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La thassalocrathia
cretense |
Nada más lejos puede estar la
civilización cretense de las tan sombrías del Próximo Oriente, cuyas ventajas
no podían disfrutarse si no era a condición de defenderlas, en todo momento,
de las invasiones bárbaras. Aprovechando su estratégica situación, Creta
prosperaba. Las cadenas montañosas dividían el país en verdes llanuras
copiosamente regadas. El olivo, el trigo y la vid ocupaban el puesto de honor,
si bien no faltaban ni los árboles frutales, ni las legumbres, ni las plantas
aromáticas, ni el lino. La ganadería se practicaba en los numerosos espacios
no cultivables de la isla. El animal favorito era el buey, junto con corderos,
cabras y cerdos. La introducción del caballo fue un tanto tardía. Los bosques
de la isla proporcionaban la madera suficiente para la construcción de barcos.
Sin embargo los minoicos carecían de algunas materias primas, indispensables en
una civilización tan avanzada y que debían conseguir por medio del comercio.
Sus naves navegaban hacia Oriente y Occidente. El dominio de los mares atribuido a la civilización
minoica y la posterior expansión comercial de Micenas debieron seguir
seguramente unas rutas ya establecidas por toda la cuenca del Mediterráneo.
Por
lo general, sus reyes no tenían más ejércitos que el indispensable para dar
realce a las ceremonias oficiales y el mantenimiento del orden interno. Tras la
realeza, seguían los nobles, la clase sacerdotal, guerreros, comerciantes,
agricultores y siervos. Las mujeres gozaban de una elevada estimación social y
eran consideradas iguales a los hombres. La libertad de que gozaban era casi
desconocida en muchos lugares del mundo antiguo, donde las mujeres tenían por
lo general la categoría de poco más de bienes muebles. Es difícil saber si
había esclavos, aunque en estos estados palaciegos se presuponen una cierta
centralización política y, sin duda, económica, lo que implica el surgimiento
de grupos dependientes.
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El príncipe de los lirios, fresco del
palacio de Cnosos |
Fresco de Tirinto que representa a una dama
con una pequeña caja |
Representaión de unos coperos |
Existen numerosos testimonios pictóricos del papel predominantede las mujeres
en la cultura minoica. Ello sugirió la existencia de un sistema matriarcal
originario, aunque no hay una evidencia textual directa o arqueológica. Pero si
nos atenemos a la decoración de los palacios, auténticos centros de actividad
política y religiosa, tan profusamente decorados, o hay evidencia obvia de un
dirigente todopoderoso; ninguna figura aislada presenta una posición que merezca
por sí misma el nombre de sacerdote/rey. Por el contrario, es evidente el papel
de las mujeres: Las damas palatinas visten faldas de volantes, dejando al
desnudo el pecho hasta la cintura. Los cabellos, artificialmente rizados, forman
como una corona sobre la frente
El conocimiento de su religión resulta complicado por la imposibilidad de
descifrar su escritura, por lo que sus deidades y ritos sólo son conocidos a
través de las representaciones artísticas. Al contrario que en gran parte de
civilizaciones orientales, no parece que hayan adorado a un dios celeste, ni a
una deidad del viento, así como tampoco a una divinidad oceánica, habida
cuenta de lo mucho que el mar representó en su vida. Tan sólo era exaltada la
fertilidad del suelo que proporciona alimentos y rindieron culto a una
"Diosa-madre", frente a la cual no hay ningún dios varón (pese a que
en esta isla nació Zeus). De esta "Diosa-madre" se hacían efigies, como la
conocida como "Diosa de las serpientes", que lleva una especie de corona
rematada por un leopardo, símbolo de su dominio sobre las fuezas ssalvajes de la
naturaleza. A diferencia de otros pueblos de la antigüedad, os cretenses no
levantaron templos a sus dioses. Los cultos se celebraban, al parecer al aire
libre o en el interior de profundas cavernas; no se observantrazas de la
obsesión por los sacrificios, tan característicos de los egipcios o
mesopotámicos. El clero estaba compuesto por sacerdotes sacerdotisas, y,
en su calidad de sumo sacerdote, el monarca portaba la doble hacha que abatía
los árboles y destrozaba el cráneo de los toros sagrados.
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Diosa de las serpientes, Museo de
Heraclion |
Rhyton en forma de toro, Museo de
Heraklion |
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Fresco de Cnosos que representa
el ritual del toro; el atleta, de oscuro, es ayudado por dos sirvientas, en
blanco (probablemente una onvención artística adoptada del arte egipcio) |
Las
serpientes eran consideradas animales sagrados, ya que representan la
renovación de la vida, paralela a la mudanza anual de su piel, y como símbolo
de la muerte tenían también la facultad de proteger a la familia. Unos
vasos especiales ("rhytones") en forma de lagos embudos o de la cabeza de
algún animal, e usaban para escanciar frendas o bebidas. El toro fue
reverenciado desde muy antiguo como símbolo de la potencia masculina; en Creta
tal vez pudo haber sido asociado con el terrible poder de los terremotos a los
que la isla estaba con frecuencia expuesta. En el ritual, el toro no estaba
destinado a morir. Jóvenes de ambos sexos saltaban airosamente sobre el lomo de
estos animales en el momento de la embestida, con lo que no sólo alardeaban de
su agilidad, sino que ponían de manifiesto el poder del hombre con el más fuerte
animal de la isla. Un símbolo muy importante relacionado con la cabeza de los
toros, era la "segur" o hacha de doble filo y que recibía el nombre de "labrys"
(en este culto taurino y en la intrincada disposición de los palacios pudo
haberse originado la leyenda del Minotauro).