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INGENIERÍA QUÍMICA |
Origen
La primera referencia a la “ingeniería“ se encuentra en Tertuliano (200 A.C.) quién utilizó la palabra "ingenium" para referirse a cierta máquina bélica, obviamente rudimentaria. De esta forma, el término ingeniería nació con un carácter marcadamente militar que mantuvo hasta el siglo XIX. En el siglo XVIII los estados más pujantes (Inglaterra, Prusia, Francia) crearon cuerpos de profesionales técnicos, preparados en escuelas fundadas a tal efecto, para que fueran los impulsores del desarrollo técnico e industrial del país. El primero de estos cuerpos (no militares) nace en Prusia. En 1789, nace la Universidad Politécnica de Berlín. Por la misma época se creó en Francia (1794), “L’Ecole Polytechnique” con el mismo objetivo, formar su “genie civile”, una especie de cuerpo estatal de ingenieros con una formación cuidada. La primera Escuela Civil Española, de Ingenieros de Minas, se fundó en Almadén en 1767 y posteriormente, en 1833, se creó el Cuerpo de Ingenieros de Minas. En 1828 la "Institution of Civil Engineers" de Londres presentó en sus estatutos una definición precisa de la ingeniería civil que de esta manera, consolidó su "status" profesional. Mientras tanto, ya estaba en plena vigencia el proceso de la Primera Revolución Industrial caracterizada por la aplicación de la máquina a la industria en gran escala, el perfeccionamiento de la máquina a vapor (Watt, 1769) y la expansión de la industria del hierro (Wilkinson, 1774 y Cort, 1784).
Hacia 1860 se inició la Segunda Revolución Industrial, caracterizada por tres acontecimientos tecnológicos: el proceso Bessemer para producir acero (1856), el perfeccionamiento de la dínamo (1873) y la invención del motor de combustión interna (Otto, 1876). Dicha revolución provocó la masificación de la producción industrial y el creciente predominio de la ciencia como fundamento de la industria. En el marco de ese rápido desarrollo industrial, la industria química no fue una excepción, especialmente debido a la gran demanda de materias primas que se originó, y al estímulo que supuso el crecimiento de la población y la creciente necesidad de alimentos para la aparición de nuevas industrias. De este modo nació y creció la industria química pesada, fabricante de productos relativamente simples en cantidades nunca imaginadas hasta el momento. Los técnicos que dirigían estas plantas eran llamados "químicos industriales" y poseían una formación que combinaba elementos de química y de ingeniería mecánica, aunque sin la condición generalizadora que les permitiera ir más allá de su materia específica.
Se llegó así a la Primera Guerra Mundial en la que la necesidad de trabajar con una mayor eficiencia generó la necesidad de racionalizar las distintas operaciones de fabricación, creando con ello un campo propicio para el nacimiento de una nueva expresión de la ciencia y la tecnología: la Ingeniería Química.
Evolución
La primera utilización del término “Ingeniería Química” de la que se tiene noticia tiene su origen en Inglaterra y hace referencia al fracasado intento de George E. Davis, en 1880 de promover la creación de “A Society of Chemical Engineers”. A pesar de las reticencias encontradas, por esta época se comenzaron a impartir los primeros cursos sobre Ingeniería Química también en Inglaterra. Los pioneros en esta materia fueron el profesor H. E. Armstrong durante 1885 en el Imperial College de Londres y el profesor G. E. Davis durante 1888 en el Manchester Technical School. El profesor Davis, persistiendo en su esfuerzo comenzó a dictar un curso de Ingeniería Química en su cátedra de Manchester Technical School. Durante 1898, el profesor Davis desarrolló un curso de doce lecciones que fueron publicadas en “Chemical Trade Journal” y en 1901 publicó un libro en dos tomos titulado "A Handbook of Chemical Engineering". A pesar de las dificultades, en 1881 se creó en Inglaterra la “Society of Chemical Industry” de la que Davis fue su primer secretario. La creación de la “Institution of Chemical Engineers” no llegó hasta 1922 y no recibió la “Royal Charter” hasta 1957.
