos series. En primer lugar I have stood at the door of Thy grace ..., and clung to the hem of Thy bounty, and fixed mine eyes upon the horizon of Thy gifts, en que las tres partes contienen elementos perfectamente paralelos -door of Thy grace / hem of Thy bounty / horizon of Thy gifts, la omisión del sujeto de la segunda y tercera parte transmite agilidad acumulando una tensión de energía que alcanza el sosiego del desenlace al fijar los ojos en el paisaje de la tercera parte, alusivo al deleite que representa quedarse absorto mirando el “horizonte” de los dones de Dios. En segundo lugar, con Thou, verily, art the Most Powerful, the Most High, the All-Knowing, the All-Wise, que más que una serie de cuatro, son dos parejas o dobletes.

 

Por último, pero sin pretensión de agotar la dimensión poética y estética del texto en inglés, veamos cómo hace uso de dobletes. Un análisis detenido ayudaría a reconocer que en O Lord my God, daría igual decir O Lord que decir my God, pero el uso combinado contribuye una dosis de equilibrio, un equilibrio que ha estado presente en todo el texto. Véase, si no, hasta qué punto las restantes diez citas contienen dos partes prácticamente o totalmente equivalentes, es decir, pueden considerarse dobletes:

1. Thy Name which none hath befittingly recognized, and whose import no soul hath fathomed

2. by Him Who is the Fountain-Head of Thy Revelation and the Day-Spring of Thy signs

3. make my heart to be a receptacle of Thy love and of remembrance of Thee

4. the living waters of Thy wisdom and the crystal streams of Thy glorification and praise (doblete dentro de doblete: “glorification and praise” dentro de “living waters + cristal streams”)

5. The limbs of my body testify to Thy unity, and the hair of my head declareth the power of Thy sovereignty and might

6. with utter self-effacement and complete abnegation

7. I have stood at the door of Thy grace ..., and clung to the hem of Thy bounty, and fixed mine eyes upon the horizon of Thy gifts (triplete)

8. the orient of Thy Cause, and the dawning-place of Thy Revelation

9. the Most Powerful, the Most High

10. the All-Knowing, the All-Wise

 

Aunque los diccionarios -claro es- ofrecen equivalencias para cada uno, la dificultad estriba en que al recomponer el texto en español no nos quedamos satisfechos con la mera enumeración de alusiones desencajadas, sin unidad interna suficiente, con excesivo sabor a traducción, faltos de una belleza sugerente comparable al original. La sensación que a menudo nos asalta en estos casos es análoga a la impresión de fraude que nos llevaríamos ante un Murillo confeccionado a base de trozos de revistas, cuando para colmo el autor mismo del collage ni es Murillo ni siquiera pintor. Pues eso, al menos artista hay que aspirar a ser, artista de la traducción, para poder pasar disimulado sin que no se desea que nadie observe que se trata de una traducción, excepto en algunos casos en que no viene nada mal, como cuando el original contiene errores adrede.

Pero sin ir tan lejos, ¿cómo traducimos adecuadamente la imagen fotográfica de “that the dead may speed out of their sepulchers” que transmite imagen de prisa imparable? ¿Qué hacemos para la recuperación de los valores irremediablemente perdidos en “Thou, verily, art the Most Powerful, the Most High, the All-Knowing, the All-Wise”? “art” no tiene equivalente, ni “Thou” tampoco. Lo mismo cabría decir para “Thy Name which none hath befittingly recognized, and whose import no soul hath fathomed”, declareth, becometh, Thou, Thee, Thine...

 

Si nos limitamos a traducir primando el significado, encontramos que el tono del texto original se rebaja a lo cotidiano. Como aceptamos sin discusiones que el sabor arcaizante de la selección léxica, estructura oracional y estilo estético del inglés han sido adoptados de forma consciente e intencional, reconocemos que todo ello deberá tener su reflejo en el resultado traducido. Según nos situemos centrados en el texto, el autor o el destinatario, o en el conjunto de los tres, admitiremos que o bien el texto ha perdido parte esencial de su forma estética -una forma que influye decisivamente en el ánimo del destinatario, un estilo que sería injusto desvincular del autor- o bien hemos traicionado al autor -dando por “suyo” un producto que no va más allá de un mosaico-, o bien el destinatario se priva de vivir las sensaciones que el autor original pretendía transmitir o que el texto producía en el idioma anterior a la traducción ya sea en el público de su época o en el actual.

