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HÉC.- (Levantándose lentamente.) ¡Arriba, malhadada! Levanta del suelo la cabeza, endereza tu cuello. Esto ya no es Troya. |
100 |
No somos reyes de Troya. Soporta que se tuerza tu suerte, navega siguiendo la corriente, siguiendo el destino, y no opongas la proa de tu vida a las olas de Fortuna en que navegas. ¡Ay, ay! ¿Qué le falta para lamentarse a esta desgraciada que ha perdido su patria, sus hijos y su esposo? ¡Ah, orgullo abatido de mis antepasados! ¡Qué poca cosa eres! |
110 |
¿Qué tengo que callar? ¿Qué no silenciaré? ¿Qué cantaré en mi treno? Digna de lástima soy por esta postura infausta de mis miembros—tal como estoy postrada con la espalda tendida en duro lecho—. ¡Ay de mi cabeza! ¡Ay de mis sienes y costados! ¡Cómo deseo revolverme y dar la espalda y el dorso a una pared y luego a otra para entregarme al perpetuo lamento de mis tristes lágrimas! |
120 |
La misma Musa tienen todos los desgraciados para cantar su destino sin coros. ¡Oh proas de las naves, que con veloz ramo a la sagrada Ilión os dirigisteis por el mar purpurino, por los puertos de buen anclaje de la Grecia—acompañadas del odioso peán de las flautas y de la voz de sonoras siringas —dotadas de la entrelazada maroma[5] de Egipto, |
130 |
¡ay!, para buscar en las radas de Troya a la odiosa mujer de Menelao, perdición[6] para Cástor y baldón del Eurotas, la que ha degollado a Príamo, sembrador de cincuenta hijos, y a mí, la desdichada, me ha arrastrado a esta ruína. ¡Ay de mí! ¡En qué asientos me siento cercanos a la tienda de Agamenón! |
140 |
Me llevan de mi casa como a una esclava vieja con cabeza rapada en lato lamentable. (Se vuelve hacia las tiendas.) Mas ¡ea, esposas desdichadas de los troyanos de broncíneas lanzas y vosotras, muchachas, mozas malmaridadas[7]! Arde llión, gimamos; que yo, como una madre a sus alados pájaros, voy a entonar el gorgojeo, el canto, bien distinto del que un día, |
150 |
en el cetro de
Príamo apoyada, con los golpes sonoros de mi pie conductor iniciaba las
danzas a los dioses frigios. (Aparece un semicoro de cautivas.) |
160 |
se mueve ya la
mano del remero. |
171 |
objeto de ultraje para los argivos, |
170 |
a mi ménade, no
vaya a consumirme en el dolor. ¡Ay Troya, Troya, desgraciada, has
perecido! Desgraciado quien te abandona vivo o ya cadáver.
(Entra el otro semicoro de cautivas.) |
180 |
¿Acaso en tas
proas ya los marineros se disponen a mover los remos? |
190 |
HÉC.- ¡Ay, ay!
¿A quién la paciente anciana servirá, en qué lugar de la tierra, como un
zángano, este despojo, esta silueta de un cadáver, esta imagen inútil de
los muertos? ¡Ay, ay! ¿Seré portera junto a la entrada o nodriza de
niños yo que tuve el honor de gobernar Troya? |
200 |
Por última vez contemplo los cuerpos de mis padres, por última vez.. Mayores serán mis sufrimientos unida al lecho de un griego (¡maldita sea esa noche y mi destino!) o yendo por agua a la sagrada fuente de Priene[9] como miserable esclava. ¡Ojalá marcháramos a la ilustre, a la próspera tierra de Teseo[10]!. |
210 |
Mas nunca,
nunca a la corriente del Eurotas[11],
a la odiosa mansión de Helena donde tendré que saludar como esclava a
Menelao, el destructor de Troya. |
220 |
También he oído que la tierra de Hefesto, Etna que se enfrenta a Fenicia, madre de los montes sicilianos, está en boca de todos por las coronas que premian su gallardía; y la tierra vecina del mar jonio—según se navega—a la que riega y embellece Cratis—el que tiñe de rojo su cabello—, quien la alimenta con divinas fuentes y euriquece de arboledas la tierra. (Aparece el heraldo Taltibio.) |
230 |
CORIFEO.- Mas
he aquí el heraldo que viene del ejército dánao, despensero de
novedades. Avanza cubriendo sus huellas con rápidos pies. ¿Qué traerá,
qué dirá? Aunque, en verdad ya somos esclavas del país dorio. |
[5] Lit. “la entrelazada crianza (paideia, quizá «manufactura») del Egipto”. Es una metonimia que hace referencia a la planta del papiro.
[6] Según una tradición, los Dioscuros se suicidaron por la deshonra que les produjo Helena (cf. también Helena. 137 y sigs.). Otros prefieren traducirlo por “ultraje”.
[7] Se refiere, naturalmente, a las “bodas” que les aguardan con los vencedores.
[8] Gr. málathra significa: 1) viga del techo; 2) techo; 3) dintel; 4) palacio. Ninguno de estos significados es apropiado a una tienda, salvo 2) por extensión.
[9] En Corinto.
[10] Atenas.
[11] Esparta.
[12] RIo de Tesalia que atraviesa el valle del Tempe, a los pies del Olimpo.