Mientras tanto, también aparecían en Estados Unidos las primeras manifestaciones de la Ingeniería Química. En 1888 se empezó a impartir docencia en este sentido bajo la forma de un curso, denominado “Course Ten”, que dictó el profesor Lewis Mills Norton en el “Massachussets Institute of Technology” (MIT). En principio este curso fue orientado hacia los ingenieros mecánicos ya que en el catálogo del M.I.T. de 1888-1889 la descripción del curso era: “Este curso se ha preparado para cubrir las necesidades de estudiantes que desean un entrenamiento general en Ingeniería Mecánica y emplear parte de su tiempo en estudiar la aplicación de la Química a las artes, especialmente a aquellas relacionadas con problemas ingenieriles sobre el uso y producción de materias químicas” (M.I.T.,1888). Poco después, dicho curso fue modificado y expandido por William H. Walker, y cursos parecidos empezaron a ser dictados en otras universidades de los Estados Unidos, tales como Pennsylvania (1892), Tulane (1894), Michigan (1898) y otras. En Europa, y aceptando los orígenes europeos de la ingeniería química, la dinámica fue más lenta. Inglaterra fue la pionera, mientras que en Alemania, a pesar del desarrollo de su industria química, los primeros departamentos de ingeniería química se establecieron hace tan solo unos 30 años, en las Universidades de Erlangen, Karlsruhe y Dortmund.
En 1902, a sugerencia de Arthur Noyes, se introdujo en el curriculum del MIT un curso de Química Física. Noyes también creó en 1903 un laboratorio de investigación Química, que dio pie a William Hultz Walker para que en 1908 creara un laboratorio de investigación en Ingeniería Química, del que se hizo cargo desde 1912 hasta 1920 en que se constituyó el Departamento de Ingeniería Química, cuyo primer Director fue Warren Kendall Lewis (Colton, 1991). A esta altura, parecería que la aparición de una revista especializada y la fundación de dos entidades profesionales estaban certificando, de alguna manera, el nacimiento de la Ingeniería Química. Sin embargo, hasta entonces la educación en Ingeniería Química era excesivamente descriptiva y carente de una mínima generalización. Se dijo que aunque había un suficiente conocimiento de los principios de ingeniería civil, mecánica, química y física, no se reconocía la esencialidad de su combinación. Lo que no se entendía era la necesidad de integrar ese conocimiento en nuevos principios que fueran específicos de la Ingeniería Química.
Fue entonces, en 1915, cuando Arthur D. Little (Director del Comité de Educación del AIChE) llevó a cabo una reforma fundamental al presentar al MIT el concepto de "operación unitaria", el cual ya se encontraba latente en las lecciones de Davis. En su parte medular dicho informe decía lo siguiente: "Cualquier proceso químico, cualquiera sea su escala, puede considerarse como constituido por una serie coordinada de lo que podría ser denominado acciones unitarias, tales como pulverización, mezclado, calentamiento, absorción, precipitación, cristalización, filtración, disolución y así sucesivamente. El número de estas operaciones unitarias no es muy elevado y relativamente pocas de ellas forman parte de un proceso particular. La complejidad de la Ingeniería Química surge de la variedad de condiciones de operación y de las limitaciones impuestas por las acciones básicas que los componen”.
El propio A.D. Little habría de repetir más tarde que las operaciones unitarias eran, en esencia, de naturaleza física antes de química pero que estaban dirigidas, en última instancia, a un resultado químico. Agregaba, que dichas operaciones eran comparativamente pocas en número, pero las condiciones bajo las cuales podían ser realizadas eran de lo mas variadas, y estaban determinadas por la naturaleza de los materiales, el tamaño de la operación y las temperaturas, presiones y demás factores involucrados en el proceso.
