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“ Hagamos del cuidado de la vida, una responsabilidad de tod@s “

La conciliación es mentira.

Siguiendo en la línea que hace un año -el día 8 de Marzo- nos marcamos en la CGT “hacia la transformación de esta sociedad capitalista y patriarcal en otra igualitaria, justa y libre que priorice las necesidades de la vida sobre los intereses del mercado”, este año queremos abordar el tema de los Cuidados.

Las tareas cotidianas de cuidados han sido realizadas en su gran mayoría por mujeres, sin recibir por ellas ninguna remuneración sino como resultado de la asignación social de dicha responsabilidad. Estamos hablando de los trabajos necesarios para el mantenimiento de la vida su perpetuación y las mejoras para ir elevando la calidad de la misma. Este trabajo invisible y gratuito representa el 80% del total del trabajo no remunerado y los dos tercios de todo el trabajo que se realiza en la sociedad. 

El cuidado de las personas ha sufrido un cambio cualitativo en los últimos años. Está entrando en cierta medida en el ámbito mercantil; y lo está haciendo por la línea del empleo precario. Sostenido en gran parte por las mujeres inmigrantes que se dedican a él y de él viven ¿o habría que decir que malviven con lo que se les paga por cuidar? 

En la actualidad se habla de que hay crisis de cuidados aunque realmente lo que está ocurriendo es una reorganización de dicho trabajo. Proceso en el que el trabajo del cuidado a las personas ha traspasado el ámbito privado e invisible en el que se realizaban. Se dice que la causa radica en que las mujeres hemos conseguido introducirnos en el mercado laboral -no solamente en áreas consideradas femeninas- y por tanto disponemos de menos tiempo para los cuidados. Acusándonos incluso por ello, a pesar de que seguimos aportando una enorme cantidad de tiempo y energía a esta tarea, naturalmente sin cobrar, después de una jornada laboral, ahí sí, compartida con los hombres. 

Ante la crisis, se ha desarrollado toda una parafernalia bajo el nombre de Conciliación de la vida familiar y laboral. Normativa dictada al respecto y que se repite en todos los protocolos a los que se han apuntado ya muchas empresas, en las que se declara la desaparición de todo comportamiento discriminatorio por sexo y toda penalización por maternidad y excedencias por cuidados, mientras se favorece la coparticipación de los padres en las tareas de cuidados, especialmente en el caso de hijos e hijas.  Pero una cosa es la teoría y otra la práctica, ya que en cuanto pisamos la realidad cotidiana nos encontramos con las limitaciones que impone la lógica del máximo beneficio, centro de la vida pública y que está asumida por todos y todas. ¿Cómo asumir la responsabilidad social de los cuidados -sería la lógica de la vida- cuando se sigue la lógica del máximo beneficio? El conflicto entre ambas se va mostrando en la vida diaria, aunque quieren hacernos creer que son compatibles. ¿Qué mayor ejemplo que los despidos de mujeres en SEAT? ¿El gobierno y las empresas como SEAT promueven la conciliación?; ¿la conciliación de quién, de las despedidas? 

De este modo, se quiere, ¡queremos!, ver la buena voluntad de las empresas, representantes del capital, cuando en la mayoría de los casos los protocolos se limitan a transcribir las normas de obligado cumplimiento. Y no se quiere ¡no queremos! ver las trampas que contienen y sobre todo, las discriminaciones que con cualquier disfraz se seguirán realizando. No debemos olvidar que los derechos no son concesiones, sino el resultado de las conquistas. 

Mientras no sea ineludible, la mayoría de los hombres no tomarán permisos por paternidad ni cuidados, sino que serán las propias mujeres las que seguirán asumiendo la responsabilidad de la vida, sin dejar de ser víctimas del mercado y de la imposible conciliación. En su trabajo remunerado y en su condición de empleadora de otras mujeres que realizarán las tareas de mantenimiento de la vida que ella haya dejado de hacer al entrar en el mercado laboral, pasando a jugar en cierta medida los diferentes papeles de víctima y verdugo, inevitables en el mercado. 

La responsabilidad de la vida y por tanto de los cuidados corresponde a la sociedad en su conjunto. No debe ser asignada exclusivamente a ningún ser individual ni a un colectivo específico, ni siquiera al Estado. ¿Queremos un Estado que cuide para poder estar cien por cien disponibles para vender nuestra mano de obra en el mercado?, ¿o queremos que el mercado y el Estado se adapten a las exigencias y necesidades de la vida? La CGT es partidaria de la responsabilidad colectiva, la cual puede materializarse en cualquier tipo de agrupación en la que las personas decidan estructurarse, formándose así los núcleos de responsabilidad autogestionados a los que nos referimos. 

Esto no significa liberar al Estado de las responsabilidades que le corresponden. Debe existir un sistema público y universal que garantice el derecho a recibir cuidados y el derecho a no cuidar. Rechazamos los términos del anteproyecto de Ley de Promoción de la Autonomía Personal en la medida en que fomenta los servicios privados, limita la universalidad de los derechos al establecer el copago y sigue basándose en la figura de las cuidadoras familiares. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CGT boletín Informativo en la UAL

Mujer

Volumen 1.  año 2007