Ahora nos ocuparemos de las setas con toxinas nefrotóxicas, cuyo
órgano diana es el riñón. Por fortuna, en este caso los envenenamientos no llegan al 1%.
Las principales setas nefrotóxicas pertenecen al género Cortinarius. Este es
fácil de identificar por la presencia de cortina . La cortina es fugaz y desaparece pronto, aunque quedan restos
en el pie. La esporada
(las esporas depositadas en masa)
es de un color marrón característico.
No todos los cortinarios son venenosos. De hecho, algunos aparecen citados como comestibles.
Sin embargo, conviene ser precavido, especialmente con los de color pardo o pardorrojizo. Entre
ellos, cabe destacar por su peligrosidad a
C. orellanus y especies afines, las cuales provocan el síndrome
orellánico.
En 1950 hubo un envenenamiento masivo en Polonia que dejó confundidos a los expertos. En 1952
se determinó que la causa había sido la ingestión de C. orellanus en un banquete. Su
principal toxina es la
orellanina. Se trata de una bipiridina, un grupo de sustancias entre las
cuales hay herbicidas como el diquat o el paraquat. Eso nos indica que estamos hablando de
moléculas que son tóxicas para ciertos organismos. En el caso de los seres humanos, la orellanina
destruye los riñones, aunque se toma su tiempo: los síntomas pueden tardar en manifestarse
hasta 17 días.
Si usted ha tenido la mala suerte de comer esas setas, al cabo de unos días empezará a sentirse
enfermo. Además del malestar general y dolor lumbar, sufrirá mucha sed y orinará bastante. Son los
primeros síntomas de que sus riñones están muriendo. Conforme el deterioro vaya avanzando cada vez
orinará menos, hasta que ya no pueda hacerlo (anuria). En el hospital le tratarán los síntomas y
procurarán mantenerlo con vida, pero cabe la posibilidad de que el daño sea irreversible. Puede que
muera, aunque lo más probable es que sobreviva. No obstante, tendrá usted que someterse a diálisis
de por vida o a un trasplante renal.
Los cortinarios no son las únicas setas nefrotóxicas.
Amanita proxima, una amanita blanca con volva amarillenta, posee toxinas
que atacan a los riñones. Son diferentes a la orellanina, pues se trata de aminoácidos similares a
la norleucina. Aunque ha habido casos mortales, sobre todo cuando el daño también se extiende al
hígado, el envenenamiento no es tan grave como el anterior. Después del tratamiento de soporte y
las sesiones de diálisis, se suele restablecer la función renal.
Los casos de intoxicación se deben a que A. proxima puede confundirse con una amanita
comestible similar, A. ovoidea .
Como norma general, es recomendable no consumir amanitas blancas, ya que entre ellas hay especies
muy peligrosas, como las hepatotóxicas A. virosa y A. verna (véase lo dicho en la página
anterior).
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