En la Asociación de la Ingeniería Química el concepto de operación unitaria prevaleció durante muchos años, aunque naturalmente en el marco de la evolución sostenida de una profesión que consolidaba su perfil propio y se diferenciaba cada vez más de la química y de las otras ingenierías. En 1923 apareció la primera edición del libro “Principles of Chemical Engineering” de Walker, Lewis y McAdams. Este libro de texto de operaciones básicas explicaba el diseño racional y cuantitativo de equipos de ingeniería química. En 1927 se publicó el libro “Elements of Chemical Engineering” de Badger y McCabe. A partir de entonces la Ingeniería Química deja de ser un arte descriptivo y se constituye en una materia independiente, adquiriendo el carácter científico tecnológico actual.
Surge por esta época la idea de que lo importante no es mostrar los procesos sino comprenderlos, lo que conllevó al desarrollo de nuevas herramientas que permitieran el estudio de dichos fundamentos. Surge así el análisis dimensional y escalado, los balances de masa y energía, el análisis económico, el estudio de sistemas no estacionarios, los equilibrios de fase multicomponentes, el equilibrio y cinética química, etc.
La mentalidad fundamentalizadora, inherente al ingeniero químico, condujo así a observar que ciertas operaciones unitarias tenían importantes similitudes y que el estudio de las mismas podría resumirse en tres operaciones de cambio o dicho de otra forma, que la fenomenología de la Ingeniería Química estaba gobernada por los llamados fenómenos de transporte, y que la masa, el calor y la cantidad de movimiento se transfieren impulsados por un potencial, venciendo una resistencia y determinando así un cierto flujo de transferencia. Aparece así una corriente manifiesta en la educación y la investigación en Ingeniería Química que busca explicaciones moleculares para los fenómenos macroscópicos. El evento histórico que señala esta tendencia y da lugar a la segunda reforma de la Ingeniería Química lo constituyó la publicación en 1960 del libro “Transport Phenomena” de R. B. Bird, E. N. Lightfoot y W. E. Steward. Se afina así la concepción sistémica de la Ingeniería Química en la medida en que se relaciona el comportamiento macroscópico de las unidades de transformación con el comportamiento molecular de las sustancias.
En esta época se producen además dos grandes avances de la Ingeniería Química con el desarrollo de la teoría sobre modelos de flujo por Danckwerts (1953), y la publicación del primer libro sobre ingeniería de la reacción química titulado “Cinética y catálisis” escrito por los profesores Hougen y Watson (1947). Posteriormente, se estableció de forma generalizada el concepto de Ingeniería de la Reacción Química durante el “First Symposium on Chemical Reaction Engineering” celebrado en 1957.
Desde los años 50 hasta ahora, la Ingeniería Química no ha dejado de evolucionar especialmente impulsada por los cambios que se han producido a su alrededor. En este sentido, la aparición de los ordenadores modificó múltiples aspectos de la Ingeniería Química especialmente porque abrió nuevos horizontes al calculo teórico y facilito la automatización, programación y control de las operaciones unitarias, así como de los procesos de fabricación. Los nuevos materiales de fabricación ensancharon los parámetros de funcionamiento y crearon grandes posibilidades para el diseño de equipos superando barreras de resistencia física y química. Las nuevas exigencias de calidad y economía de los procesos obligaron a la optimización de los mismos especialmente desde el punto de vista de consumo de materias primas y energía, y minimización del impacto ambiental.
Presente y Futuro
En los últimos años la Ingeniería Química ha sufrido una rápida evolución y diversificación, muestra evidente de su gran vitalidad. Los ingenieros químicos se han ramificado y han encontrado nuevas y excitantes oportunidades profesionales en ciertas áreas emergentes como bioingeniería, procesado de materiales avanzados y materiales electrónicos y fotónicos, etc.
