Prometeo devorado por el águila (museo vaticano, 539 aC.)
El mito de Prometeo

Pocos mitos tienen la riqueza explicativa de este mito. Su carácter etiológico ("explicar la causa" de algo, podríamos traducir) se extiende a tres temas esenciales de la cultura:
- es el introductor del sacrificio, esencial en la religión antigua, 
- del fuego, base de todo el progreso técnico,
-y es el causante de la invención de la mujer, creada por Hefesto y otros dioses.
El relato mítico comporta varios episodios, en los que hay una nota común: sus beneficios son ambiguos y el botín se logra por medio del engaño y del robo. El dios tramposo se sacrifica por los humanos. No puede morir, como dios que es, pero sí ser condenado a sufrir por mucho tiempo. Su filantropía le lleva a ese penar por los hombre, clavado en su suplicio, como un redentor crucificado, en un desolado extremo del mundo. El mito nos alecciona y advierte de que el progreso comporta dolor, sufrimiento, esfuerzo, y la vida del hombre es así, dura, trabajosa.

 
 
Mitos sobre el origen de la Humanidad y de la Cultura:

Según Hesiodo, los hombres tienen igual principio que los inmortales, sólo que su raza fue degradándose hasta la actual (TEXTO 13: Hesiodo mito de las edades: primera edad o raza, la raza de oro, segunda raza de plata, tercera raza de bronce, cuarta raza  los héroes o semidioses, y quinta raza  actual). En el origen los hombres incluso llegaron a compartir mesa con los dioses, y así se les representan en algunos pasajes mitológicos como las bodas de Tetis y el mortal Peleo, a cuyo banquete acudieron todos los dioses, menos la diosa IRIS o diosa de la Discordia, quien se vengó arrojando sobre los comensales una manzana de oro con la leyenda "para la diosa más hermosa". La disputa subsiguiente entre las diosa Hera, Atena y Afrodita obligaría a Zeus a delegar su decisión en la persona del joven pastor Paris, príncipe troyano, cuya decisión de elegir a la diosa Afrodita originaría la Guerra de Troya, la guerra entre griegos y troyanos para vengar el rapto por parte de Paris de Helena.
-Según algunas versiones más recientes (s. IV en adelante) el creador del hombre fue Prometeo, el titán, que lo modeló con arcilla, y Atenea sopló aliento de vida sobre la imagen de barro. Prometeo es el benefactor de la humanidad por excelencia. También ayudó a los hombres, según el mito etiológico sobre el sacrificio, al engañar a Zeus haciendo que éste decidiera escoger para los dioses la parte en apariencia más lustrosa del buey que, en cambio, sólo contenía los huesos, mientras que dejó para los hombres la parte más sabrosa de la carne: "Por eso en la Tierra, y desde entonces, los hijos de los hombres queman los huesos desnudos de las víctimas sobre altares perfumados". El hombre se queda con la carne mientras que los dioses sólo reciben el humo de la grasa quemada. Prometeo además benefició al hombre entregándole el Fuego sagrado que había robado del Olimpo, con el que dotó a los hombres de Inteligencia. También les enseñó las artes y las ciencias. Tras el robo del Fuego, Zeus, enfurecido, castigó a los hombres enviándoles a través de Epimeteo a Pandora como esposa (la primera mujer, en la mitología griega), quien traía de parte de los dioses como regalo de bodas la famosa caja de Pandora. (El mismo nombre de Pandora en griego significa todos los regalos). Pese a la advertencia de su hermano Prometeo de rechazar cualquier obsequio procedente de los inmortales, Epimeteo hizo caso omiso y aceptó a Pandora quien llevada de la curiosidad abrió la caja de donde salieron todos los males que desde entonces aquejan a la humanidad. Sin embargo le dio tiempo a cerrar la caja cuando sólo quedaba la esperanza, de donde existe el dicho de que La esperanza es lo último que se pierde. En cuanto a prometeo, Zeus lo castigó encadenándolo en una roca en el Cáucaso, donde todas las mañanas un águila le roía el hígado, que volvía a crecer durante la noche.
-En otros mitos los hombres son autóctonos, es decir, nacidos de la tierra, como en la conocida leyenda del diluvio universal del que sólo se salvan Deucalión y Pirra, hijo de Prometeo y de Epimeteo, respectivamente. Cuando terminó el diluvio y ambos hubieron desembarcado del arca que habían construido por consejo de sus padres para sortear la crecida de las aguas, ambos buscaron compañeros preguntando al oráculo de Apolo en Delfos la forma de obtenerlos. La respuesta fue que arrojara tras de sí los huesos de su madre, y ellos entendieron que se trataba de la Madre-Tierra, cuyos huesos debían de ser las piedras. De las piedras que arrojó Deucalión nacieron los hombres y de las arrojadas por Pirra las mujeres.

