1.1.1
Una vez se nos ocurrió
reflexionar; La República de los
Lacedemonios comienza de modo parecido: «Una vez se nos ocurrió reflexionar
sobre que Esparta, una de las ciudades menos ricas en hombres...». en
actitud obediente; En Económico III b1 ss., Jenofonte habla de la conducta de los amos
con sus criados
1.1.3
dispuestos a serles sumisos; La Ciropedia, así como el Hierón, reflejan el conflicto político
de la época, el declive de la polis y la revalorización de una idea monárquica.
La teoría que desarrolla Jenofonte es la relativa a la transformación de la
tiranía en una monarquía ideal.
1.1.4. hircanios; Hircania, Varkana en
antiguo persa, significa “tierra de lobos”. Se encontraba en el ángulo sur del
Mar Caspio. La primera mención que tenenos de ella es a través de Hecateo, Fr.
Gr. Hist. l F 291, que no habla de la tierra, sino del “mar hircanio”,
probablemente antigua designación del Caspio. Era un país rico, que, a partir
del siglo VII a. C., pasó a formar parte del imperio asirio y, después, del
persa. Pero no aparece en la lista de las satrapías de Heródoto, ya que estaba
incluida en la satrapía undécima a la que pertenecía el Caspio. Los hircanios
pertenecían a la familia indoirania. La toponimia demuestra que tuvieron varios
asentamientos, pues existen localidades con el nombre de Hircania en Macedonia,
Palestina y Lidia. Entre sus costumbres se encontraba la de echar los cadáveres
a los perros. árabes; Se refiere no a
los árabes de la península arábiga, sino a los de la región que se encuentra en
la margen izquierda del río Eufrates. En el mismo sentido aparece Arabia en
Anábasis I 5, 1 ss. Según Herodóto, ésta era la tierra más meridional del mundo
(III 107); la sitúa en la lista de provincias próximas a Egipto y afirma que
los árabes nunca estuvieron sometidos al gran Rey (III 88), si bien sirvieron
en el ejército persa junto a los etíopes (VII 69). Era un pueblo rico, porque
controlaba las rutas del comercio de las especias; pero tenían un sistema
socioeconómico muy primitivo propio de su carácter nómada. sacas; Heródoto (VII 64) señala que los persas
llamaban a todos los escitas “sacas”. De modo que “saca” corresponde al nombre
iranio, y “escita” al griego. Los griegos entraron en contacto con los escitas
en el siglo VIII a. C. -Hesiodo, fr. 150, 15, ya habla de ellos-, escucharon el
vocablo indígena skudo «arquero», y a partir de él formaron skýthes, igual que
los asirios formaron aškuzai. Respecto al término iranio sáka, ha sido puesto
en relación con spaka «perro» Según el testimonio de Heródoto, este pueblo,
formado por tribus nómadas de buenos jinetes y arqueros (IV 46 y VI 112),
presionado por los maságetas, penetró en Cimena, de donde expulsaron a los
cimerios, y se asentaron en la región conocida en la Antigüedad con el nombre
de Escitia (IV 11). Durante la segunda mitad del siglo VII a. C., se dedicaron
a someter a los cimerios y al pillaje
por Siria, Palestina y Norte de Egipto. magadidas; Pueblo desconocido. Dinforf lo corrige por la forma “mariandines”,
tribu de Bitinia. Sin embargo, nos parece verosímil la relación de magadidas
con la mágadis, instrumento de veinte cuerdas que se atribuye a los lidios y a
los tracios.
