Publicado en Pozo Muñoz, C.
et al. Humanidad y Educación. Almería:
Servicio de Publicaciones de
La traducción de las obras religiosas ha sido una de las
principales fuentes de motivación para la evolución de la práctica traductora,
que a su vez ha dado pie a las consiguientes incursiones en la teoría de la
traducción. En el presente trabajo no es nuestra intención detenernos en las
teorías que justifican dar prioridad al significado como método razonable de
traducción de textos religiosos (sobre todo de los considerados escritura
sagrada), sino más bien explorar maneras de hacer "justicia" a su
estilo, lo cual puede requerir el intento de recuperación del sabor del
original, del tono poético o al menos elevado y reverente, de temor de Dios, de
respeto, o de autoridad.
Encontramos que el uso diario del lenguaje actual no
favorece la aparición de terminología o estructuras que mantengan un tono
semejante, hecho nada sorprendente teniendo en cuenta el creciente alejamiento
y aun extrañeza con que se mira todo lo religioso. ¿Cómo reflejar ese tono del
original en un texto que pretende llegar a una audiencia contemporánea
desprovista de los mismos anclajes culturales o parecida capacidad de reacción
ante lo sagrado? Una posibilidad consistiría en esforzarnos por redactar el
resultado valiéndonos de lo poético del lenguaje de algunos de nuestros
clásicos de la literatura, usados como fuente de inspiración, al menos para
juzgar si es posible trazar alguna correspondencia estética, o siquiera tener
la esperanza de hacer justicia al sabor del original. Las siguientes líneas
recogen algunos casos concretos, con la intención de acercarnos unos pasos más
en esta dirección.
Cuando el traductor hace uso de estilo poético para
traducir, se adentra en terreno resbaladizo. Para hacerlo bien, lo ideal es
tener dotes auténticas de poeta, al menos cierta
sensibilidad literaria, gusto estético, capacidad no sólo para reconocer la
belleza sino para crearla igualmente. Claro, de tener todas las cualidades
necesarias, probablemente no se dedicaría a la traducción; de cualquier forma,
al hacer uso de la prosa poética, con sus múltiples mecanismos estéticos que
embellecen la expresión y fertilizan la imaginación, conviene evitar llegar a
extremos caricaturescos, pues si el resultado de la traducción es excesivamente
rebuscado, podría transmitirse una sensación burlesca, insultante, de falta de
seriedad o de respeto. [Aquí faltan ejemplos]
En vez de trabajar sólo el léxico, aisladamente a medida
que un término o expresión llame la atención por falta de equivalente directo o
porque su versión acostumbrada resulta inadecuada, hacemos un análisis extenso
de los recursos estilísticos que aparecen en el original, la frecuencia y
densidad de medidas estéticas de elevación del tono, de registro culto o
reverente, para proceder entonces a valorar al menos qué densidad y surtido de
recursos similares cabe plantearse como objetivo en el resultado. Ello conduce
a valorar mucho más las medidas de recuperación del tono elevado o poético,
incluso cuando en un análisis palabra por palabra no parecería justificado, moviéndonos mucho más allá de las dimensiones
textuales o incluso contextuales del mensaje.
En el nivel del léxico, valdría la pena identificar, de
expresión en expresión qué connotaciones se van perdiendo, al menos para tener
constancia de su pérdida, con la esperanza de compensar esas pérdidas en la
primera ocasión posible.
Para
situarnos ante algunos ejemplos de semejante tarea, veamos parte de una súplica
de tono religioso elevado[1]:
Praise be to Thee, O Lord my God! I implore Thee, by Thy Name which
none hath befittingly recognized, and whose import no soul hath fathomed; I
beseech Thee, by Him Who is the Fountain-Head of Thy
Revelation and the Day-Spring of Thy signs, to make my heart to be a receptacle
of Thy love and of remembrance of Thee. Knit it, then, to Thy most great Ocean,
that from it may flow out the living waters of Thy wisdom and the crystal
streams of Thy glorification and praise. The limbs of my body testify to Thy
unity, and the hair of my head declareth the power of
Thy sovereignty and might. I have stood at the door of Thy grace with utter
self-effacement and complete abnegation, and clung to the hem of Thy bounty,
and fixed mine eyes upon the horizon of Thy gifts.
Do Thou destine for
me, O my God, what becometh the greatness of Thy
majesty, and assist me, by Thy strengthening grace, so to teach Thy Cause that
the dead may speed out of their sepulchers, and rush
forth towards Thee, trusting wholly in Thee, and fixing their gaze upon the
orient of Thy Cause, and the dawning-place of Thy Revelation.
Thou, verily, art
the Most Powerful, the Most High, the All-Knowing, the
All-Wise.