Esta diversificación ha venido impuesta por la necesidad de la Ingeniería Química de afrontar una amplia diversidad de problemas nuevos y complejos. Así mismo, la resolución de estos problemas no ha sido posible sin un tratamiento interdisciplinar de los mismos, los que ha llevado al Ingeniero Químico a internarse en una gran variedad de campos, para lo cual ha tenido que implementar su formación. Mashelkar (1995) afirma que la interdisciplinaridad esta llegando a todas las ramas del conocimiento. Así, ya no existen fronteras discretas entre ciencias como Química, Física y Biología, y sostiene que la comercialización con éxito de un descubrimiento científico de hoy exige la colaboración interdisciplinar entre científicos e ingenieros de distintas disciplinas. Bodman (1991) ha resaltado la importancia de que el ingeniero químico mantenga la capacidad de liderar a un conjunto diverso de especialistas, mientras se mantiene la perspectiva económica y técnica. La situación actual exige equipos de ingenieros y científicos con distinta formación básica que manejen problemas de forma colectiva, atravesando las fronteras que imponen las disciplinas tradicionales.
En este sentido, hoy se espera que los ingenieros químicos sean muy flexibles en cuanto a sus capacidades, e interaccionen con clientes y científicos de campos muy diversos. Ello no es un problema ya que los ingenieros químicos se adaptan bien al trabajo multidisciplinar debido a su formación y conocimiento del lenguaje de otras disciplinas. Así pues, el ingeniero químico del futuro será tanto más valioso cuanto más ayude o sea capaz de ayudar a otras disciplinas a resolver problemas.
Koch (1997), considera de gran importancia el enfoque interdisciplinar que debiera darse al curriculum de la Ingeniería Química. Según sus palabras "veremos departamentos que impartirán grados o subespecialidades en Química, bioquímica, biología, física o materiales". En el mismo trabajo hace un análisis de los aspectos (nuevas herramientas y nuevas tecnologías) que serán más importantes para los ingenieros químicos en todos los campos de la disciplina para la siguiente década. En cuanto a las nuevas herramientas, destaca el ordenador y todo su campo de influencia como el principal instrumento de desarrollo en Ingeniería Química. Entre las aplicaciones cita la simulación molecular, los sistemas expertos, la modelización dinámica de sistemas, la aplicación de redes neuronales y herramientas de análisis on-line. En cuanto a las nuevas tecnologías destaca las operaciones híbridas, la Ingeniería bioquímica y el desarrollo de nuevos materiales.
Ámbitos profesionales
Del propio concepto de Ingeniería Química se puede extraer la conclusión de que la Ingeniería Química tiene un campo de actuación que va más allá de la Industria Química propiamente dicha, ya que se extiende a muchos otros sectores como los alimentos, minería y metalurgia, sector energético, etc. Esto es posible porque en cualquiera de estas industrias las materias primas se someten, en equipos adecuados, a cambios físicos, químicos o energéticos, en donde el Ingeniero Químico puede aportar sus conocimientos.
Los métodos de la Ingeniería Química se han aplicado al estudio y desarrollo de procesos en sectores aparentemente tan diferentes como la Industria Alimentaria y la Petroquímica. Los principios son exactamente los mismos, aunque las aplicaciones sean diferentes, lo cual es consecuencia del carácter realmente básico que se supo dar a estos conocimientos. Por ejemplo, desde el punto de vista de la extracción con disolventes como operación básica, no existen diferencias entre su aplicación a la separación de aceites o al refino del petróleo, y su tratamiento físico y matemático es el mismo.
Las funciones del Ingeniero Químico en todos estos sectores van desde la investigación hasta la gestión empresarial, lo que pone de manifiesto una vez más, la necesidad de una cierta especialización, no sólo en determinadas áreas sino también en lo relativo a funciones concretas dentro de una determinada empresa.