1.2.1
Perseo; Esta etimología popular de persas (Platón,
Alcibiades 120) es falsa. La mayoria de los estudiosos relacionan este étnico
con la ciudad de Pārsua en la ribera sur del lago Urmia, al NO. de la
actual Kermanshah. Astiages;
Heródoto
(I 107 ss.) refiere el origen mítico de Ciro: el rey medo Astiages casó a su
hija Mandane con un persa, Cambises, y habiendo tenido en sueños una visión de
que el hijo de Mandane inundaría toda Asia y otra de que de su hija saldría una
viña que daría sombra a toda Asia, ordenó a un noble medo, Hárpago, que matara
al niño, pero éste, en lugar de matarlo, se lo entregó a un pastor, Spako, para
que lo criara; con el tiempo, Astiages reconoció el origen real de Ciro y lo
llevó junto a sus padres. Esta saga de Ciro contiene muchos elementos
indoeuropeos. Por otro lado, partiendo de la etimología de Spako, pastor que
crió al joven Ciro y que se ha. puesto en relación con el término medo spaka-
«perro», se puede ver una caracteristica común a la mayoría de las tradiciones
acerca de los orígenes de estirpes reales: el abandono del niño, futuro
fundador de dinastía, y su posterior crianza por parte de un animal; así Rómulo
por una loba, Aquemenes por un águila, Cico por un perro, etc. en relatos y canciones; Se refiere a
los yashts, himnos a dioses, héroes y
reyes en el Irán antiguo, que a menudo sirvieron de fuente a los historiadores
griegos. de recibir
alabanzas; Aquí Jenofonte hace una relación de las cualidades de Ciro, el futuro
soberano, que coinciden con las del prototipo de hombre ideal. Ciro es, en
primer lugar, “hermoso” (kalós), como el héroe de la epopeya. En ello se ajusta
a la idea arcaica de que las acciones valientes se reflejan en el aspecto y
porte del que las realiza. Es, asimismo, “generoso de corazón” (philánthrópos),
“amante del estudio” (philomatés), “ávido de gloria” (philótimos), “justo”
(díkaios). La enseñanza de la “virtud, justicia” (dikaiosyne) era la base de la
educación de los jóvenes nobles persas.
1.2.4
efebos; El término epheboi no se ajusta a la idea del
efebo griego, muchacho entre quince y veinte allos. Aquí se refiere a jóvenes
entre diecisiete y ventiséis allos.
1.2.5
tribus de los persas; Jenofonte habla de doce tribus persas frente
a las diez que presenta Heródoto, I 125, excluyendo otras que, según él,
seguían sometidas a los medos. Esas diez tribus de Heródoto son: Pasagardas,
Marafios, Maspios, Germanios, Pantialeos, Derusieos, Daos, Mardos, Drópicos,
Sagastios
1.2.6.
Los niños; Según el testimonio de Heródoto, I 136, los
niños para los persas eran muy importantes, pues tenían a gala mostrar el mayor
número de hijos posible, considerando que éste era proporcional a la fuerza del
hombre. Respecto a su educación, nos dice que los niños y jóvenes, desde los
cinco a los veinte años, sólo aprendían tres cosas: montar a caballo, tirar al
arco y decir la verdad. Ni Heródoto ni Jenofonte hacen referencia a la intensa
formación religiosa que reciben los niños de los Parsis, tribu india procedente
de Persia, que conserva costumbres y tradiciones persas antiguas, y cuya
educación se basaba en el aprendizaje de oraciones e himnos (yashts).
1.2.9.
un hacha; Los
términos que aparecen en griego son: kopís,
arma oriental de hoja curva usada generalmente por los caballeros, y ságaris, arma también oriental semejante
al machete sudamericano.
1.2.10.
entrenamiento bélico; La idea de que la caza debe entenderse como
entrenamiento para la guerra se repite con frecuencia en Jenofonte, Rep. Lac.