En un primer análisis, de las 219 palabras totales, salta
a la vista una sobresaliente densidad de 46 recursos que aparecen 116 veces,
que podrían considerarse recursos para transmitir un sabor arcaico, poético,
culto o de reverencia religiosa que elevan el tono, el registro: adjetivos como
Thine, Mine; pronombres como Thou, Thee; cincuenta casos de
mayúsculas que se escapan de lo usual para los nombres, pronombres y adjetivos
referidos a Dios,
El texto inglés también hace uso de la interpolación
estructural en casos como Thou, verily, art the
Most Powerful, donde verily añade un
aroma oriental, Do Thou
destine for me, O my God, what becometh the
greatness of Thy majesty, insertando el
vocativo, y dos casos en que la interpolación contribuye un efecto rítmico,
provocando la pausa debida en el momento oportuno, de modo que se mantiene el
equilibrio general de todo el texto, primero en assist me, by Thy strengthening
grace, so to teach Thy Cause that... y luego en Knit it, then, to Thy most
great Ocean.
Encontramos una elegante
inversión del orden típico en I implore
Thee, by Thy Name which none hath befittingly recognized, and whose import no
soul hath fathomed en que el mantenimiento
de la voz activa permite un balance rítmico estructurado en dos partes paralelas, mientras que en that from it
may flow out the living waters of Thy wisdom la presentación
invertida de objeto-verbo-sujeto
permite deshacer pausadamente la tensión construida en la oración anterior
que contiene triple metáfora: I beseech
Thee, by Him Who is the Fountain-Head of Thy Revelation and the Day-Spring of
Thy signs, to make my heart to be a receptacle of Thy love and of remembrance
of Thee.
Nuestra atención recae en el uso de dos series. En primer
lugar I have stood at the
door of Thy
grace ..., and clung to the
hem of Thy
bounty, and fixed mine eyes upon the horizon
of Thy gifts,
en que las tres partes contienen elementos perfectamente paralelos -door of Thy grace
/ hem of Thy bounty / horizon
of Thy gifts,
la omisión del sujeto de la segunda y tercera parte transmite agilidad
acumulando una tensión de energía que alcanza el sosiego del desenlace al fijar
los ojos en el paisaje de la tercera parte, alusivo al deleite que representa quedarse
absorto mirando el “horizonte” de los dones de Dios. En segundo lugar, con Thou, verily, art the Most
Powerful, the Most High, the
All-Knowing, the All-Wise,
que más que una serie de cuatro, son dos parejas o dobletes.
Por último, pero sin pretensión de agotar la dimensión
poética y estética del texto en inglés, veamos cómo hace uso de dobletes. Un
análisis detenido ayudaría a reconocer que en O Lord my God, daría igual decir O Lord que decir my God, pero el uso combinado contribuye
una dosis de equilibrio, un equilibrio que ha estado presente en todo el texto.
Véase, si no, hasta qué punto las restantes diez citas contienen dos partes
prácticamente o totalmente equivalentes, es decir, pueden considerarse
dobletes:
1.
Thy Name which none hath befittingly recognized, and whose import no soul hath
fathomed
2.
by Him Who is the Fountain-Head of Thy Revelation and
the Day-Spring of Thy signs
3.
make my heart to be a receptacle of Thy love and of
remembrance of Thee
4.
the living waters of Thy wisdom and the crystal
streams of Thy glorification and praise (doblete dentro
de doblete: “glorification
and praise” dentro de “living waters + cristal streams”)
5.
The limbs of my body testify to Thy unity, and the
hair of my head declareth the power of Thy
sovereignty and might
6.
with utter self-effacement and complete abnegation
7.
I have stood at the door of Thy grace ..., and clung to the hem of Thy bounty,
and fixed mine eyes upon the horizon of Thy gifts (triplete)
8.
the orient of Thy Cause, and the dawning-place of Thy
Revelation
9.
the Most Powerful, the Most High
10.
the All-Knowing, the All-Wise
Aunque los diccionarios -claro es- ofrecen equivalencias
para cada uno, la dificultad estriba en que al recomponer el texto en español
no nos quedamos satisfechos con la mera enumeración de alusiones desencajadas,
sin unidad interna suficiente, con excesivo sabor a traducción, faltos de una
belleza sugerente comparable al original. La sensación que a menudo nos asalta
en estos casos es análoga a la impresión de fraude que nos llevaríamos ante un
Murillo confeccionado a base de trozos de revistas, cuando para colmo el autor
mismo del collage ni es Murillo ni siquiera pintor. Pues eso, al menos artista
hay que aspirar a ser, artista de la traducción, para poder pasar disimulado
sin que no se desea que nadie observe que se trata de
una traducción, excepto en algunos casos en que no viene nada mal, como cuando
el original contiene errores adrede.