Un interés especial tiene aquí la comparación entre las funciones del Químico y del Ingeniero Químico. En general hay que resaltar el carácter básico de las funciones del primero frente al carácter más aplicado del segundo. No obstante, también los ingenieros químicos se han visto obligados a abordar aspectos básicos más propios de los Químicos. Por ejemplo, la determinación de constantes cinéticas y de propiedades físicas y químicas, tuvo que ser abordada por los Ingenieros Químicos debido a la necesidad que tenían de estos datos, dando lugar al desarrollo de lo que puede llamarse Físico-Química Aplicada (Rase, 1961). También merece destacarse la inclusión de la Biotecnología, donde los ingenieros químicos pueden realizar aportaciones importantes, en el seno de equipos multi-disciplinares.
Tal como recogen las Directrices para el Título de Ingeniero Químico, el Ingeniero Químico interviene en todas las etapas de concepción, diseño, operación, distribución y aplicación de un producto o de un proceso. Estas funciones industriales se han plasmado en diversas denominaciones, no académicas sino profesionales, que se relacionan con las distintas fases del desarrollo de dichos procesos. Entre estas denominaciones pueden citarse las siguientes: Ingeniero de investigación y desarrollo, de proyecto, de diseño, de producto, de producción e ingeniero de comercialización y ventas.
Además de estas denominaciones especificas que atienden a funciones más o menos concretas, el Ingeniero Químico puede dedicarse al libre ejercicio de su profesión como Ingeniero Consultor, al servicio de pequeñas y medianas empresas sin servicios de ingeniería propios.
También la administración ocupa un elevado número de ingenieros en los aspectos técnicos de redacción de estudios, elaboración de leyes y normativas de ámbito industrial, energético o medio ambiente, y en el seguimiento y control de las mismas. Finalmente, las empresas financieras y de seguros industriales ofrecen a los ingenieros químicos la misión de evaluar los proyectos que se les someten a consideración.
A pesar de la variedad de campos en los que el Ingeniero Químico puede desarrollar su labor, la titulación de Ingeniero Químico por su relativa novedad en nuestro país, no tiene suficientemente definido el marco de referencia sobre sus competencias o atribuciones profesionales. La labor de aclarar y conseguir, a efectos prácticos profesionales, un marco de actuación directo y propio, bien definido y realizable (lo que algunos llaman el "marco legal") no va a ser tarea fácil, al menos a corto plazo (Antonino de Diego Sánchez, 1999).
En este proceso de definición del marco legal, el posicionamiento inicial será determinante y se debe llevar a cabo basándose en criterios pragmáticos y no de tipo voluntarista. La posición del Consejo General de Colegios Químicos de España, es claramente constructiva y abierta con la problemática de los nuevos titulados en Ingeniería Química, habiendo ofrecido su experiencia y el apoyo que pudiesen necesitar, si este fuera necesario, al menos para resolver su problemática a corto plazo.
Docencia en IQ
Los planes de estudio de esta especialidad, con ligeras variaciones de unas Universidades a otras, responden a un esquema básico de tres años iniciales comunes a la formación específica del futuro químico o técnico, seguido de dos años de especialización. En estos dos años se imparten las materias básicas de la Ingeniería Química (Fenómenos de Transporte, Operaciones Unitarias, Ingeniería de la Reacción Química, Química Industrial y Proyectos), junto con disciplinas complementarias de otros campos ingenieriles (Termotecnia, Electrotecnia, Resistencia de Materiales, Dibujo Industrial y Control Automático de Procesos) además de los necesarios conocimientos de Economía Industrial, Optimación y Estrategia de Procesos. El creciente carácter multidisciplinar de la Ingeniería Química propicia la inclusión paulatina de asignaturas de carácter específico, como Ingeniería Bioquímica, Tecnología de Alimentos, Tecnología de Materiales, Tecnologías Energéticas, Aprovechamiento de Residuos, Energías Renovables, etc.