IV 7, y Cinegético XlI l-5, donde se llegan a detallar las semejanzas entre la
guerra y la práctica de la caza. También recomienda que se aborde en el momento
en que se sale de la infancia para entrar en la adolescencia. De cualquier
modo, esta práctica no constituye sólo una preocupación griega, sino que
Jenofonte debió de conocer personalmente la afición de los persas a este
deporte conocido también por Platón, cuando en Alc:. 121e, dice que era
costumbre persa que los niños de la familia real comenzaran a cazar a los siete
años
1.2.15.
ciento veinte mil; Esta cifra no tiene una base real, sino que
debe ser muy inferior a la verdadera, de la que no tenemos noticias exactas.
no los envían; En Anáb. I 9,
2, también pone de manifiesto la diferencia entre los niños de familias
distinguidas, que eran educados en la corte del rey, y el resto de los niños,
que no recibían educación.
1.2.16.
régimen alimenticio; Según el
testimonio de Heródoto (I 133), los persas tornaban pocos platos fuertes y, en
cambio, muchos postres servidos a lo largo de la comida. Eran muy dados al vino
y tenían por costumbre discutir los asuntos importantes en estado de
embriaguez. Estas noticias se contradicen con las de Jenofonte y las del propio
Heródoto (I 71), cuando dice que los persas “no comen lo que quieren, sino lo
que pueden... Además, no prueban el vino, sino que únicamente beben agua; y
tampoco tienen higos para comer, ni otra delicia cualquiera...”. ¿A qué se debe
este contraste de testimonios? Sin duda se refieren a épocas distintas:
mientras Heródoto, en 1 71, y Jenofonte, a lo largo de la Ciropedia, a
excepción de1libro VIII, se refieren a los persas de época de Ciro el Grande,
hom bres austeros y de gran continencia, el pasaje I 133 de Heródoto y el libro
VIII de la Ciropedia se refieren a los persas de su tiempo, que ya han
abandonado gran parte de sus buenas costumbres. No hay que olvidar tampoco, en
el caso de Jenofonte, su admiración por la continencia y moderación en comida y
bebida de los espartanos, que se refleja también en la Ciropedia. En cuanto a
la prohibición de vomitar, orinar o estornudar en presencia de alguien, tambim
se encuentra en Heródoto, I 138.
1.3.1.
Astiages; Astiages, Ršti-vaiga
en antiguo persa, «el que blande la lanza». El personaje histórico dista mucho
del personaje novelado de la Ciropedia. Tanto dos incripciones cuneiformes como
la Crónica de Nabonido presentan a Ciro, selior de Anzan, sublevándose contra
Astiages, rey de Media, del que era vasallo. hermoso de cuerpo y noble de espíritu; La belleza aliada al
contenido moral (καλὸν κἀγαθὸν)
da este término una significación sociopolítica de clase en la obra de
Jenofonte, que peca de atrevimiento
1.3.2.
el tipo de vida es más sencillo; Es preciso distinguir, una vez más, entre los
persas de tiempos de Ciro el Grande y los persas de la época de Jenofonte.
Mientras los persas primitivos llevaban una vestimenta muy simple de cuero,
cuyo rasgo más sobresaliente eran los pantalones también de cuero (cf.
