1060 |
CORO. Estrofa 1 |
1070 |
divina morada
que resplandece toda. |
1080 |
a la que ha
destruido el ímpetu abrasador del fuego. |
1090 |
lloran colgados del cuello de sus madres. Y gritan, y gritan: «Oh madre—¡ay de mí!—, sola a mi los aqueos me llevan lejos de tu vista sobre azul oscura nave, con remos que se hunden en la mar, a la sagrada Salamina o a la cumbre del Istmo que domina dos mares, donde la sede de Pélope[50] tiene su entrada. |
1100 |
Antistrofa 2. |
1110 |
¡Que nunca
arribe a la tierra Laconia, ni al tálamo de su hogar paterno ni a la
ciudad de Pitana y su diosa de puertas de bronce[51]!.
Pues ha cobrado para la gran Hélade la vergüenza de un triste matrimonio
y sufrimientos tristes para las corrientes del Simoeis.
(Entra Taltibio con el cadáver de Astianacte sobre el escudo de Héctor.) |
1120 |
a Astianacte muerto, amargo despojo arrojado de los muros a quien traen los dánuos, sus asesinos! |
[48] Ofrenda que podía ser sólida (un pastelillo de harina) o liquida (puré a base de cebada y trigo).
[49] Se refiere a las fiestas celebradas por los frigios cada plenilunio.
[50] El Peloponeso
[51] Atenea tenía en Pitana, barrio de Esparta, un templo de bronce (cf. Helena 228, donde esta diosa recibe el epíteto de chalktoikos «la del templo de bronce»).