A pesar de ser España el último país de la Unión Europea que ha incorporado la titulación de Ingeniero Químico, en las Universidades han existido siempre grupos de trabajo activos en Ingeniería Química. En el plano Docente, además de las publicaciones mencionadas anteriormente, los estudiantes españoles han dispuesto de excelentes traducciones de los libros de texto más utilizados internacionalmente, lo que ha contribuido a unificar la terminología de la Ingeniería Química.
El Título de Ingeniero Químico fue puesto en marcha en el curso 92/93 en la Universidad de Valladolid. En la actualidad se imparte en más de una veintena de Universidades públicas, habiendo comenzado en la Universidad de Almería en el curso 1999/2000, además de otras que se encuentran en fase de confección de los Planes de Estudio. En la Universidad de Almería, el título de Ingeniero Químico se ha establecido con un marcado carácter Biotecnológico, como demuestra la inclusión de asignaturas obligatorias como “Bioquímica y Biología Molecular”, “Microbiología Industrial” o “Ingeniería Enzimática y de la Fermentación”, además de otras de carácter optativo como “Ingeniería metabólica”, “Tecnología de las enzimas”, etc.
Aunque el carácter dado al plan de estudios en la Universidad de Almería es de marcado carácter biotecnológico, atendiendo a la optatividad se pueden desarrollar tres itinerarios diferentes:
· Ingeniería Química Fundamental
· Ingeniería Bioquímica
· Tecnología de los Alimentos
Dicho plan se ha estructurado en dos ciclos, de tres más dos años, con una carga total de 192 créditos en el primer ciclo y 132 créditos en el segundo ciclo, mas 6 créditos del proyecto fin de carrera, lo que suma un total de 330 créditos, de los cuales 33 corresponden a libre configuración por el alumno. El plan de estudios se ha estructurado en asignaturas cuatrimestrales con una carga lectiva de 6 o 7.5 créditos, salvo asignaturas de laboratorio con cargas lectivas de 4.5 créditos, que resultan complementarias de las correspondientes de teoría que se imparten simultáneamente. Como máximo se pueden realizar 6 asignaturas por cuatrimestre, aunque lo normal es 5, incluyendo optativas y libre configuración. Respecto al proyecto fin de carrera, éste tiene carácter de obligatorio con una carga docente de 6 créditos, siendo necesario haber superado al menos 40 créditos de las asignaturas troncales y obligatorias del primer curso de segundo ciclo para matricularse.
En la actualidad la enseñanza de la Ingeniería Química en España está bastante diversificada y pueden agruparse en las especialidades de Procesos Químicos, Bioprocesos y Medio Ambiente. Dichas enseñanzas son cada vez más homologables a las que se imparten en otros países, debido a las grandes oportunidades de comunicación, lo que se demuestra con el hecho de que muchos de los recién titulados desempeñan su actividad en diversos países europeos así como en EEUU.
Como barreras aún por superar se podrían citar el hecho de que asignaturas aplicadas como el control y dinámica de procesos estén siendo impartidas por profesores de ramas de electrónica y control automático que carecen generalmente de la base científica necesaria en procesos químicos. Las asignaturas de Gestión de Proyectos, Diseño de Proyectos, etc., deben unificarse al igual que los criterios referentes al proyecto fin de carrera, el cual debería estar más en consonancia con lo que se hace en el resto de Europa. Así mismo, la investigación concertada con la universidad, la participación en cursos especiales organizados en la universidad, y las prácticas de alumnos en la industria han de favorecerse e incentivarse (Coca Prados, 1999).
A pesar de todo, la Titulación de Ingeniería Química está en un buen momento, con una fuerte demanda por parte de los alumnos y una buena aceptación de los Titulados por la sociedad, a pesar de no tener aún definido el marco legal que establezca claramente las competencias profesionales estos titulados.