Heródoto, I 71), posteriormente se hicieron famosos por su lujo y abandonaron
su tradicional sobriedad. El propio Heródoto presenta como causa de este cambio
tan radical la victoria sobre los lidios, que los puso en contacto con el lujo
y con las riquezas de la corte de Sardes. Por otra parte, hay que resaltar la
facilidad con que los persas adoptaban las costumbres de otros, por ejemplo, la
túnica meda, porque la encontraban más hermosa. La mayor parte de los usos
medos se imponen en la corte de Ciro. Así, no es de extrañar que, en Anáb. I 5,
8, se hable de sus suntuosas túnicas, sus largos pantalones bordados, sus
collares y sus pulseras. Los relieves de Persépolis, de época de Dario y
Jerjes, son ilustrativos al respecto y coinciden con la descripción de
Heródoto, VII 61, que hace referencia a las amplias túnicas con mangas y de
muchos colores. En la Apadana -vestíbulo de pilares- persepolitana aparecen
representados cortesanos medos y persas alternando; sus ropas son color
escarlata, rojo oscuro y púrpura, mezclados a veces con un gris más sobrio y
llevan como adornos pendientes y collares. En el Tesoro de Persépolis aparece
Dario sentado en el trono, sin tocar el suelo con los pies, para no
contaminarse, apoyándose en una banqueta; su túnica es de amplias mangas, su
barba larga, rizada y cuadrada al estilo asirio, su cabeza va tocada con una
tiara y lleva como adornos collares y pulseras. Todavía más detallado es el
relieve de la Sala de Audiencias donde aparece Jerjes. La túnica exterior, el
kandys, está tenida con púrpura fenicia y lleva bordados de oro representando
halcones luchando. La túnica interior, khitón, es púrpura con lunares blancos,
como correspondía sólo al rey. Debajo lleva unos pantalones blancos. Sus
zapatos planos y puntiagudos son de color azafrán. Lleva collares y pulseras de
oro. También de oro es el ceñidor para sujetar la espada corta persa cuyo puño
presenta una piedra preciosa. En su mano derecha tiene un cetro de oro y en la
izquierda un loto. Los servidores reales aparecen en los relieves con trajes y
zapatos púrpuras, pero sus sombreros son múy bajos y sus barbas múy
redondeadas; alguno sostiene el parasol para el rey, complemento tomado de los
asirios.
1.3.9.
una taza; Se
trata de un vaso o taza para escanciar vino, el kyathos.
1.3.10.
fiesta de cumpleaños; Los persas celebraban más que ningún otro
pueblo el aniversario. Los ricos (Heródoto, I 133) encargaban un buey, un
caballo, un camello y un asno para asar en un horno, y los pobres preparaban
animales más pequeños para la ocasión. Entre los parsis de la India se mantiene
dicha tradición, especialmente referida al primer aniversario de un niño, que
se celebraba con gran ceremonia.
1.3.14
parque; El término que aparece en griego es parádeisos. Se trata de una palabra de
origen medo, airidaeza, que encontramos en avéstico como pairidaeza «recinto».
También aparece en Génesis en el sentido de lugar de paz y goce. Con todo,
cuando se encuentra en contextos persas, se refiere a las extensas reservas de
caza que pudo haber conocido el propio Jenofonte
1.3.18.
la ley; Jenofonte condena la tiranía que atribuye al
sistema político medo y ensalza la soberanía de la ley que considera propia del
régimen político persa. En Econ. XXI 12, también ataca la tiranía, y en
Memorables IV 6, 12, opone medos a persas en términos semejantes a los que
encontramos aquí. Sin embargo, los datos que tenemos del sistema político persa
no corroboran la imagen dada por Jenofonte, sino que presentan al rey como Rey
de Reyes, centro de gobierno, salvaguarda de la tradición y fuente directa e
indirecta de autoridad con limitaciones muy reducidas
1.4.7.
su tío; Se refiere a Ciaxares, a quien Jenofonte hace
hijo del rey medo Astiages. En cambio, Heródoto (I 73) informa que era hijo de
Fraortes y, por tanto, nieto de Deyoces y padre del propio Astiages. No parece
que se trate de un simple error de Jenofonte, sino, más bién, que esa
adecuación de la figura de Ciaxares como tío de Ciro provenga de la intención
por parte del autor de contrastar la figura ideal de Ciro con un personaje poco
agradable para el que no era adecuado su abuelo Astiages. Por otra parte, el
Ciaxares que refleja Heródoto es un hombre de carácter violento que trataba con
brutalidad a sus servidores aacitas.
