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Hombre sirviendo vino |
Al igual que la elegía, la poesía yámbica parece tener su origen en canciones rituales satíricas y obscenas de los cultos de Dioniso y Deméter, así como en refranes populares, para rememorar momentos como la muerte o el nacimiento, o en otros cantos que acompañaban al hombre en diversos trabajos. Los motivos populares son frecuentes en el yambo, pero aún en él el pensamiento es en lo esencial el nuevo pensamiento de la aristocracia de la época; de ella procede también la regularización de la forma. Es en el círculo de la aristocracia donde florece esta poesía. Esta poesía deriva su nombre de
iambos, término de origen asiático, que aparece por primera vez en Arquíloco en el sentido de composición satírica. Esta poesía va creando una composición equilibrada de tipo clásico, aunque predominan aún los esquemas arcaicos de la estructura de anillo, de la división en dos de un poema en forma un tanto abrupta y de la acumulación de detalles a manera de catálogo, sin gran conexión lógica.
Si sobre la elegía decíamos que estaba muy unida a la poesía épica, no podemos afirmar lo mismo en cuanto a la poesía yámbica, en donde la influencia de la épica es mucho menor, tanto en la métrica, cuyos pies básicos son el yambo y el troqueo. Por su ritmo, más próximo a la lengua hablada, fue el metro adoptado por la poesía más realista, más adecuado para el insulto, la expresión soez o incluso la sátira. Fue Arquíloco el que regularizó este metro; en la obra de Hiponacte aparecen, además, mezclados con los yambos normales, yambos cojos o coliambos, de carácter más popular y vulgar. El tetrámetro trocaico tiene unas características análogas a las del yambo, pero se presta más a la narración (sustituto popular del hexámetro). Se trata, por tanto, de una regularización de la poesía popular religiosa. En su origen debía de ser recitada, pero a partir del siglo VII es cantada con el acompañamiento de la flauta.
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Escena lúdica |
Esta poesía va creando una composición equilibrada de tipo clásico, aunque predominan aún los esquemas arcaicos de la estructura de anillo, de la división en dos de un poema en forma un tanto abrupta y de la acumulación de detalles a manera de catálogo, sin gran conexión lógica. Es difícil precisar en que ocasiones se cantaban los yambos y tetrámetros, ya sean los de tipo personal o los de guerra. Probablemente puedo ser también en el banquete, como la elegía. Lo que sí está claro, es que estos poemas se componían para ser recitados, no para ser leídos. No obstante, es posible que algunos poetas recogieran por escrito una colección de sus poemas (no verdaderas ediciones), que se difundiría en ejemplares privados. En el siglo V el teatro oscurece este tipo de poesía, siendo sustituido por la comedia.
De los poetas yámbicos Arquíloco es, sin duda, el mejor conocido. Representa la irrupción de la personalidad individual, desligada ya en gran parte de la antigua tradición épica y aristocrática, y la elevación a la esfera del arte de formas populares de expresión y sentimiento. Sin embargo, no faltan referencias y fragmentos de otros poetas como Hiponacte o Semónides. La comunidad de temas de todos ellos (el ataque personal a un ciudadano honesto, la burla de los ideales tradicionales, el insulto y el desprecio hacia las mujeres) ha hecho pensar que, más que una voz personal, el poeta era una especie de voz comunitaria que, gracias a su poesía, purificaba al grupo social de los miedos, temores y tensiones.