Investigación en IQ
El notable impulso que experimenta nuestra Industria Química en la década de los 70 y la paulatina implantación de la especialidad de Química Técnica en las Facultades de Ciencias Químicas, determinan un desarrollo creciente de la actividad investigadora en el campo de la Ingeniería Química, en el que participan, además de los Departamentos Universitarios, algunos Institutos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Los investigadores el Instituto de Catálisis y Petroleoquímica Aplicada realizan excelentes trabajos relacionados con el estudio de los mecanismos de acción en la catálisis heterogénea y la preparación, caracterización y empleo de catalizadores sólidos. El Profesor García de la Banda promueve una escuela que rendirá magníficos frutos. Las investigaciones del Profesor Blanco y su equipo, en relación con el desarrollo a escala industrial de catalizadores para la reducción de óxidos de nitrógeno, constituyen entre otras destacables contribuciones del mencionado Instituto, un valioso ejemplo de la calidad creciente de la investigación española en el campo de la tecnología química.
Otros Centros del Consejo cada vez más orientados hacia la investigación químico-industrial son el Instituto Nacional del Carbón, de Oviedo y el Instituto de Carboquímica, de Zaragoza. Cabe destacar sus investigaciones a escala de planta piloto sobre gasificación y combustión en lecho fluidizado y sus trabajos sobre coquización, en unidad de experimentación industrial.
El creciente carácter multidisciplinar de la Ingeniería Química y sus aplicaciones en otros sectores industriales se reflejan en la evolución de la temática investigadora, en la que han ido adquiriendo notable presencia capítulos como la Ingeniería Medioambiental, Energías Renovables, la Biotecnología y la Tecnología de Alimentos.
La Biotecnología constituye uno de los campos de mayor interés actual para la investigación químico-ingenieril. Merece destacarse, en España, la activa labor desarrollada en la Universidad Autónoma de Barcelona, en temas como el desarrollo de procesos bioquímicos, y el diseño y control de reactores. La modelización fenomenológica de fermentadores es objeto de interesantes estudios en la Universidad de Alcalá de Henares. Otros grupos representativos en este campo trabajan en las Universidades de Salamanca, Murcia, Oviedo y Granada y en los Institutos de Investigaciones Pesqueras y de Fermentaciones Industriales del CSIC. En el Departamento de Ingeniería Química de la Universidad de Sevilla se realizan interesantes investigaciones en el campo de la Biometalurgia.
En el ámbito de las Energías Renovables la participación investigadora de distintos grupos de Ingeniería Química se centra mayoritariamente en el estudio y desarrollo de procesos para el aprovechamiento termoquímica de biomasas. Cabe citar los trabajos sobre pirólisis y gasificación de residuos lignocelulósicos realizados en el CIEMAT y en las Universidades de Zaragoza, Alicante, Extremadura y Málaga. El aprovechamiento de dichos residuos por vía hidrolítica ha sido también objeto de interesantes trabajos en el CIEMAT y en las Universidades de Murcia, Granada y Autónoma de Barcelona.
Existen algunos grupos de Ingeniería Química cuya investigación se relaciona con la Tecnología de Alimentos. Cabe citar los trabajos sobre liofilización llevados a cabo en las Universidades del País Vasco y de Córdoba, sobre hidrólisis enzimática en la de Granada y sobre el empleo de procesos de membrana en los sectores lácteo y conservero en las Universidades de Oviedo y Extremadura respectivamente. En cuanto a investigaciones sobre Nuevos Materiales cabe destacar de forma especial al grupo del Profesor Escardino que ha constituido un importante núcleo en la Comunidad Valenciana, donde la Industria Cerámica tiene un notable peso específico.
La mayoría de estos temas de investigación están recogidos en los objetivos científico-técnicos prioritarios de las líneas de desarrollo del III Plan Nacional de I+D para el período 1996-1999 recogidas, principalmente, en los Programas Nacionales de Biotecnología, Tecnología de Alimentos, I+D en Medio Ambiente, Materiales y Tecnologías de Procesos Químicos.