La primera civilizacióm marítima

Al igual que ocurrió en los deltas de los grandes ríos, el Mediterráneo fue cuna de grandes civilizaciones, si bien se dieron ciertas diferencias: en torno a los deltas se agruparon masas de hombres, regidos por poderes despóticos y organizados con vistas a la irrigación y al aprovechamiento de las crecidas fertilizadoras (Egipto, Mesopotamia, río Amarillo, río Indo); el mar, por el contrario, puso en marcha fuerzas mucho más modestas: una agricultura fragmentaria, combinada con el comercio marítimo. La autonomía es mayor; la economía, más elástica. No es una casualidad que la civilización egea, de la que derivó la griega, llevara al triunfo del individualismo, si bien es verdad que el Mediterráneo tiene mil años de retraso con relación a Egipto o a Mesopotamia.

Flautista de Keros, cercana a la isla de Naxos Cabeza de Amorgos, isla cercana a Naxos; hacia 1700 a.C. (Museo del Louvre, París) Tañedor de lira (Museo Arqueológico, Atenas)

Los primeros asentamientos humanos en Grecia datan del Paleolítico Medio, pero los restos más abundantes del periodo prehistórico pertenecen al Neolítico (VII y VI milenio a. C.; cultura de Sesklo y de Dímini en Tesalia: chozas de barro cuadradas con el hogar - megarón -en el centro).A comienzos de la edad del Bronce (2900 a. C.) aumentó la población y se produjo un rápido progreso técnico (especialmente en las Cícladas). La sociedad griega del III milenio fue paulatinamente avanzando hacia nuevas formas sociales que suponían la existencia de propiedad individual y la desaparición del régimen comunal primitivo. Es conocido el esquema generalizado hoy entre los prehistoriadores: en el Neolítico, al desarrollarse la agricultura y la domesticación de animales, aparecieron unos excedentes de producción; al pasar estos a manos de particulares y no de la colectividad se empezó a marcar una diferenciación social y se quebraron los cuadros de la organización comunal primitiva, dando paso a la propiedad individual y la sociedad dividida en clases. Tales poblaciones, de identificación difícil en el plano étnico y lingüístico, se definen simplemente como prehelénicas, o como pueblos mediterráneos, términos que, al no dar una identificación propiamente dicha, responden de una manera bastante realista a la indefinición que debía de existir en esos tiempos en la zona. Los griegos identificaban a sus antepasados como pelasgos, en quienes suelen encontrarse rasgos que los asimilan a otras poblaciones igualmente misteriosas, como los etruscos, pero también se hallan en los escritores antiguos nombres de pueblos egeos que pueden identificarse como prehelénicos, los careos, los léleges, los licios, habitantes de las islas o de Asia Menor todavía en época histórica.

Periodización

La historia de la antigua Grecia se desarrolla en un escenario de difícil definición, porque no se trata de una nación en el sentido moderno del término, que tenga, en consecuencia, unas fronteras bien definidas, y porque, además, ni siquiera poseyó siempre una unidad étnica delimitada, ni en aspectos materiales que pudieran determinarse de modo preciso, ni en aspectos subjetivos, pues la conciencia del pueblo griego como tal fue también un resultado del mismo proceso histórico. En esta misma línea, puede decirse que, en cada período, los escenarios varían de acuerdo con movimientos expansivos u ocupaciones exteriores, de tal modo que uno de los rasgos para marcar una periodización ajustada podría consistir en señalar los territorios ocupados por griegos de manera sucesiva.A lo largo de este proceso podemos distinguir con particularidades propias tres áreas diferenciadas: Grecia continental, las islas Cícladas y la isla de Creta, designando la edad del Bronce como Heládico, Cicládico y Minoico, según se refieran a cada una de estas áreas, y dividiéndola en Antiguo (aprox. 3000 al 2200 a. C.), Medio (ap. 2200 al 1600 a. C.) y Reciente (ap. 1600 al 1200 a. C.). El periodo Heládico Reciente suele denominarse Micénico (por ser Micenas el más importante yacimiento). De las tres zonas anteriormente dichas, las islas (Periodo Cicládico) son las que menos destacaron. Sus habitantes vivieron en colonias tribales de propiedad comunal, si bien entre el III y II alcanzó un desarrollo superior al de las poblaciones del Continente, para ser subyugadas por Creta al final del Cicládico Medio.

Primeras civilizaciones egeas

 

Creta

Grecia Continental

Islas Cícladas

3600-2200 a.C.

Minoico Antiguo

Heládico Antiguo

Cicládico Antiguo

Primeras fundaciones Oleadas indoeuropeas  

2200-1600 a.C.

Minoico Medio

Heládico Medio

Cicládico Medio

Grandes Palacios Invasión Aqueos (1800)  

1600-1100 a.C.

Monoico Reciente

Heládico Reciente

Cicládico Reciente

Los Aqueos en Creta (1500) Grandes fortalezas (1400)  

Bronce Antiguo.- En el continente surgen en el Bronce (Heládico) Antiguo algunos asentamientos que posteriormente serían conocidos como Tirinto, Micenas, Orcómenos, Delfos, etc., cuyo rasgo característico es su distribución por colinas, con construcciones de adobe y piedra (incluso alguna de dos pisos descubierta en la Argólida), recubiertas por tejas. Al final del III milenio se dan algunas diferencias de bienes en la antigua sociedad comunal (aristocracia de Tirinto). En Micenas (y en Creta también) se abandona la sepultura de clan, característica de toda la primera mitad del III milenio para dar acceso a la sepuntura de familia, como buen reflejo de la desaparición de la sociedad comunal. En Creta, en cambio, la sociedad cretense tenía un nivel de vida más elevado de desarrollo que la sociedad continental. La explicación de esto hay que buscarla en las condiciones extraordinariamente favorables de producción (fértiles llanuras con bosques que retenían la humedad). La propiedad privada apareció antes en la parte oriental. La cerámica y alfarería cretenses se difunden hacia la segunda mitad del III milenio por Egipto y Siria.

