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Estrofa 1 |
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Y,
terribles, le siguen las diosas de la muerte que no erran su golpe. |
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pero los oráculos vuelan a su alrededor en su interminable vigencia. |
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Ni
antes ni ahora he recibido información alguna por la que ir a probar
la bien establecida fama de Edipo ni constituirme en vengador de
unas oscuras muertes de Labdácidas. |
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puede un hombre, con inteligencia, ir mas allá de la inspiración; en todo caso, nunca querría yo, antes de estar cierto en la rectitud de algo que se haya dicho, oponerme con un aserto a los que censuran. Lo que está claro es que a él se enfrentó una vez la doncella alada [22], y que, en la prueba, todos le vimos sabio y bien dispuesto para con la ciudad; |
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por ello nunca mi corazón le imputará un crimen [23]. |
[18] El santuario de Delfos está situado en la ladera de un monte que pertenece a la misma cadena montañosa donde se eleva el Parnaso.
[19] El Coro describe al asesino tal como él lo imagina, exiliado y fugitivo.
[20] Delfos era considerado el ombligo o centro del mundo.
[21] Pólibo, rey de Corinto, recibió al pequeño Edipo y lo crió como a un hijo. Para el Coro es el verdadero padre de Edipo.
[22] Nueva aalusión a la Esfinge, esta vez como monstruo femenino con rostro de mujer, pecho, patas y cola de león, y alas como un ave de rapiña. Evitan llamarla por su nombre y recurren a todos los atributos.
[23] El predominio de la razón en la Atenas de Sófocles se manifiesta en las dudas que expresa el coro entre la confianza en su propio juicio acerca de la persona de Edipo y la creencia religiosa en el augurio del adivino.