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Estrofa. 1ª |
1450 |
podría venir sobre nosotros con rapidez y producirnos el sueño eterno que nunca se acaba, puesto que ha sucumbido mi benévolo protector, tras haber soportado muchas fatigas por culpa de una mujer[107]? ¡Y a manos de una mujer ha perdido la vida! ¡Ay, loca Helena! ¡Tú sola hiciste que perecieran muchas vidas, muchísimas vidas al pie de Troya!. Y ahora te has adornado con una postrera corona de eterna memoria por una sangre que nunca podrá ser lavada! |
1460 |
¡Sí, entonces estaba adherida con fuerza a esta casa
Discordia, que consigo traía la ruina de los varones! |
1470 |
concediste vigor a la fuerza de idéntico temple que,
procedente de dos mujeres[109],
me muerde el corazón! Puesta sobre el cadáver como odioso cuervo,
<...> se jacta de entonar un himno monstruoso. |
1480 |
el antiguo dolor se derrama de nuevo otra sangre. |
1490 |
¿De qué manera debo llorarte? O ¿Qué decirte desde el
interior de mi alma amiga? Yaces en esa tela de araña, exhalando tu
vida con impía muerte -¡ay, ay de mí!- en ese indigno lecho, vencido
por muerte traicionera mediante el arma de doble filo que una mano
empuñó. |
1500 |
No es así, sino que bajo la forma de la mujer de este
muerto, el antiguo, amargo genio, para tomar venganza de Atreo
-aquel execrable anfitrión- ha hecho pagar a éste[111]
y ha inmolado a un adulto en compensación de unos niños. |
1510 |
Avanza violento el Ares tenebroso entre familiares ríos de sangre con los que otorgará justicia al cuajarón de sangre infantil devorada. ¡Ay, ay! ¡Rey, Rey! ¿De qué manera debo llorarte? ¿Qué decirte desde el interior de mi alma amiga? Yaces en esa tela de araña, exhalando tu vida con impía muerte -¡ay, ay de mí!- en ese indigno lecho, vencido por muerte traicionera, |
1520 |
mediante el arma de doble filo que una mano empuñó. |
1530 |
CORO.- Me falla la mente al tratar de buscar un recurso certero. No encuentro hacia dónde volverme, cuando esta casa se derrumba. Me asusta el fragor sangriento de lluvia que abate a esta casa. Ya no es precisamente una llovizna, y Justicia se está afilando para otra acción dañosa en otras piedras de afilar del destino. ¡Ay, tierra, tierra!... ¡Ojalá que tú me hubieras recibido antes de haber visto a éste |
1540 |
ocupar como lecho la bañera de plata! ¿Quién va a enterrarlo? ¿Quién en su honor cantará el canto fúnebre? (A Clitemestra.) ¿Tendrás tú la osadía de hacerlo? ¿Después de haber dado muerte a tu propio marido, vas a llorarlo? ¿Y vas a dar cima a tu obra, rindiendo a su alma inicuamente un homenaje que no es homenaje en compensación de tu crimen monstruoso? ¿Quién va a sentir el dolor de pronunciar el fúnebre elogio en honor de este héroe junto a su tumba, |
1550 |
fiel a la verdad de su corazón? |
1560 |
CORO.-
¡Un ultraje sucede a otro ultraje! Difícil
es esto de jugar: expoliar al que expolia, y el que mata paga.
Mientras permanezca en su trono Zeus, permanecerá -es ley divina-
que el culpable sufra. ¿Quién podrá arrojar de esta casa esa semilla
de maldición? ¡Esta estirpe está condenada a la ruina! |
1570 |
aceptar estos hechos, por duros que sean de soportar,
pero que en el futuro salga de esta casa a destruir otra estirpe
mediante muertes parricidas. Y de las posesiones, con tener una
parte pequeña me basta, ¡si consigo arrancar del palacio esas
locuras de asesinarse unos a otros! |
1580 |
Porque de manera grata para mí he llegado a ver a ese hombre yacente en el manto tejido por las Erinis, pagando con ello los crímenes del brazo paterno. Sí. Atreo, el soberano de este país, el padre de ése, a Tiestes, mi padre, y, para decirlo con claridad, hermano suyo, con el que estaba disputando el poder lo desterró de la ciudad y del palacio. Y, al haber regresado al hogar como suplicante el infeliz Tiestes, halló seguridad en lo que a él se refería: no ensangrentar con su muerte el suelo patrio. |
1590 |
Pero, como presente de hospitalidad, el impío padre de éste ofreció a mi padre con más interés que amistad, aparentando que celebraba en demostración de buena voluntad un día dedicado a los sacrificios, un festín con las carnes de sus propios hijos. Los pies y los dedos de las manos los fue cortando de la parte de arriba donde se asientan con aspecto humano, y como sus carnes no lo delataban, en su ignorancia, tomólas al punto y comió un manjar funesto, como estás viendo, para la estirpe. Luego, cuando advirtió su acción impía, dio un grito y al suelo cayó vomitando la carne de aquellos niños degollados |
1600 |
y un destino insufrible imprecó para los Pelópidas[114], y le dio un puntapié a la mesa del festín, acompañándolo de una maldición: que así pereciera toda la estirpe de Plístenes. Por eso es posible ver a éste caído, y soy yo quien, con justicia, ha urdido su asesinato. En efecto, yo, que era el tercer hijo, fui desterrado en unión de mi tan desgraciado padre, cuando yo era niño pequeño aún en mantillas; pero, ya criado, Justicia me trajo de nuevo, y me apoderé de este hombre, estando yo aún fuera de su casa, porque tramé en su totalidad el proyecto de mi vengativa resolución, |
1610 |
de modo que incluso morir es para mí bello, porque ya
he visto a ése preso en las redes de Justicia. |
1620 |
cuando se ha dado la orden de ser prudente. Cadenas y
tormentos de hambre son inspirados médicos, con la más sabia
inteligencia para enseñar incluso a los viejos. ¿Tienes ojos y no lo
ves? No des coces contra el aguijón, no vaya a ser que, después de
pegarle, lo sientas. |
1630 |
Él se llevaba todo tras sí con la alegría de su
canto: tú, en cambio, por haberme irritado con tus necios ladridos,
serás arrastrado y, cuando ya estés sometido al poder, te mostrarás
más manso. |
1640 |
lo unciré a un duro yugo, y no va a ser un potro
amadrinado, harto de cebada, sino que el hambre, odiosa vecina de
las tinieblas[117],
lo verá sumiso. |
1650 |
ya no está lejos este trabajo! |
1660 |
desgraciadamente, por la pesada garra de una deidad.
Así es la opinión de una mujer, por si alguno se dignara aprenderla. |
1670 |
CORlFEO.- ¡Presume de valiente, como un gallo delante
de la gallina! |
1673 |
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[108] Agamenón y Menelao, Tántalo es su bisabuelo.
[109] Helena y Clitemnestra.
[110] Asesinato de Atreo, sacrificio de Ifigenia y asesinatos de Clitemnestra.
[111] A Agamenón.
[112] El Aqueronte
[113] Según variaciones del mito, Plístenes, hijo de Atreo, es el padre de Agamenón y Menelao; pero, muerto Plístenes, se encargó Atreo de la crianza de sus nietos.
[114] Pélope era hijo de Tántalo y padre de Atreo y Tiestes
[115] En las naves de guerra había, por lo general, tres filas de remos. Egisto se refiere a la más baja, considerándola la de menos dignidad.
[116] Orfeo, con su música, atraía a los animales y plantas e, incluso, a los habitantes del reino de Hades.
[117] En la prisión