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(Se van el sacerdote y los jóvenes. Entran Edipo y Creonte en palacio. Hace su entra da el coro de ancianos tebanos, la voz del pueblo en la asamblea que ha convocado Edipo.)
Estrofa 1
CORO.- Palabra dulcemente proferida de Zeus [7], ¿qué traes a la ilustre Tebas desde Pito rica en oro [8]? La angustia tensa de mi espíritu, palpito de temor, dios de Delos que con gritos se invoca, salvador, y amedrentado me preguntó qué obligación nueva me impones que deba renovar en el renovarse de las estaciones [9]. Dímelo tú, hija de la dorada Esperanza, voz inmortal.
Antiestrofa 1
A ti, hija de Zeus, inmortal Atena, te invoco primero, y a tu hermana Artemis,

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patrona de esta tierra, que tiene su glorioso trono en la redonda plaza de Tebas, y a Febo que hiere de lejos. Apareced los tres ante mí, venid en mi socorro. Si nunca, suscitado antes contra la ciudad cualquier castigo, habéis apartado de ella, lejos, la llama de la desgracia, venid también ahora.
Estrofa 2
¡Ay, ay, que son incontables los males que soporto! Todos los de mi grupo, sin excepción, están enfermos y ya el pensamiento no discurre arma alguna que pueda servirle a uno de defensa.

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Ya no crecen los frutos de esta tierra ilustre y las mujeres no salen ya de los dolores del parto, entre gritos. Verías, como aves de buenas alas, precipitarse, propagarse más que fuego irresistible, una sobre otra, las víctimas hacia la ribera del dios del ocaso.
Antiestrofa 2
La población perece en número incontable. Sus hijos, abandonados, yacen en el suelo,

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Portadores de muerte, sin obtener ninguna compasión. Entretanto, esposas y también canosas madres gimen por doquier en las gradas de los templos, en actitud de suplicantes, a causa de sus tristes desgracias. Resuena el peán y se oye al mismo tiempo un sonido de lamentos. En auxilio de estos males, ¡oh áurea hija de Zeus!, envía tu ayuda, de agraciado rostro
Estrofa 3
Y Ares el brutal, que hoy,  

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sin el ruido del bronce de los escudos [10], me abrasa, enfrentándome entre el griterío, que dé la vuelta y corra lejos de esta tierra, sea hacia el inmenso tálamo de Anfritite [11], sea hacia el continuo oleaje de la mar en Tracia que no permite que fondeen las naves. Si deja algo la noche, viene después el día y lo acaba. A él, a Ares,

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tú, padre Zeus, tú que gobiernas la fuerza de los ígneos relámpagos, fulmínalo bajo el poder de tu rayo.
Antiestrofa 3
Soberano Liceo [12] querría que de la cuerda de oro de tu arco salieran, invencibles, repartidas las flechas en mi socorro, para asistirme, y también las ígneas antorchas de Artemis con las que ella recorre, saltando, los montes de Licia. E invoco también al dios de dorada mitra, al que ha dado su nombre a esa tierra,

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a Baco [13] de vinoso semblante que saluda con el evoé, al compañero de las ménades, para que venga, fulgurante con su antorcha resplandeciente, contra el dios que no tiene honra entre los dioses.
(Ha aparecido Edipo y se ha detenido en lo alto de la escalinata de palacio para oír las últimas palabras del coro.)
EDI.- Ruegas, pero si quieres prestar atención y acogida a mis palabras, y obedecer las órdenes de la peste, podrás hallar en respuesta a tus ruegos, remedio y alivio para tus males en lo que yo, ajeno a lo que diga, voy a decirte, ajeno también al crimen. Pues yo, por mí solo,

[7] Zeus habla por boca de su hijo Apolo.

[8] Alusión a los inmensos tesoros depositados en delfos como ofrendas al Dios. Desde Homero se conoce a Delfos como Pito, donde Apolo venció al dragón Pitón.

[9] Se pregunta el Coro si la actual epidemia es el castigo de una reciente impiedad o antigua.

[10] Ares, dios de la guerra, suele representar la muerte violenta en el combate. Aquí no es el caso, sino que representa la epidemia.

[11] El mar. Anfitrita es una nereida de la que se enamoró Poseidón y a la que hizo su esposa.

[12] Epíteto de Apolo de difícil traducción.

[13] Tebas es conocida como "tierra de Baco" por ser éste hijo de Semele y ésta, a su vez, hija de Cadmo