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CORO.
Estrofa.
¡Veneración[27]  soberana divinidad! ¡ Veneración, que sobre la tierra bates tu ala de oro! ¿Escuchas las palabras de Penteo? ¿Escuchas su impía violencia contra Bromio, el hijo de Sémele, el dios que en las fiestas alegres de hermosas coronas es el primero de los Felices? Él, que se ocupa de esto. de guiar a su cortejo en las danzas,

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de reír al son de la flauta, y de aquietar las penas, en cuanto aparece el fruto brillante del racimo en el banquete de los dioses, y cuando en los festejos de los hombres coronados de hiedra la vasija de vino despliega sobre ellos el sueño.
Antistrofa.
¡De bocas desenfrenadas, de la demencia sin norma, el fin es el infortunio! Pero la vida serena

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y la moderación de pensamiento conserva una estable firmeza sostiene reunido un hogar. Pues, aunque lejos, habitantes del éter, los dioses celestes ven las cosas de los hombres. La ciencia de los sabios no es la sabiduría[28].  Ni tampoco lo es el meditar sobre lo inhumano. ¡Breve es la vida! Por eso, ¿quién puede cosechar el presente, si persigue lo infinito?

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Ésas son actitudes, en mi opinión, de mortales enloquecidos.
Estrofa 2ª.
¡Ojalá pudiera llegar a Chipre, la isla de Afrodita, donde habitan los Amores que hechizan el corazón humano! ¡O a Faros, cuya tierra fertilizan las corrientes de un río bárbaro de cien bocas, sin ayuda de la lluvia! ¡O a la hermosa Pieria,

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la residencia de las Musas, en la famosa ladera del Olimpo[29]!. ¡Llévame allí, Bromio, Bromio, báquico guía, dios del evohé! Allí están las Gracias, allí está el Deseo, y allí es justo que las bacantes celebren sus fiestas rituales. ¡El dios, hijo de Zeus, se regocija en los festejos, y ama a la Paz,                

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diosa que da la prosperidad y nodriza de la juventud! Igual al rico y al más pobre les ha ofrecido disfrutar del goce del vino que aleja el pesar. Aborrece a quien de esto se despreocupa. de vivir, a lo largo del día y por las noches amables, una existencia feliz, y a quien no mantiene sabiamente su corazón y su inteligencia apartados de los individuos geniales.

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Lo que la gente más humilde ha admitido como fe y práctica, esto quisiera yo aceptar.

[27] Término abstracto personificado, Hosía está próxima a la pietas latina, en el sentido de que no se trata sólo de una piedad interior, sino también de una disposición formal, el respeto escrupuloso del culto y la veneración debida a los dioses. Al rechazar ésta, Penteo comete, según el coro, una "impía violencia". La veneración dionisiaca produce además gozo y placer, como insiste el coro, que aquí lo contrapone a la inquietud que proporciona el falso saber.

[28] Juego de palabras con la antítesis Tò sophón ou sophía.

[29] Como el otros pasajes de Eurípides, el coro expresa sus ansias de escapar a la angustiosa amenaza del presente, trasladándose a un lejano lugar (Hipólito v. 732, Ifigenia entre los Tauros v. 1132, Fenicias v. 226, Helena v. 1479, Orestes v. 983.