Actor con máscara
Máscara de Actor
Actores

Cuando nos volvemos hacia los actores y la forma de actuar, tenemos que empezar sobre bases más firmes. El primer hecho esencial es que todos los actores y miembros del coro eran varones. Se ha sugerido que en algunos casos fuera el autor el que representara al personaje principal (Esquilo haciendo de Clitemnestra, cuando ya contaba sesenta años; Sófocles abandonó seguro dicha práctica). Lo que sí es importante es que no sólo eran hombres los que representaban papeles de mujeres varoniles (como Clitemnestra), sino el de mujeres altamente "femeninas" (como la enamorada Deyanira). La única experiencia comparable es la del teatro japonés (Kabuki). Los papeles de niño lo representarían niños, pero sin texto

Máscara

Todos los actores, inclusos los que no tienen texto, llevaban máscara (eso quiere decir el término que designa al personaje, prosopon "rostro", "máscara"). Las máscaras eran completas y cubrían la totalidad de la parte delantera de la cabeza, incluidas las orejas, con pelucas pegadas. Estaban fabricadas con lino u otro material, estucado con escayola, pintadas, sujetas con una cinta, con los ojos muy abiertos y almendrados, no redondos, el blanco de los ojos era pintado, pero la pupila era perforada para permitir la visión. Las de las mujeres eran de color blanco (color convencional de la piel femenina). La boca, que en las más antiguas no era excesivamente grande, evoluciona hasta llegar a las bocas bostezantes, casi como trompetas, de la época helenística, lo que ha hecho pensar en una función amplificadora de la voz (tipo megáfono), si bien esto se debe a la grandeza que alcanzaron los teatros de época posterior. Debió de existir un número fijo de tipos de máscaras (la erudición helenística nos da hasta 27 tipos), según se trate de un anciano, un tirano, un esclavo, etc.
 Ello nos lleva a un tema importante: el teatro griego, mediante el uso de la máscara, aspira a la representación, no de caracteres fijos (tipo Moliere, con el "avaro", "el aprensivo", etc.), sino de personajes generales (un rey, un anciano, etc.; es decir, más que representar el carácter del personaje, aspira a presentar su condición social). Otro tema importante en relación con las máscaras es la exigencia que ello implica para el actor, a la hora de expresar determinados sentimientos y no poder hacer uso del gesto, ni de la expresión. Aunque menos importante, mencionamos aquí que la misma función era desempeñada por el vestuario, que generalmente estaba constituido por un largo hasta los tobillos, con un imation más pesado sobre aquél; la decoración era de cenefas y no tenía mangas, aunque sí las tiene posteriormente, cuando la indumentaria se hace más pesada. De la misma manera, si bien en el siglo V los actores iban descalzos o con pequeños zapatos, en la época helenística (y también quizá por dar altura al actor) aparece los kothornoi o zapatos de suela bastante elevada.

Actores en escena
Número de actores

Sobre el número de actores, desde el original único actor, Esquilo utilizó dos y Sófocles tres, que recibían nombres como protagonistés, deuteroagonistés, etc. Jamás se rebasó ese número (la razón pudo ser económica, aunque tampoco era fácil encontrar gente dotada, además de que el uso de la máscara lo facilita), por lo que un actor estaba obligado a representar varios papeles. Incluso con tres actores es muy difícil encontrar un diálogo a tres bandas (si hay tres en escena, uno se calla). Una consecuencia importante de la limitación de actores es, por supuesto, la repetición de papeles por un mismo actor. Es curioso imaginar que el papel de Heracles y su amante Deyanira, o Teseo y su enamorada Fedra, etc., fueran representados por un mismo actor; o el caso contrario, que el papel de Edipo en "Edipo en Colono" de Sófocles tuviera que ser interpretado hasta por tres actores, a tenor de la secuencia de escenas. A veces el cambio de personaje debía de ser muy rápido. Existían también actores mudos.