Pero sin ir tan lejos, ¿cómo traducimos adecuadamente la
imagen fotográfica de “that the
dead may speed out of their sepulchers”
que transmite imagen de prisa imparable? ¿Qué hacemos
para la recuperación de los valores irremediablemente
perdidos en “Thou, verily, art the Most Powerful, the
Most High, the All-Knowing, the All-Wise”? “art” no tiene equivalente, ni “Thou” tampoco. Lo mismo cabría decir
para “Thy Name which none hath befittingly
recognized, and whose import no soul hath fathomed”, declareth,
becometh, Thou, Thee, Thine...
Si nos limitamos a traducir primando el significado,
encontramos que el tono del texto original se rebaja a lo cotidiano. Como
aceptamos sin discusiones que el sabor arcaizante de la selección léxica,
estructura oracional y estilo estético del inglés han sido adoptados de forma
consciente e intencional, reconocemos que todo ello deberá tener su reflejo en
el resultado traducido. Según nos situemos centrados en el texto, el autor o el
destinatario, o en el conjunto de los tres, admitiremos que o bien el texto ha
perdido parte esencial de su forma estética -una forma que influye
decisivamente en el ánimo del destinatario, un estilo que sería injusto
desvincular del autor- o bien hemos traicionado al autor -dando por “suyo” un
producto que no va más allá de un mosaico-, o bien el destinatario se priva de
vivir las sensaciones que el autor original pretendía transmitir o que el texto
producía en el idioma anterior a la traducción ya sea en el público de su época
o en el actual.
Sea como fuere, no sólo el léxico, la estructura
gramatical y el estilo deberán ser tomados en cuenta, sino incluso algunos
elementos contextuales como el resto de la obra literaria del autor y datos de
su propia historia, además de algunas costumbres de la época o el lugar que influyen
en la comprensión adecuada del texto. Conviene tener todo ello presente, no
necesariamente para introducirlo en la traducción, pero sí como estímulo para
hacer el trabajo lo mejor posible. En
palabras de Diana Malouf[2]:
No field of literary translation compounds the challenges,
evokes more bitter cries of frustration and woe or poses more problems than
translating scripture. The responsibility of the translator weighs more heavily
when dealing with sacred texts and censure looms more reprehensible when, in
addition to couching the text in language suitable to its station, the
translator must also maintain the closest fidelity possible to the meaning of
the original. What may be relatively unimportant in other translation here
becomes burdensome. Little wonder, then, that the Bible, for instance, has been
translated by one group then retranslated by another; each seeking to emphasize
some aspect or other: beauty in the King James translation, currect-day
vernacular in the more recent versions, and so forth.
Exploremos a continuación algunos componentes de tono
poético, culto, reverente o elevado que aparecen en uno de nuestros clásicos,
Calderón de
uso de
“os/vos”, vuestra alteza (/tú, usted)
uso del
vocativo
·
oh príncipe
uso de
interjecciones y saludos de tono "arcaizante"[4]:
·
¡vive Dios! que pudo ser
(/en verdad, verdaderamente, juro que)
·
das licencia (/permites,
por favor)
·
Dios os guarde (/adiós,
hola)
·
¿Ay de mí, triste?
·
¡Ay, mísero de mí! ¡Ay, infelice!
·
¡Válgame el cielo!
·
¡ay cielos!
preferencia
por el sinónimo culto o sencillamente la voz menos frecuente:
·
presto (rápido)
·
beldad (/hermosura)
·
hallarte (/encontrarte)
·
advertir (/notar)
·
replicar (/contestar)
·
osar (/atreverse)
·
albricias (/buenas
noticias)
·
de tal suerte (/de tal
forma)
·
hados (destino)
·
pesar (tristeza)
·
desdichas (fatalidades)
·
liviandad
·
agravios
·
magnánimo (generoso)
·
arrebol (color rojo de las
nubes iluminadas por los rayos del Sol)
·
clarecer/alba: (DRAE) intr.
amanecer, aparecer la luz del día
·
a la sazón (/en aquel
momento)
inversión de
orden:
·
llegar podré
·
que es el rey está
advertido
·
cuando, Príncipe, a verte
he venido
·
un grave homicidio sea
·
con qué amor llegar podré
·
en amorosos lazos ceñir tu
cuello pensé
·
nadie de mí se acuerda
·
bien sé que despierto
estoy.
·
¿Yo, Segismundo no soy?
