Esquilo: Los Persas (Πέρσαι)

Personajes (4)

Coro

Ancianos Persas

Actor 1º

Reina, vida de Darío y madre de Jerjes

Actor 2º

Mensajero
Sombra de Darío
, difunto padre de Jerjes Jerjes, emperador persa

En la parte final de la tragedia Jerjes asume la función de guía del Coro (exarkhón), en el sentido de que da instrucciones para el lamento, instrucciones que el Coro sigue, repitiendo las palabras de Jerjes. En 703 ss. una esticomitia enfrenta a la Sombra de Darío con la Reina Atosa, mientras que el coro calla abrumado ante la aparición de su antiguo monarca. Choca bastante que, por el contrario, en 249 y ss. el Mensajero no se dirija a la soberana, deseosa de información, sino a los coreutas, y así Atosa no sólo ha de permanecer en desairado silencio durante cuarenta versos, sino que en 290 ss. se ve obligado a atribuir explícitamente su mutismo al "shock" que acaba de sufrir; y más sorprendente es que en 851 la Reina haga mutis definitivo con el fútil pretexto de que ha de recoger ropas decentes para su hijo, lo cual es causa de que no se encuentren, de que Jerjes deba aparecer andrajoso en escena y de que así Esquilo desaproveche la bella ocasión de un encuentro materno-filial. Lo que aquí ocurre es sencillamente que al autor no le interesa que surjan ambos juntos, porque prefiere que su competente protagonista desempeñe los dos papeles (de los que el de Jerjes además tiene elementos cantados), dejando para un actor más modesto los del mensajero y el fantasma de Darío.

Entradas y salidas

Parte

Entrada

Salida

Coro

Ac 1

Ac 2

Párodo (1-159)

1

 

C

 

 

Episodio 1 (160-249)

Estásimo1 (250-290)

Episodio 2 (291-531)

155

531

Reina

 

249

Mensaj.

Estásimo 2 (532-597)

 

 

 

 

Episodio 3 (598-623)

Estásimo 3 (624-678)

Episodio 4 (679-851)

598

 

Reina

 

 

681

842-51

Dario

Estásimo 4 (852-906)  

 

 

 

 

Exodo 4 (907-1077)

904

1077

 

Jerjes

La acción puede seguirse bastante claramente. En el verso 1 los consejeros del coro llegan a la explanada frente al Consejo; en el v. 140 el corifeo les exhorta a entrar y deliberar, pero no lo hacen (tampoco podrían, pues la puerta no sería practicable), ante la llegada (v. 150) de la Reina, que viene en un carro, con numeroso cortejo alrededor: Atosa no nos lo dice aquí, pero pone de relieve el haber prescindido de un tal vehículo en 607 y ss. Éste es el primero de los llamativos usos de un carruaje en Esquilo y Eurípides (Ag. 782 ss., Tr. 568 ss., El. 988 ss., Iph. Aul, 619 ss., etc.), propiciado por la disposición de los accesos al escenario. Probablemente una carreta con cuatro ruedas tirada más bien por mulas, más capaces de esperar pacientemente a lo largo de extensos parlamentos. En 249 entra el Mensajero: es inverosímil que haya acudido ante todo el Consejo para informar a los consejeros y que sólo por casualidad encuentre allí a la Reina. En 532 se va ésta, nuevamente en carro con su cortejo, al palacio, donde debe recoger las ofrendas; pero teme que entretanto llegue Jerjes (¿por qué al Consejo?) y encarga que, si ello ocurre, le cuiden y escolten al palacio. En 598 el rey no ha llegado, pero sí Atosa a pie, modestamente ataviada y con la ofrendas que realiza ante el altar de la orkhetra, mientras se invoca a Darío, que en 681 y 842 aparece y desaparece. En 851 la Reina, por la razón de economía escenográfica y utilizando el pretexto de la ropa de su hijo )¿cómo sabe que estará andrajoso y que no irá en primer lugar a palacio?), desaparece para no volver. En 904 llega Jerjes, efectivamente muy mal trajeado y en otro carro ( v. 1000 "tienda llevada por ruedas" es decir, carreta cubierta, de viaje). Y, finalmente, en 1077 salen de escena todos con dirección a palacio, el monarca y el coro a pie y su carreta llevada por el séquito.