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TEXTO 49: Antigüedad de los egipcios y fuentes de información (II,2-ss)
                    Animales sagrados y exóticos (II,66-ss)
 
Heródoto, Historia
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Obreros egipcios

Antigüedad de los egipcios y fuentes de información (II,2-ss)
Por cierto que los egipcios, antes de que Psamético reinara sobre ellos, se consideraban los hombres más antiguos del mundo; pero desde que Psamético, al ocupar el trono, quiso saber qué pueblo era el más antiguo, desde entonces consideran que los frigios son más antiguos que ellos y ellos más que los demás. Resulta que Psamético, como no podía hallar, pese a sus indagaciones, ninguna solución al problema de quiénes eran los hombres más antiguos, puso en práctica lo siguiente. Entregó a un pastor dos niños recién nacidos, hijos de las primeras personas que tenía a mano, para que los llevara a sus apriscos y los criara con arreglo al siguiente régimen de vida: le ordenó que nadie pronunciara palabra alguna ante ellos, que permaneciesen aislados en una cabaña solitaria y que, a una hora determinada, les llevara unas cabras; y luego, después de saciarlos de leche, que cumpliese sus restantes ocupaciones. Psamético puso en práctica este plan y dió esas órdenes porque quería escuchar cuál era la primera palabra que, al romper a hablar, pronunciaban los niños, una vez superada la etapa de los sonidos ininteligibles. Y, en efecto, así sucedieron las cosas. Dos años llevaba ya el pastor en este menester, cuando, un día, al abrir la puerta y entrar en la cabaña, los dos niños, lanzándose a sus pies, pronunciaron la palabra bécos al tiempo que extendían sus brazos. Como es lógico, la primera vez que la escuchó, el pastor no le dió importancia, pero como, en sus frecuentes visitas para cuidar de ellos, esta palabra se repetía insistentemente, acabó por informar a su señor y, por orden suya, condujo a los niños a su presencia. Entonces, cuando Psamético los hubo escuchado personalmente se puso a indagar qué pueblo daba a algún objeto el nombre de bécos y, en sus indagaciones, descubrió que los frigios llaman así al pan. Por lo tanto, y sacando deducciones de este hecho, los egipcios convinieron en que los frigios eran más antiguos que ellos. Que así sucedió lo escuché de labios de los sacerdotes de Hefesto en Menfis. Sin embargo, ciertos griegos, entre otras muchas tonterías, llegan a decir que Psamético mandó cortar la lengua a unas mujeres y dispuso que los niños se criaran con ellas en esas condiciones.
En fin, eso es lo que me dijeron sobre la crianza de esos niños; pero también obtuve otras informaciones en Menfis, cuando entré en conversaciones con los sacerdotes de Hefesto; y me dirigí, asimismo, a Tebas y Heliópolis para recabar noticias de los mismos temas con el deseo de comprobar si coincidían con lo que me habían dicho en Menfis; pues los sacerdotes de Heliópolis tienen fama de ser los egipcios más versados en relatos del pasado. Ahora bien, las informaciones que escuché relativas a los dioses, no estoy dispuesto a contarlas, con la única salvedad de sus nombres, pues creo que todos los hombres tienen similares nociones sobre ellos; y lo que mencione sobre el particular, lo haré obligado por necesidades del relato.

Animales sagrados y exóticos (II,66-ss)
Y por cierto que, aunque los animales domésticos son abundantes, todavía lo serían mucho más, si a los gatos no les sucediera lo siguiente. Las hembras, después de parir, ya no frecuentan la compañía de los machos; y, aunque ellos tratan de aparearse con ellas, no lo consiguen; por lo que, ante ello, recurren a esta treta: se apoderan de las crías, separándolas subrepticiamente de las hembras, y las matan (no obstante, al darles muerte no se las comen). Las gatas, entonces, al perder sus cachorros, desean otros y acaban por recurrir a los machos, pues a este animal le encanta tener crías. Por otra parte, cuando se produce un incendio, a los gatos les ocurren cosas prodigiosas; en efecto, a pesar de que los egipcios, dispuestos a intervalos, se mantienen atentos a los gatos sin preocuparse de apagar el fuego, los animales se cuelan por entre la gente o saltan por encima y se arrojan a las llamas. Estas reacciones de los gatos sumen a los egipcios en una gran tristeza. Además, si en una casa muere un gato de muerte natural, todos sus moradores se depilan las cejas, solo eso; en cambio, si muere un perro, se afeitan todo el cuerpo, incluida la cabeza. .....
La naturaleza de los cocodrilos, por otra parte, es la siguiente. Durante los cuatro meses de pleno invierno no come nada; pese a ser un animal cuadrúpedo, vive en tierra firme y en aguas tranquilas, pues pone e incuba sus huevos en tierra y pasa la mayor parte del día en terreno seco; en cambio, toda la noche se la pasa en el río, ya que, entonces, el agua está más caliente que la temperatura del ambiente y del rocío. De todos los seres vivos es, que sepamos, el que, a partir de un minúsculo tamaño, alcanza el máximo crecimiento, pues los huevos que pone no son mucho mayores que los de oca y la cría guarda proporción con el huevo; pero en su desarrollo llega a alcanzar hasta diecisiete codos e, incluso, más. Tiene ojos de cerdo, grandes dientes y colmillos proporcionados a las dimensiones de su cuerpo. Es el único animal que nace sin lengua; tampoco mueve la mandíbula inferior, sino que también en ese punto es el único animal que acerca la mandíbula superior a la inferior. Tiene asimismo garras poderosas y una piel cubierta de escamas e impenetrable en el lomo. En el agua es ciego, pero de vista sumamente aguda al aire libre. Y resulta que, a causa de su permanencia en el agua, lleva la cavidad bucal toda llena de sanguijuelas. Pues bien, mientras que todos los pájaros y animales le rehuyen, el reyezuelo, en cambio, vive en paz con el cocodrilo, porque este animal recibe su ayuda; en efecto, cuando este animal sale del agua a tierra, nada más abrir sus fauces (cosa que, por lo general, suele hacer cara al céfiro), el reyezuelo penetra en su boca y devora las sanguijuelas; entonces el cocodrilo siente placer al ser aliviado y no le causa daño alguno.