CLASE SACCHAROMYCETES.
Consta de un único orden (Saccharomycetales), con 88
géneros y más de 900 especies. Incluye a las
levaduras más típicas
(aunque no a todas; las hay que pertenecen a Basidiomycota).
Algunas pueden llegar a
formar micelio, aunque por lo general éste está ausente o poco
desarrollado. No aparecen hifas ascógenas ni ascocarpos. La plasmogamia
ocurre por fusión de células. No entraremos aquí a describir las
características de las 13 familias de este orden.
La identificación de levaduras se realiza mediante pruebas bioquímicas.
Suelen ser saprofitas, y acostumbran a vivir en medios con baja actividad
del agua. En respuesta a estas condiciones pueden producir polioles, proteínas
e incluso sustancias tóxicas. Muchas de ellas viven en ambientes ricos en
azúcares (néctar, exudados vegetales, etc.), y resisten el estrés osmótico.
Por tanto, pueden deteriorar la comida en conserva o en salmuera. Además,
tienen una enorme capacidad de fermentar glúcidos, produciendo alcohol y
CO2. Todos conocemos la importancia
de las levaduras "domesticadas" para la producción de
pan, vino, cerveza,
proteínas, riboflavina, ácido cítrico, enzimas, etc. La especie más conocida es
Saccharomyces cerevisiae,
muy apreciada por su eficacia en la producción
de alcohol (vino, cerveza, e incluso alcohol de quemar) y de
CO2 (para obtener masa de pan). Hay
ciertas especies que se emplean para producir proteínas a partir de desechos
y sustratos baratos. Otras se emplean para obtener bebidas fermentadas a
partir del té (el famoso hongo, curioso remedio curalotodo que hizo furor en
la España de la postguerra; hoy vuelve a popularizarse bajo el nombre de
kombucha)
y diversos mejunjes típicos de la medicina tradicional asiática.
Cosa curiosa: algunas de estas levaduras, denominadas "asesinas"
(killer
yeasts), producen proteínas tóxicas que matan a otras cepas de levaduras
sensibles. El responsable de este carácter letal es un virus ARN de doble cadena.
Distintas cepas de asesinas predominan en distintos nichos ecológicos.
Hay otras levaduras que pueden resultar perjudiciales. Destaca
Candida albicans,
un habitante común de nuestra piel, pero que en personas con el sistema inmunitario
deprimido, o que han sufrido cambios hormonales (enfermos de diabetes, de leucemia
o de SIDA, pacientes de quimioterapia o embarazadas) pueden provocar
candidiasis.
Éstas varían desde relativamente leves (en piel, boca o genitales) hasta mortales.
Por otro lado, hay muchas otras
especies de Candida que no son patógenas, e
incluso resultan útiles (sirven como controladores biológicos, se emplean en la
industria alimentaria, fabrican enzimas, etc.).
Geotrichum candidum
(teleomorfo: Dipodascus), que llega a formar
micelio, es muy corriente en el suelo. Causa una podredumbre amarga en cítricos.
Se controla mediante higiene y procurando no causar heridas a los frutos. Por lo
demás, se ha visto que este hongo puede devorar los discos compactos (CD, DVD)
en entornos tropicales, y es parásito de debilidad en seres humanos.
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