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(Orestes
y Pílades se esconden. Entran Electra y el Coro.)
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30 |
y el atavío que cubre mi pecho ha sido herido por tristes
desgracias. |
40 |
que quien habita bajo la tierra[5]
reprocha con ardor, lleno de ira a quienes lo mataron. |
50 |
¡Ay de la ruina de esta morada!
Tinieblas sin sol que inspiran odio a los mortales cubren la casa,
debido a la muerte del amo. |
60 |
vale tanto como ser un dios e
incluso más que un dios. Pero, rápido, el peso de Justicia[8]
pone sus ojos, en unos, a plena luz del día[9];
a los que van avanzando en el tiempo, les aguardan estos dolores en
el crepúsculo de la oscuridad[10];
de otros, en fin, se adueña una noche absoluta[11]. |
70 |
Antistrofa. 3ª |
80 |
dominando mi amargo odio con violencia sobre mi alma. Pero lloro bajo mis velos la suerte funesta de mis amos, con el corazón helado por dolores que oculto. |
[3] Formas de expresar el dolor las mujeres, darse golpes en la cabeza y en el pecho, mesarse los cabellos, arañarse el rostro, rasgar sus vestidos.
[4] Se trata del remordimiento de Clitemnestra, personificado.
[5] Agamenóm.
[6] Clitemnestra.
[7] Las que se pronuncian ritualmente en el momento de la ofrenda.
[8] Peronificada.
[9] En la plenitud de la vida.
[10] De la muerte, es decir, cuando se acerca el fin de la vida.
[11] Muerte (¿o fracaso?) repentina.
[12] Troya.