 

Sea como fuere, no sólo el léxico, la estructura gramatical y el estilo deberán ser tomados en cuenta, sino incluso algunos elementos contextuales como el resto de la obra literaria del autor y datos de su propia historia, además de algunas costumbres de la época o el lugar que influyen en la comprensión adecuada del texto. Conviene tener todo ello presente, no necesariamente para introducirlo en la traducción, pero sí como estímulo para hacer el trabajo lo mejor posible. En palabras de Diana Malouf[2]:

 

No field of literary translation compounds the challenges, evokes more bitter cries of frustration and woe or poses more problems than translating scripture. The responsibility of the translator weighs more heavily when dealing with sacred texts and censure looms more reprehensible when, in addition to couching the text in language suitable to its station, the translator must also maintain the closest fidelity possible to the meaning of the original. What may be relatively unimportant in other translation here becomes burdensome. Little wonder, then, that the Bible, for instance, has been translated by one group then retranslated by another; each seeking to emphasize some aspect or other: beauty in the King James translation, currect-day vernacular in the more recent versions, and so forth.

 

            Exploremos a continuación algunos componentes de tono poético, culto, reverente o elevado que aparecen en uno de nuestros clásicos, Calderón de la Barca en La vida es sueño[3], una obra extraordinariamente rica en recursos de elevado sabor poético. La intención no es otra que la identificación de posibles recursos susceptibles de ser utilizados precisamente para inducir un efecto comparable en casos en que, como éste que nos concierne, nos preocupa la pérdida de valores en la versión traducida. Observamos:

 

uso de “os/vos”, vuestra alteza (/tú, usted)

 

uso del vocativo

·         oh príncipe

 

uso de interjecciones y saludos de tono "arcaizante"[4]:

·         ¡vive Dios! que pudo ser (/en verdad, verdaderamente, juro que)

·         das licencia (/permites, por favor)

·         Dios os guarde (/adiós, hola)

·         ¿Ay de mí, triste?

·         ¡Ay, mísero de mí! ¡Ay, infelice!

·         ¡Válgame el cielo!

·         ¡ay cielos!

 

preferencia por el sinónimo culto o sencillamente la voz menos frecuente:

·         presto (rápido)

·         beldad (/hermosura)

·         hallarte (/encontrarte)

·         advertir (/notar)

·         replicar (/contestar)

·         osar (/atreverse)

·         albricias (/buenas noticias)

·         de tal suerte (/de tal forma)

·         hados (destino)

·         pesar (tristeza)

·         desdichas (fatalidades)

·         liviandad

·         agravios

·         magnánimo (generoso)

·         arrebol (color rojo de las nubes iluminadas por los rayos del Sol)

·         clarecer/alba: (DRAE) intr. amanecer, aparecer la luz del día

·         a la sazón (/en aquel momento)

 

inversión de orden:

·         llegar podré

·         que es el rey está advertido

·         cuando, Príncipe, a verte he venido

·         un grave homicidio sea

·         con qué amor llegar podré

·         en amorosos lazos ceñir tu cuello pensé

·         nadie de mí se acuerda

·         bien sé que despierto estoy.

·         ¿Yo, Segismundo no soy?

·         Dadme, cielos, desengaño

 

composiciones pronominales:

·         díjome, dasme, (/me dijo, me das)

·         respóndate retórico el silencio (/que te responda)

 

estructura repetitiva:

·         ¿Quién llegó a ver desnudo el puñal que dio una herida mortal que no temiese? ¿Quién vio sangriento el lugar, donde a otro hombre dieron muerte, que no sienta?

·         ... ¿qué hay de nuevo? Hay, señor, que...; hay, que mudando su nombre, ... hay, que ella está esperando, ... hay, que ella está ... y hay, que viniendo con ella,

·         ¡Válgame el cielo, qué veo! ¡Válgame el cielo, qué miro!

·         ¿Yo, en palacios suntuosos? ¿Yo, entre telas y brocados? ¿Yo cercado de criados tan lucidos y briosos? ¿Yo despertar de dormir en lecho tan excelente? ¿Yo ... yo...