Bronce Medio.- En el continente, el paso al Heládico Medio no es una transición, sino una sustitución violenta (ap. 1900 a. C.). Que esta nueva cultura, manifestada principalmente por la aparición súbita de la cerámica minia (para la cual no se ha podido hallar ninguna explicación por evolución interna de tipos anteriores), refleja la llegada de un nuevo elemento étnico (los Aqueos, ap. 1900 a. C.), es cosa generalmente admitida. La aparición en Grecia de un animal como el caballo (aún no enganchado al carro de guerra), conocido en el centro de Europa desde el Paleolítico, hace muy verosímil en sí la procedencia nórdica de los nuevos pobladores de Grecia (Homero nos habla de la "rubia cabellera" de algunos jefes griegos). Empujados por un brusco cambio climático, probablemente, y atraidos por el brillo de las civilizaciones mediterráneas, estos nuevos invasores constituyeron una vogorosa organización patriarcal (con su centro en el "genos" o familia. Parece que se mantuvieron alejados del mar, por el hecho de que los términos que lo designan, o bien son términos pregriegos (thalassa), o son términos adaptados para significar "mar" cuando hubo necesidad de designarlo (pontos = "camino", pélagos = superficie plana). En Creta comienza con el Minoico Medio el gran auge del imperio cretense (palacios de Cnossos y Festos, refinamiento artístico, mentalidad pacífica). Se produce una gran expansión comercial (especialmente con Egipto y Siria). Al final de Minoico Medio (ap. 1700 a. C.) los palacios son destruidos por un terremoto según unos (Evans, Pendelberg), o por una invasión de pueblos asiáticos según otros (Meyer). La reconstruccion rápida de los palacios abre el segundo periodo de mayor poderío que el anterior. La noticia de un dominio del Egeo (talasocracia cretense, pero no de índole militar ni colonial) la encontramos ya en Tucídides (si bien esto puede deberse a un intento de aplicar a periodos anteriores una situación semejante a la de Atenas en el s. V) y en la leyenda de Teseo y el Minotauro (reflejo de los tributos que procedían de Atenas y Megara). La importancia de los palacios apunta a una concentración de poder en torno a él (principalmente en Cnossos). La creación de una escritura cretense original, aunque no faltaran estímulos procedentes de Egipto, para servir a la administración real, a transacciones comerciales, etc., junto a avances urbanísticos y arquitectónicos avalan su refinamiento. El final de esta civilización fue precipitado por la gran explosión del volcán de la isla de Tera (1450 a. C.), lo que permitió que, con el incendio se cocieran las tablillas de escritura.

Bronce Reciente.- En el continente, el paso del Heládico Medio al Reciente (Micénico) es una transición suave (ap. 1600 a. C.). La novedad (y con ello la justificación para abrir un nuevo periodo) consiste en la aparición súbita de una nuevo espíritu que transforma la cultura predominantemente agraria del Heládico Medio en una civilización de poderosas fortalezas, sede de una nobleza belicosa, amante de costosas armaduras y de los caballos (ahora enganchados en pareja al carro de dos ruedas), culturalmente atrasados y políticamente rígidos. Surgen las grandes fortificaciones de Tirinto, Pilos y Micenas (excavada por Schliemann). Esta última adquiere un gran poderío (ap. 1550 a. C.), expánsionándose por el Egeo (mientras se acentua el declive minoico, al que la erupción del volcán de Tera asesta un golpe definitivo). Hacia el 1450 a. C. un rey micénico se asienta en Cnossos. Sobre esa fecha los escribas cretenses adaptaron la lengua de los conquistadores a su silabario, lo que puso en manos de los micénicos un instrumento de primer orden para su organización administrativa y su expansión comercial por el Mediterráneo oriental (Troya, Mileto -antigua factoría minoica-, Rodas, Chipre). Estas expediciones no eran sólo obra de aventureros, sino que suponen la existencia de una organización expansionista. De esta manera aparece en las fuentes egipcias el nombre de los "Aqaiwasha" (Aqueos), formando parte de los "pueblos del mar" (licios, filisteos, etc.) que fueron rechazados por Meneptah (1221 a. C.) y por Ramsés III (1190 a. C.); en los textos hititas aparecen los "Ahhiyawa". En suma, entre 1400 y 1200, el Mediterráneo central y oriental era un mar micénico (sobre el 1300 es destruida el estrato VIIA de Troya, generalmente reconocida como la Troya homérica) y esta constituye una época solo comparable a las expediciones vikingas en la Edad Media. Fue la edad heroica de Grecia, perpetuada en el recuerdo por la mitología y la épica. Hacia el 1210 a. C. cae Micenas (junto con Pilos y otros palacios), sin que los datos apunten a una invasión (la cerámica no sufre variaciones), sino más bien a un colapso natural; la aparición de los "pueblos del mar" (grupos complejos de invasores puestos en movimiento por presiones procedentes de Europa) dificulta el sistema económico micénico, basado en las conquistas. El vacío dejado en el Mediterráneo es ocupado por los fenicios, semitas cananeos establecidos en la costa del Líbano, cuyos puertos eran terminales de las caravanas procedentes de Asia. Finalmente, la llegada de nuevos invasores pondrá fin a estos reinos micénicos.