·
Dadme, cielos, desengaño
composiciones
pronominales:
·
díjome, dasme, (/me dijo, me das)
·
respóndate retórico el
silencio (/que te responda)
estructura repetitiva:
·
¿Quién llegó a ver desnudo
el puñal que dio una herida mortal que no temiese? ¿Quién vio sangriento el
lugar, donde a otro hombre dieron muerte, que no sienta?
·
... ¿qué hay de nuevo? Hay,
señor, que...; hay, que mudando su nombre, ... hay, que ella está esperando,
... hay, que ella está ... y hay, que viniendo con ella,
·
¡Válgame el cielo, qué veo!
¡Válgame el cielo, qué miro!
·
¿Yo, en palacios suntuosos?
¿Yo, entre telas y brocados? ¿Yo cercado de criados tan lucidos y briosos? ¿Yo
despertar de dormir en lecho tan excelente? ¿Yo ...
yo...
incrustación
del vocativo
·
has, Señor, de saber
explotación de
metáforas:
·
clarín que rompe el albor
·
al sueño tenías el espíritu
rendido (=dormías)
Una enumeración de recursos poéticos incluiría también: casos
de compresión: “traidor fuiste con la ley, lisonjero con el rey” evita
repetición del verbo ser, economía de copulativos, yuxtaposición; alternancias
ingeniosas (este/aquella): Este es Clarín, el criado de aquella (¡ay
cielos!) de aquella que...; (bien/mal): “Dice el príncipe muy bien, y vos
hicisteis muy mal”; uso de verbos y estructuras verbales fuera de lo común:
“pues en dando”, “satisfaré”, “sin mirar que soy Clarín” (considerar, recordar,
tomar en consideración); superlativos: “Feliz mil veces el día”; bailes
de letras: “despojado y despejado”; epíteto: “docta academia”, “infelice dama”; otras expresiones arcaizantes: “mi
respeto no osara”, “soy muy inclinado a vencer lo imposible”...
A modo de resultado de este breve análisis, apuntamos una
posible aportación. Como cada lengua tiene su propio genio, es previsible que
los recursos poéticos de los que se hace uso para dotar al texto de un valor
estético determinado no sólo no sean los mismos que los utilizados en otro
idioma -con la consiguiente necesidad de valorar hasta qué punto estamos
ampliando o reduciendo el efecto- sino que con frecuencia el recurso concreto
ni siquiera existe como tal en la otra lengua, no se valora ese mecanismo como
producente de ningún efecto estético, por lo que el resultado queda claramente
devaluado. Por tanto, ¿qué podemos hacer?
Aquí es donde cabe que valoremos primero los recursos en
su conjunto, en vez de por separado, sin relacionarlos con los lugares donde
aparecen con los términos que utilizan. De esta forma, al aislar cada recurso
de su materialización concreta, valoramos la frecuencia de aparición de los
recursos y el efecto desencadenado en el receptor; esos parámetros pueden
compararse en la traducción, igualmente desvinculados del lugar en que
aparecen. Admito que semejante acción resulta arriesgada cuando se ejecuta por
sí sola, aunque incluso así es previsible que el resultado revista gran valor;
pero al menos suministra un criterio coherente para la recuperación del tono
poético del texto. ¿Cuál es la diferencia con el criterio lineal que supone
traducir efecto por efecto? La apuesta es por una ganancia en la naturalidad
del texto final. Obviamente, este resultado no está garantizado,. Conseguirlo dependerá de la capacidad literaria, estilo
estético y sensibilidad poética del propio traductor.
¿Por qué detenernos en Calderón y no explorar Quevedo,
Góngora, Fray Luis de León, Cervantes, Lope de Vega, Garcilaso?
Efectivamente, con ellos nos moveremos unos pasos más hacia una formalización
de recursos de recuperación de tono elevado, eficaz herramienta a disposición
del traductor, y -ya que estamos- un par de saltos más cerca del análisis
informatizado del texto literario para mejorar la calidad de la traducción
automática.
BIBLIOGRAFÍA:
Malouf,
Diana, Unveiling the Hidden Words,
George Ronald,
Bahá'u'lláh, Prayers and Meditations by Bahá’u’lláh, recopilado y traducido al inglés por Shoghi Effendi. Nueva York: Bahá’í Publishing
Committee, 1938, 1979.
Calderón de
[1] Prayers and
Meditations by Bahá’u’lláh, recopilado y traducido
al inglés por Shoghi Effendi. Nueva York: Bahá’í Publishing
Committee, 1938, 1979, sección XV.
[2] Unveiling the Hidden Words, Diana Malouf, George Ronald,
[3] Calderón de
[4] Arcaizante podría decirse para la época actual, pues en su propio tiempo quizás se catalogaría mejor sencillamente como culto.