Coro actuando
Coro

En cuanto al número de miembros del coro, éste varió a lo largo de los años (al igual que declinó su importancia). Se suele situar alrededor de 12 ó 15. En casos excepcionales se ha pensado en un número mayor; en "Las Suplicantes", si hacemos caso a la leyenda, habríamos de suponer un coro de 50 hijas de Danao, más un coro de servidoras y quizá otro coro de 50 hijos de Egipto. Pero es difícil suponer tanto personal en escena. El coro suele estar dirigido por un corifeo, que es quien toma la palabra cuando no canta, sino que recita, como representante de todo el coro. También pueden darse casos en que el coro se subdivida en dos semicoros. La actividad del coro es, además del canto, la danza, aunque puede que en ocasiones se quedara inmóvil cuando cantaba un "estásimo", que era como se designa a la parte del coro (cf. de hístemi = "estar de pie inmóvil"); no hay datos seguros a este respecto. En algunos casos el coro podía seguir con movimientos imitativos lo que los actores estaban diciendo en sus recitados.

Coro funerario
Degradación del coro

En cuanto a la importancia del actor y del coro, hemos de decir que, mientras que el actor adquiere una especie de divismo exacerbado, el coro sufre una degradación paulatina. El mismo título de las obras lo demuestra: mientras que en Esquilo encontramos obras como "Las Suplicantes", "Las Coéforas", "Los Persas", etc., en Eurípides abundan títulos como "Orestes", "Electra", "Hipólito", etc. Mientras que el coro de Esquilo es un auténtico personaje en la obra (e interviene activamente en el desarrollo de la trama), en Sófocles y Eurípides, aunque seguimos encontrando tragedias en las que sí juega un fuerte papel ("Las Troyanas", "Las Bacantes", en donde es un auténtico protagonista), en la mayoría se reduce a meras intervenciones formalizadas de carácter estético y sin relevancia en el argumento. Si bien hay que tener en cuenta que en ocasiones el argumento determina que el coro juegue un determinado papel, en líneas generales se da esa degradación que hace que en ocasiones algunos manuscritos (especialmente de textos de Comedia) no nos den el texto del coro y se limiten a poner khóros, es decir, "parte del coro", sin que ello se deba a defectos de transmisión. Así, el poeta cómico Agatón (posterior a Eurípides) fue el primero en adoptar dos transformaciones: a) romper con la tradición de tomar el argumento del mito (argumento inventado), b) sus partes corales recibieron el nombre de embolima, es decir, "lo que se echa en medio" > "añadido".

Actor con máscara y "cothurnos" actuando
Divismo del actor

Si el coro estaba formado por no profesionales, el actor era profesional desde el principio. No había director de escena, función relegada al autor, lo que implica un sometimiento del actor al autor. Pero ya en vida de Eurípides comienza a afirmarse un cierto protagonismo del actor, acrecentándose a su muerte, quizá por falta de grandes continuadores (se representan las obras de los grandes poetas muertos, ya conocidas por el público). El actor se convierte en dueño de la producción, pero también se convierte en un personaje social, tanto que cuando viajan proporcionan un pretexto para el establecimiento de relaciones entre ciudades. En tiempos helenístico tenemos una asociación de actores que son concebidas como tiasos. El divismo del actor ha tenido mucha importancia en la pervivencia del género.

Graderío de espectadores
Público

Parece que las mujeres no solían ir a las representaciones, aunque algunos textos parecen inferir lo contrario (las Erinias en "Las Euménides" de Esquilo provocaron el pánico entre las mujeres). El precio de la entrada (dos óbolos) era generalmente sufragado por el estado de un presupuesto destinado al efecto (theorikón), al parecer implantado por Pericles. El público mostraba su agrado o desagrado con la representación de manera evidente. Parece que una de las primeras obras de Frínico (poeta anterior a Esquilo) titulada "La Toma de Mileto" provocó el llanto del público, al recordar un suceso muy llorado por los atenienses (quienes se sentían culpables por no haber ido en ayuda de su colonia en Jonia cuando los persas la atacaron). Eurípides fue un autor muy criticado por el público por sus fuertes innovaciones