Pandora surgiendo de la tierra
Pandora

Como el la tradición hebraica, también para Hesiodo la mujer es culpable, en su curiosidad  inconsciente, de la introducción de los males en el mundo. La Eva griega es, por su parte, una criatura más refinada y artificial que la bíblica. Hay un reflejo de misoginia en la versión hesiódica, como en otros  muchos pasajes de este autor. La mujer, voraz, voluble, es un riesgo y una carga para el hombre afanoso del sustento. Pero como el fuego y el sacrificio, también la introducción de la mujer supone un progreso de la condición humana, en una existencia no exenta de dolores y donde el progreso se obtiene a costa de nuevos pesares. Situado entre las bestias y los dioses, el hombre asume un destino ambiguo.

Pandora es adornada por Afrodita ante la presencia de Poseidón (crátera de figuras rojas British Museum, London,
Tres versiones

 Tenemos en la tradición griega antigua tres relatos del mito distantes entre sí y significativos: Los dos relatos de Hesiodo en la Teogonía y los Trabajos ...  (TEXTO 12: Hesiodo Teogonía  535-617; Trabajos y días 42-195)  datable hacia el s. VII aC., la tragedia de Esquilo Prometeo encadenado (TEXTO XX)del 560 aC. y el relato del diálogo Protágoras de Platón, cercano al 385 aC. (TEXTO XX). El comentario se puede ver en Prometeo, mito y tragedia (1999), Carlos García Gual, Ed. Hiperión. Entre las tres versiones podemos ver diversas intenciones de los diversos autores, conforme a sus épocas. Para Hesiodo, Prometeo es un dios de mente retorcida que intenta engañar a Zeus, por lo que será castigado; el fuego que Prometeo roba es ante todo el que protege del frío y del hambre, el fuego culinario (que necesitan los hombres comedores de alimentos cocidos, distinguidos en ese trazo básico de los animales carnívoros). Para Esquilo, en plena época democrática, Prometeo es un rebelde y filántropo Titán que sufre bajo el despotismo del tirano Zeus, y que se niega a doblegarse, orgulloso de sufrir por sus beneficios a la humanidad. Para Esquilo el fuego representa mucho más que un instrumento de cocer los alimentos y defensa del frío. Es la base de toda una cultura y del progreso técnico . Su posesión infunde a los hombres ánimos confiados para enfrentarse a los rigores de la naturaleza hostil (como en la narración de Protágoras), y gracias al fuego inventan, guiados por Prometeo, las artes y las técnicas: la construcción de viviendas, la minería, la agricultura, la navegación, la escritura, etc. Para Platón, en cambio, Prometeo es un personaje mítico bien intencionado (ya que robó el fuego para remediar la torpeza de su hermano Epimeteo en el reparto a las criaturas animales de las distintas formas de defenderse), pero no es el salvador de los hombres. Las tres versiones suponen tres enfoques del relato tradicional muy diferentes.
De los tres narradores es Hesiodo quien nos da un relato más completo de la trama mítica, pues menciona la invención del sacrificio y la divina fabricación de la primera mujer. Esquilo y Platón pasan por alto estos detalles, centrándose en el episodio central del robo del fuego y sus consecuencias. En el relato de Hesiodo Prometeo resulta capital en tres temas fundamentales para la humanidad: el sacrificio, el fuego, y la mujer.