1.4.16
rey de los asirios; Tanto Jenofonte como Heródoto (VII 63)
identifican asirios con sirios; este último alega que syrioi es el nombre
griego y asyrioi el bárbaro. En sentido estricto, los asirios eran los habitantes
del país cuya capilal era Nínive. En sentido más amplio eran los súbditos de
los reyes de Nlnive en su época de esplendor. Dominaron la Alta Asia durante
quinientos veinte años hasta que los medos adquirieron poder. Heródoto (IV 39)
incluye bajo su mando toda la región entre la llanura irania, Armenia y el
desierto. Esta región es lIamada Asiria en las inscripciones procedentes de
Sudarabia que se remontan al siglo IX a. C. Su dominio en Mesopotamia abarca,
sobre todo, del siglo IX al VII, a finales del cual su poderío decae. Assur, su
antigua capital, fue sitiada por los babilonios en el 615 y tomada por los
medos en el 614. Los medos aliados a los babilonios toman también la nueva
capital, Nínive, en el 610. Comienza entonces el poderío de Babilonia. Después
del reinado de Nabucodonosor, el imperio asirio se desploma ante los ataques
del rey medo Ciaxares, quien somete todo el país a excepción de Babilonia,
ciudad que Ciro incorpora más tarde al imperio persa. Heródoto (I 178), como
Jenofonte, incluye Babilonia en Asirla. Esta confusión puede deberse a la
similitud cultural y religiosa exislente entre Babilonia y Nínive.
1.4.27
besándolo en la boca; La costumbre del saludo con un beso en la
boca es recogida tamén por Heródoto, I 134: “...si las dos personas que se
encuentran son mismo rango... se besan en la boca; si hay diferencia de rango,
se belan en las mejillas, y si la diferencia de rango es muy grande, el de
rango inferior se echa a tierra ante el de rango superior...”.
1.5.4.
levantamiento conjunto; Jenofonte distorsiona aquí, como en
otras ocasiones, los hechos histórcos convirtiendo la campaña para someter
Media, (Heródoto III 3,5) en una expedición para socorrer a los medos.
1.5.7.
“Amigos míos...”; Este primer discurso de Ciro dirigido a sus
soldados tiene ya los elementos de los discursos posteriores: justificación de
su participación en la lucha para convencerles de que poseen la verdad,
afirmación de su superioridad frente a los enemigos para inspirarles ánimo,
advertencias para no caer en errores propios o de los enemigos y últimas
órdenes. Por otra parte, Ciro menciona aquí cuatro de las cualidades esenciales
de un soldado: sobriedad, deseo de recibir alabanza, culto a la amistad y
devoción a los dioses. Falta sólo la obediencia, que aparecerá en I 6, 20
1.6.1.
Hestia y Zeus; La trasposición de divinidades griegas a
contextos persas es frecuente. No excluye, sin embargo, la mención a
divinidades persas tal, como el Sol y la Tierra
1.6.2
“Hijo mío...”; Las cualidades que aquí presenta Jenofonte
como necesarias para el buen general son las mismas que pone en boca de
Sócrates en Mem. III 1-4. También hay gran similitud con los consejos dados a
Hierón, cf. Hierón X-XI. Todas estas recomendaciones van encaminadas a enseñar
a manejar a los inferiores, tema que interesó mucho a Jenofonte, como pone de
manifiesto, asimismo, en Econ. V 14-17, donde hace un paralelismo entre la
conducta del buen agricultor con sus obreros y el del general con sus soldados.
En definitiva, el concepto griego de esclavitud se encuentra en la base de
numerosos pasajes de Jenofonte, quien, sin emplear el término esclavo, expone
el arte de tratar a los obreros agrícolas en Económico y a los soldados en la
Ciropedia.
1.6.9.
recursos necesarios; Ocuparse del bienestar de los soldados es un
requisito indispensable para el buen general también en Mem. III 1, 6. Esta
condición es entendida por Jenofonte a dos niveles: a) procurar los víveres, y
b) procurar el dinero necesario; para conseguirlo el general debe ser astuto y
planear estratagemas y conquistas de plazas. Por ejemplo, el motivo principal
de la campaña contra Armenia (II 4, 12-43) es conseguir medios.