Guerreros desfilando
Evolución del ideal aristocrático

El aumento de riqueza da brillo a la aristocracia. Disfruta en las fiestas que organiza, con los lujosos vestidos, los elogios de los poetas. Las distintas familias compiten entre sí: en la ciudad, por los cargos públicos, por la magnificencia y tren de vida; en el plano internacional, compiten en los juegos y fiestas panhelénicos y en lograr uniones matrimoniales más ilustres. El noble se mira en el espejo de Homero, para quien el triunfo en la guerra, en la asamblea, en la superior riqueza, es el ideal de héroe. Si en esta época no se dan tanto las guerras, su equivalente se encuentra en las empresas coloniales y en el deporte. Aunque la literatura producida en la época arcaica por los nobles esté al servicio de la ideología tradicional que afirma su superioridad, en cierta forma desarrolla un tipo de pensamiento que más tarde será extendido a la reflexión del hombre en general para constituirse en base de posiciones humanistas y democráticas.
Falange hoplítica en formación

El pueblo y las nuevas clases

 El reverso de la riqueza de la nobleza es la pobreza de una parte del pueblo. Los nobles no sólo se enriquecen con el comercio, sino, principalmente, con la agricultura. El proceso por el cual las grandes propiedades se extienden y los pequeños campesinos tienen que endeudarse o vender sus tierras y emigrar, cuando no son vendidos como esclavos precisamente por deudas, continúa. En ciertas regiones se crean clases semiserviles, campesinos que tienen que dejar a sus señores una cantidad importante del producto de sus tierras. Otro problema era el constituido por los nuevos ricos que el comercio y la industria formaban. Despreciados por los nobles como carentes de maneras, del rápido juicio instintivo que consideraban cosa suya hereditaria, de valor en la guerra, en el deporte, en la poesía, no por eso dejaron de tener, en algunos momentos, más dinero que ellos. Teognis se lamenta de los nobles que dan a sus hijas en matrimonio a estos ricos. Pero ellos no se contentan con su riqueza, sino que deseaban derechos políticos y jurídicos y se unían al pueblo más bajo en sus reclamaciones. Así, la época más brillante de la cultura griega estaba amenazada de revolución y quiebra interna por causa de los mismos factores que producían aquel esplendor.
Hoplita armado

Ideal aristocrátivo: el ideal agonal

  La aristocracia como clase: Los nobles griegos se consideraban descendientes de los héroes homéricos y, en principio, el ideal agonal, de triunfo podía ser en varios campos de actividad. Poetas como Alceo, Píndaro y Teognis nos hacen ver en detalle cuál es este ideal. Los nobles pensaban que la areté o excelencia humana es unitaria: el que triunfa en la guerra o en el deporte, es el mejor en todo. Es lógico que sea premiado por la ciudad, que ejerza en ella el poder. Además, ese hombre excelente (agathós) debe ser también rico. El concepto de olbios "feliz" incluye estas notas de éxito y riqueza, más la de protección divina. Hay en estos poetas, como representantes de los nobles, un fuerte sentimiento clasista. Esa areté o cualidad excelente es heredada. Se acude constantemente a comparaciones con perros o caballos de raza, a la comparación con las cualidades fijas, incambiables del león o la zorra. No hay posibilidad de aprender la areté o la gnome ("recto juicio"); jamás el pueblo, es decir, los kakoí o "malos", legarán a ello. Todo esto es un orden divino, inmutable, y las familias nobles, precisamente, provienen en definitiva de héroes hijos de los dioses. Los nobles forman así un grupo homogéneo. Los conceptos de amistad y compañerismo son decisivos (recuérdese la xenía u "hospitalidad"). Y también los "consejos" que sobre base tradicional imparten los viejos a los jóvenes. La máxima, el mito, la anécdota son los recursos educativos. Y el lugar ideal, la fiesta y el banquete, que es una fiesta a nivel reducido de un grupo de nobles. En el banquete y la fiesta se cultiva la euphrosyne (= "alegría"), que es, junto con el triunfo, el otro polo de la vida del noble.
Hoplita armado

Ideal aristocrátivo: Factores restrictivos

  El ideal agonal puro es imposible, y ya el mismo Homero introducía en él determinadas restricciones: no se puede abusar del adivino, del extranjero o del mendigo, no se puede verter la sangre de los miembros de la familia ni cometer con ellos incesto, etc. Surge el concepto de hybris, del abuso violento condenado por los dioses, que tiene un ámbito incluso más amplio (el Cíclope, los pretendientes de Penélope están incursos en ese pecado). Naturalmente, estos factores restrictivos van aumentando. Los dioses ya no intervienen en las empresas humanas apareciéndose en la tierra. Es difícil prever su comportamiento y, por tanto, es difícil saber cuál va a ser el resultado de nuestras acciones. Las mejor calculadas fallan, nos dicen Arquíloco y Solón. La confianza del noble en sí mismo, en una época en que se enfrenta con un mundo difícil, disminuye. Por tanto, no conviene jactarse demasiado, ni pretender cosas demasiado grandes. Es más, a partir sobre todo del siglo VI, en que se extiende el influjo del santuario de Delfos, la idea de la necesidad de la autolomitación (meden agan = "nada demasiado"), de la sophrosyne ("moderación") se extiende cada vez más. El modelo es Apolo, el dios de la armonía y la medida. Naturalmente, el noble piensa que es él el que posee esa moderación, esa equidad y buen sentido que falta al pueblo violento. La sophrosyne de una ciudad consiste en que cada clase respete sus límites, no trate de invadir los de los demás.