 

incrustación del vocativo

·         has, Señor, de saber

 

explotación de metáforas:

·         clarín que rompe el albor

·         al sueño tenías el espíritu rendido (=dormías)

 

Una enumeración de recursos poéticos incluiría también: casos de compresión: “traidor fuiste con la ley, lisonjero con el rey” evita repetición del verbo ser, economía de copulativos, yuxtaposición; alternancias ingeniosas (este/aquella): Este es Clarín, el criado de aquella (¡ay cielos!) de aquella que...; (bien/mal): “Dice el príncipe muy bien, y vos hicisteis muy mal”; uso de verbos y estructuras verbales fuera de lo común: “pues en dando”, “satisfaré”, “sin mirar que soy Clarín” (considerar, recordar, tomar en consideración); superlativos: “Feliz mil veces el día”; bailes de letras: “despojado y despejado”; epíteto: “docta academia”, “infelice dama”; otras expresiones arcaizantes: “mi respeto no osara”, “soy muy inclinado a vencer lo imposible”...

 

A modo de resultado de este breve análisis, apuntamos una posible aportación. Como cada lengua tiene su propio genio, es previsible que los recursos poéticos de los que se hace uso para dotar al texto de un valor estético determinado no sólo no sean los mismos que los utilizados en otro idioma -con la consiguiente necesidad de valorar hasta qué punto estamos ampliando o reduciendo el efecto- sino que con frecuencia el recurso concreto ni siquiera existe como tal en la otra lengua, no se valora ese mecanismo como producente de ningún efecto estético, por lo que el resultado queda claramente devaluado. Por tanto, ¿qué podemos hacer?

 

Aquí es donde cabe que valoremos primero los recursos en su conjunto, en vez de por separado, sin relacionarlos con los lugares donde aparecen con los términos que utilizan. De esta forma, al aislar cada recurso de su materialización concreta, valoramos la frecuencia de aparición de los recursos y el efecto desencadenado en el receptor; esos parámetros pueden compararse en la traducción, igualmente desvinculados del lugar en que aparecen. Admito que semejante acción resulta arriesgada cuando se ejecuta por sí sola, aunque incluso así es previsible que el resultado revista gran valor; pero al menos suministra un criterio coherente para la recuperación del tono poético del texto. ¿Cuál es la diferencia con el criterio lineal que supone traducir efecto por efecto? La apuesta es por una ganancia en la naturalidad del texto final. Obviamente, este resultado no está garantizado,. Conseguirlo dependerá de la capacidad literaria, estilo estético y sensibilidad poética del propio traductor.

 

¿Por qué detenernos en Calderón y no explorar Quevedo, Góngora, Fray Luis de León, Cervantes, Lope de Vega, Garcilaso? Efectivamente, con ellos nos moveremos unos pasos más hacia una formalización de recursos de recuperación de tono elevado, eficaz herramienta a disposición del traductor, y -ya que estamos- un par de saltos más cerca del análisis informatizado del texto literario para mejorar la calidad de la traducción automática.

 

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA:

 

Malouf, Diana, Unveiling the Hidden Words, George Ronald, Oxford, 1997.

Bahá'u'lláh, Prayers and Meditations by Bahá’u’lláh, recopilado y traducido al inglés por Shoghi Effendi. Nueva York: Bahá’í Publishing Committee, 1938, 1979.

Calderón de la Barca, Pedro, La vida es sueño. Cátedra, Madrid, 1985 (12ª ed).

 



[1] Prayers and Meditations by Bahá’u’lláh, recopilado y traducido al inglés por Shoghi Effendi. Nueva York: Bahá’í Publishing Committee, 1938, 1979, sección XV.

[2] Unveiling the Hidden Words, Diana Malouf, George Ronald, Oxford, 1997, pp. 1-2. "Ningún campo de traducción literaria tiene tantos desafíos, evoca tantos lamentos de frustración y sufrimiento o plantea tantos problemas como la traducción de escritura sagrada. La responsabilidad del traductor es más pesada cuando trata con textos sagrados y la censura es más feroz cuando, además de producir una versión de texto en lenguaje adecuado al rango, el traductor ha de mantener también la máxima fidelidad al significado del original. Aquello que en otra traducción puede ser de importancia relativa aquí tiene importancia suprema. No sorprende, pues, que la Biblia, por poner un ejemplo, haya sido traducida por un grupo, luego retraducida por otro, cada uno buscando subrayar algún aspecto u otro: la belleza en la traducción King James, la expresión actual en las versiones más recientes, etc.".

[3] Calderón de la Barca, La vida es sueño, [insertar datos bibliográficos]

[4] Arcaizante podría decirse para la época actual, pues en su propio tiempo quizás se catalogaría mejor sencillamente como culto.